Mostrando entradas con la etiqueta marcas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta marcas. Mostrar todas las entradas

Marcas que no quieren dar la cara


A pesar de todos los años que llevo en páginas especializadas, probando todo tipo de productos de consumo, aún me sorprende la cantidad de marcas y fabricantes que se ocultan, que no quieren dar la cara, y que evitan responder a tus consultas, e-mails o comentarios. Lo más triste es que son marcas de todo tipo y de todos los ámbitos, tanto españolas como multinacionales, tanto fabricantes como remarcadores. Desde BH descubriéndoles su tinglado con las bicicletas que comercializaban simulando ser modelos de gama superior, hasta Nestlé. Desde productos de electrónica hasta de alimentación, pasando por juguetes, tiendas...

En todo este periplo me he encontrado de todo: tiendas que te amenazan y te insultan si los criticas, firmas de renombre que dicen no querer saber de ti pero al minuto siguiente se ponen a seguirte en las redes sociales...

Todo ha cambiado para no cambiar nada


Antiguamente acudía a las tiendas para comprar cintas de casette. Luego, hacía lo mismo con los disquettes, yendo a una pequeña tienda donde tenían una de las mejores marcas y más competitiva en calidad/precio (hoy la marca sigue existiendo, pero en manos de otra compañía y sus productos son muy defectuosos). Hoy voy a por pendrives o memorias USB. Al final, lo único que ha cambiado son mis años, y que los precios son mucho más caros.

Pero bueno, sí es verdad que han cambiado detalles que puede que pasen desapercibidos a los jóvenes clientes de ahora. Porque hoy hay menos tiendas, estos productos tienden más a adquirirse por Internet y, además, su calidad, por lo general, es peor. Difícil es encontrar uno de estos dispositivos de grabación que esté hecho en Alemania (como los antiguos Basf), en Holanda (como las antiguas PDM), o en algún otro país europeo.

Marcas curiosas (e interesantes) que han desaparecido


Últimamente estoy necesitando bastante marcas para algunos relatos en los que estoy trabajando, de manera que he decidido dejar un poco de lado marcas actuales y utilizar, a veces, antiguas, especialmente que ya no existan. Aprovechando este esfuerzo de documentación, y como he visto que algunas son muy interesantes, he decidido publicaros algunas de las firmas - de todo tipo - que han existido, y que en su momento eran, en ocasiones, firmas de renombrada fama.

Antes de entrar en detalles tengo que aclarar algunas cuestiones. Algunas marcas no existen ya en nuestro mercado, pero por ejemplo sí existen todavía en otros. Este es el caso de la popular bebida refrescante Mirinda, la cual fue muy famosa durante los años 50, 60 y 70, pero que tras la llegada de Pepsico y adquirirla, con el fin de potenciar su otra marca Kas, y competir con Fanta - de Coca-Cola - decidió eliminarla de nuestro mercado. Sin embargo, Mirinda sigue estando presente en otras naciones - y con algunos sabores exóticos y bastante éxito, por cierto -. Un caso similar ocurre con Cola-Cao y Phoscao, la segunda más famosa que la primera, pero que tras la llegada de Nutrexpa decidió acabar con Phoscao (más antigua que Cola-Cao, aunque ellos digan que no) en detrimento de su propia marca.

¿Dónde están las míticas marcas de tecnología?


Wikio, Meizu, Maze... La mayoría no te sonarán de nada, son marcas que nos las conoce "ni su madre". En efecto, todas son marcas chinas, todas venden tecnología "basura". Ante este panorama uno se pregunta dónde están las marcas europeas y norteamericanas de primer nivel, aquellas que estaban a la vanguardia en productos tecnológicos, marcas como Telefunken, Grundig, Siemens, Thomson...

Marcas que hacían productos duraderos, que encandilaban a propios y extraños.

La sinrazón de seguir comprando productos chinos


Durante estas semanas que he estado dedicándome a un nuevo proyecto editorial, he ido cayendo en la evidencia de que, en realidad, marcas de renombre en relojería y que tengan detrás unos empleados haciendo un producto artesanal, no hay muchas. Por lo general sabéis que aquí defendemos unos productos que sean consecuentes con el medio ambiente y la sociedad, de lo contrario el legado que estamos dejando a las generaciones futuras es muy peligroso: acabarán todos teniendo que emigrar a países asiáticos, trabajando dieciocho horas al día por un par de dólares a la semana, y viviendo hacinados en cuchitriles. Seamos honestos: cada vez que pisas una tienda "de los chinos", haces una compra el Aliexpress o comprando productos de allí, estás llevándole tu dinero a un chino y quitándoselo a un español. Tal vez te importe un rábano, y tal vez pienses que tus compatriotas se lo tienen merecido, pero puede ser que se lo estés quitando a alguien de tu familia, a tus propios hijos, