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Prueba y comparativa: zapatillas de interior Muro y Wamba


Todos sabemos los enormes problemas a los que se enfrentan las compañías textiles en España, y entre ellas se encuentran, por supuesto, la industria del calzado. Desde el "desembarco chino" con productos de pésima calidad pero muy baratos, o con productos de marcas de renombre y muy caros (en donde solo pagas la marca, Puma, Lotto, Nike, y muchas otras, más que la calidad) no pocas firmas españolas se han visto obligadas a echar el cierre.

Pero, por fortuna, algunas capean el temporal y siguen ofreciendo productos de una gran calidad y manteniendo su saber hacer desde hace décadas, con la dedicación y experiencia incluso de generaciones.

Prueba "vintage": linterna de petaca de Philips


Seguramente muchos de vosotros recordaréis aquellas linternas cuadradas para pilas de petaca (3R12). Se volvieron muy populares durante los años setenta y ochenta, y eran unas linternas duraderas y muy robustas, gracias a su cuerpo de metal y a la mayoría de componentes (incluyendo el sistema de cierre, una especie de placa "en gancho", como recordaréis, que si con el uso se aflojaba podías volver a apretar) también de metal.

Éste modelo de Philips que traemos hoy a Duraderos.com, la Philips SBC2007, es uno de los últimos herederos de aquellas linternas, cuando Philips comenzaba a sustituir el metal por el plástico de forma masiva en este tipo de productos, y a fabricar en China, aunque el diseño es una clara reminiscencia de aquellos modelos metálicos de antaño.

Conservas Albo: la marca de confianza de toda la vida


Tradicionalmente España fue siempre una gran potencia en materia conservera, con una industria de una alta calidad, muy pujante y variada. La gran extensión de costas y la riqueza marina peninsular tuvo, por supuesto, mucho que ver a la hora de favorecer el desarrollo de ese tipo de industria alimentaria. Principalmente la zona del norte y del levante han mantenido una extensa tradición conservera, que se remonta a siglos atrás.

Por desgracia esto se ha ido perdiendo, no solamente por la reducción y/o contaminación de caladeros, sino por la competencia de marcas foráneas y la cada vez más exigente especialización y necesidad de modernización.

Por qué no hay que comprar productos de multinacionales


El aterrizaje a Nestlé del multimillonario inversionista Dan Loeb es una buena ocasión para recordar cómo operan este tipo de compañías. Reduciéndolo a lo más básico, y para que todos nos entendamos, cuando adquieres un producto, por ejemplo un chocolate Cibeles, sabes más o menos a dónde se dirige tu dinero y a manos de quién va, y lo mismo ocurre con otras marcas, como Zahor. Aunque por desgracia eso es lo menos habitual y antes, con fábricas como La Herminia (en alimentación) o IKE (en textil, con camisas que eran famosas por su durabilidad) era más fácil saber en qué invertían nuestro dinero: en su producto.

Sin embargo, cuando adquirimos un artículo a una multinacional (Nestlé, Coca-Cola, Adidas, Reebok, y podría continuar casi hasta el infinito) nuestro dinero acaba en unos dividendos que se reparten multimillonarios inversores que, por lo general, se esconden tras firmas de inversión, y cuyo principal fin es repartirse los beneficios. La mayoría ni sienten la firma, y muchos de ellos ni siquiera saben qué fabrican, solamente les interesan los cheques que llegan a su nombre.

Productos con abusivos márgenes de beneficio


A veces cuando adquirimos artículos al por menor somos conscientes, y asumimos, que tenemos que pagar un precio ligeramente más alto, que le pone el minorista para su propio beneficio. Aunque ese precio suele ser elevado si tenemos en cuenta el porcentaje de intermediarios, normalmente no lo es escandalosamente, pero hay artículos donde sí podemos darnos cuenta del enorme beneficio que obtiene un minorista.Y uno de esos artículos son los fósforos o, como se las conoce comúnmente, las cerillas.

Habitualmente suelo llevar conmigo una caja de cerillas de las pequeñas, de las más pequeñas, que solía adquirir en el supermercado. Pero recordé que, hace ya muchos años, en los tiempos en donde fumar era la moda y si no lo hacías casi que uno era "el bicho raro", la excepción, se comercializaban para los fumadores que preferían cerillas unos modelos de las cajas pequeñas con distintos motivos. La verdad es que eran cajas muy bonitas, que se podían incluso coleccionar, y algunas con estética que recordaban a las de los sellos. Decidí acercarme a algunos estancos a preguntar, ya que, suponía, una caja de cerillas de las más pequeñas no deberían ser caras.

Yumas Split, las zapatillas ideales para salir a dar una "vuelta"


Ahora que estamos en plena primavera, quería traeros a Duraderos.com unas zapatillas aptas para un "entre-tiempo", para esos días en que ni hace frío ni calor, para esos días de lluvia repentina que te sorprende en mitad de la nada, y que tuvieran buenos acabados, una buena sustentación y, además, fueran acogedoras. ¿A quién acudir, pues? Por supuesto, a la marca con la que me he sentido siempre mejor tratado: Yumas. Además, con Yumas te aseguras poder encontrar unas zapatillas buenas sin tener que arruinarte o empeñar el mes por ello y, a la par, sin el peligro de acabar con un producto que no me durase ni una semana, como ocurre con muchas de las marcas blancas.

Confieso que al principio tenía mis reparos con las Yumas Split, pero al verlas de cerca y sentirlas en mis manos todo cambió. El dibujo de la suela, esa especie de "ventosas", me resultaba enormemente llamativo. Además, es muy parecido al que tienen las míticas Galaxia de Yumas, lo que es muestra suficiente ya de por sí de lo acertado de ese diseño: si lo tienen las Galaxia, tiene que ser bueno. No hay otra.

El Centro de Atención al Cliente de Movistar, de pago


No se si lo que hacen es legal, supongo que lo que intentan es sacar dinero de donde sea, y puesto que llamar al CRC (Centro de Relación con el Cliente) o al SAT (Servicio de Atención Técnica) de un operador de telefonía es una de las cosas que casi seguro tendremos que hacer en alguna ocasión, qué mejor que ponerlo pagando. Eso debieron pensar en Movistar, y me sorprendió bastante dos cosas: la primera es que, llamando a su "antiguo" CRC (el 609), ahora lo han llenado de IVRs (voces pregrababadas). Te enfrentas a respuestas "enlatadas" para todo, de hecho creo recordar que tienen hasta cuatro filtros para llamar (antes tenían solo uno), es decir: llamas, un IVR te deriva a otro, a otro, y así hasta cuatro grados. Al final, si lo que quieres (o lo que necesitas) es hablar con un agente (un "comercial"), te indican que llames a un número de tarificación especial: el 224430.

Éste número no es gratis. A día de hoy tiene un precio de establecimiento de llamada de 20 céntimos, y de 6 céntimos/minuto, es poco, pero haced una simple suposición mental con las miles de llamadas que reciben al día, y os daréis cuenta del enorme beneficio que obtiene Movistar con ese cambio. Supongo que, si nadie dice nada ni se lo impide, las demás operadoras seguirán sus mismos pasos.

200.000 $ vale la vida humana, según Ford


Ford le pidió a la administración norteamericana (el NHTSA) que le informara sobre cual era el valor de la vida humana. El motivo era averiguar si compensaba reparar su modelo Pinto, o dejarlo con los fallos de seguridad y hacer frente a las indemnizaciones. Aproximadamente 200.000 dólares, calcularon, era lo que valía una vida humana.

Ocurrió en 1972, es cierto, pero eso nos da una pista sobre a qué extremos son capaces de llegar las multinacionales del motor. Ya lo hemos visto hace poco con el Volkswagengate y, por desgracia, no será la última.

El ejemplo de los encendedores piezoeléctricos


Aunque ahora no esté bien visto y marcas como Casio casi ni lo mencionen al contar su historia "oficial", ya sabéis que los japoneses hermanos Kashio empezaron a obtener el capital necesario para sufragar los gastos de los inventos que vendrían después, fabricando productos para fumadores. Durante los años ochenta, en el que las multinacionales del tabaco obtenían ingentes cantidades de dinero en forma de beneficios, -fumar seguía siendo la norma, socialmente aceptada e incluso favorecida y animada-, Casio continuaba ofreciendo artículos para fumadores, y dado que presumía de ser -y lo era- una compañía tecnológicamente puntera, ofrecía esos artículos también recurriendo a lo último en tecnología de la época. Y un ejemplo de esto lo eran los encendedores piezoeléctricos.

La presencia en el mercado actual de este tipo de encendedores -tecnológicamente más avanzados- es, sin embargo, casi testimonial. Los encendedores piezoeléctricos no tenían una piedra para chispas que sustituir, por lo tanto podrían funcionar casi ilimitadamente -en la práctica no es así, claro-. Pero el principal problema era otro: aparte de ser al principio más caros, su combustible -el gas- sí había que sustituirlo. Y cuando acababas ese gas, la mayoría acababan tirando a la basura el encendedor entero, porque son tan baratos que un encendedor genérico actual no compensa recargarlo.

Básculas comerciales Roch


De pequeño siempre me parecía un momento especial, cuando acompañaba a mi madre a comprar a alguna de las tiendas del pueblo, el que acontecía al llegar la hora de pesar la mercancía (frutas, productos de charcutería, pescadería...) por la báscula. Me quedaba observando aquel "extraño artilugio" que era la báscula, y sería ese aparato el juez imparcial que diría el precio a pagar dependiendo del peso. Como si fuera el fallo de un magistrado, se producía un breve silencio mientras el tendero colocaba la mercancía en la báscula para pesarla. Y yo veía con expectación a la aguja moverse durante un breve espacio de tiempo, y casi como había surgido, el encantamiento se iba y el silencio se rompía al grito del vendedor (o vendedora): "¡trescientos cincuenta gramos!", o: "¡seiscientos gramos!".

Cómo había conseguido descifrar en tan corto tiempo el movimiento rápido y felino de la enorme aguja marcadora era para mí aún todo un misterio.

Señoras y señores, con ustedes el último invento obsolescente (y muy mal programado)


Si alguien es un ejemplo icónico y atroz de la más pura obsolescencia programada (y de nuestro tiempo, solo hay que ver las ventas que tiene) es el iPhone y, en general, la mayoría de productos de Apple. Persiguiendo el diseño y la apariencia "por encima de todo" (incluso a veces de la funcionalidad) el Apple con su reloj, su tablet, su smartphone y su reproductor multimedia ha llevado hasta el extremo la filosofía del "usar y tirar", de la basura y del consumismo. Fueron ellos los primeros en popularizar baterías que no podían sustituirse, periféricos solo compatibles con ellos solos, y una larga lista de "bondades" que ha entusiasmado al público -no se por qué... bueno, sí, por marketing- y que ha hecho que la envidia, ese deporte mundial, sea el primer motivo y garante del éxito. Del éxito y de los beneficios para ellos, claro, porque tener un Apple (watch, móvil u ordenador) da "categoría", eres "cool" si lo tienes, y demuestras a todos que te mueves en la clase alta social (aunque lo hayas tenido que pagar a plazos y vender a tus hijos para conseguirlo, da lo mismo).

Por eso no es extraño que Apple sea asimismo uno de los mayores defensores e impulsores del USB-C o USB de tipo C. Si el puerto USB que llevamos usando desde los noventa ya estaba suficientemente probado y parecía tener una más o menos estabilidad (aunque últimamente aparecían más y más variantes de micro-USB, mini-USB y similares), parece que han visto que han llegado al tope de beneficios con ellos y los lobbies de la industria (el USB Implementers Forum) se han puesto de acuerdo para que sustituyamos cables, periférico y dispositivos, y así sigamos alimentando al monstruo del consumismo aunque nuestro periférico, dispositivo o cable funcione todavía perfectamente.

Nos controlan como a ratas de laboratorio


Tengo una amiga con la cual converso muy habitualmente porque está pasando un mal momento. Ella siempre había tenido un carácter muy despierto y temperamental, salías a la calle con ella y entraba en establecimientos comerciales sin parar -y en las populares tiendas del "todo a 1 euro"- a mirar, buscar, revolver entre adornos que le encantaban, especialmente muñecas y muñecos, que colecciona.

Desde hace unos años para acá todo se le ha torcido: uno de sus mayores apoyos, los padres de su marido, fallecieron con sólo seis meses de diferencia. Debido a ello tuvieron que dejar la casa donde vivían e irse de alquiler a un mini-apartamento por el que pagan un precio astronómico ya que su propietario abusa aprovechándose de su desgracia sabiendo que en pocos alquileres les iban a admitir en su situación. Porque, para más desastre, su marido se ha quedado en paro -lleva casi tres años- y no tiene visos de que la cosa vaya a cambiar.

La vulnerabilidad de los ordenadores actuales


Una amiga me escribía hace poco para pedirme consejo sobre un malware que la estaba preocupando seriamente y que le llevaba por la calle de la amargura. Precisamente se había comprado un Mac para evitar ese tipo de problemas, porque le habían dicho que es un sistema "imposible de infectar" con un virus, y resulta que ya era la segunda vez que tenía que llevar su ordenador para que se lo limpiaran.

La aparición de complejas tecnologías de scripts, de extensiones en los navegadores y de programas de todo tipo que interactúan con quién sabe qué en infinidad de servidores "en la nube" ha hecho que aunque tu sistema operativo sea el mejor y más estable del mundo, no quiera decir que sea el más seguro. Las transacciones por Internet, la privacidad de cuentas bancarias, de correo y personales de todo tipo, están hoy más amenazadas que nunca. Mucho más que en aquellos años en los que, a lo más que se podía llegar era a una página web con html puro y herramientas CGI del lado del servidor.

Mochilas de Adidas: una marca famosa no es siempre lo mejor


Un claro ejemplo de que una misma marca puede ofrecernos buenísimos productos de un tipo, y otros de pésima calidad en otro, lo podemos dejar evidente en el ejemplo que os voy a poner.

Si hace un tiempo hablábamos sobre la extraordinaria calidad de los modelos Merlin de Adidas (ojo: que no todos los modelos de gafas de ese fabricante están construidos de la misma forma, otros sí incorporan partes de goma blanda que con el tiempo se deshacen), hoy vamos a hacer hincapié en todo lo contrario: sus mochilas.

De nuevo Zara y Asos en el punto de mira del trabajo esclavista


En este mundo en que vivimos, o mejor en esta sociedad, no importa lo que vendas sino la marca. Lo que tiene realmente valor es algo tan intangible como la marca. Por eso hay marcas que venden ropa sin tener ni una sola fábrica propia, marcas que venden refrescos (Red Bull), sin tener una fábrica, o marcas que venden relojes (Nowley, Marea, y tantas otras), sin disponer de ninguna industria. Simplemente estampan su logo en el producto y lo revenden a veces al doble, triple o más de su precio original al que ellos lo han adquirido.

Lo peor de todo es cuando se les llena la boca asegurando y reafirmando que toda su cadena de producción no emplea trabajo esclavo, y sin embargo constantemente, una y otra vez, se les pilla "con el carrito de los helados".

Bastones y paraguas Carballo


Pocas tiendas quedan que sobrevivan fabricando bastones y paraguas en España. Tras la masificación asiática, con bastones a cinco o diez euros, y paraguas a diez o doce euros, muchos no entienden cómo puede pagarse por un bastón alrededor de cuarenta euros, o en un paraguas más de cincuenta. El secreto no es otro que la calidad. Y, por supuesto, el saber hacer, unos buenos materiales y unos salarios dignos, y no de supervivencia.

Marcas como la italiana Perletti (líder en venta de paraguas en Europa, que remarca a muchísimas firmas del mundo de la moda -de hecho, muy probablemente tu paraguas publicitario de colonia o deporte proceda de ellos-) tuvieron que emitir un comunicado avisando de que en sus productos no participaba mano de obra infantil. Pero qué mas da. Producidos a granel por esclavos en China y el sudeste asiático, sus paraguas tienen precios de risa, aunque otros son mucho más caros porque lo que pagas -irónicamente- es llevar un logo de una marca publicitaria.

Para que lo veas en perspectiva


Todo el mundo sabe que casi todo lo que adquirimos hoy día viene de China, sobre todo objetos baratos, objetos de usar y tirar, útiles de lo más variopinto, desde tecnología hasta muebles, pasando por automóviles, productos manufacturados o juguetes. En China es también donde se ha trasladado buena parte de nuestra industria, elementos de todo tipo y componentes de todas clases.

Pero todo eso a veces nos suena tan repetido y tan lejano que pierde buena parte de su significado, ya casi lo vemos como algo normal. Que países asiáticos como China, Corea o Japón se hayan posicionado como el motor industrial ya lo tenemos asumido. Quizá porque no lo vemos en perspectiva. Por eso una imagen -un vídeo en este caso- vale más que mil palabras, y puede abrirle los ojos a muchos para que vean lo que realmente supone todo esto.

Habla "la cara oculta" de G-Shock


Aunque la mayoría (debido a que es el seleccionado por Casio para hacerlo) conoce a Kikuo Ibe por ser el creador de los G-Shock, en el proyecto que materializaría al primer DW-5000 participaron más personas, y uno de los que normalmente son más olvidados (por elección personal o por elección de Casio, a saber) es Yuichi Masuda, que actualmente ocupa el puesto de jefe ejecutivo de Casio en Japón.

Tras G-Shock, Masuda fue responsable de la creación de otras marcas como Pro Trek, y de reforzar DataBank, siempre con la idea de que la tecnología debería servir para satisfacer las necesidades del consumidor.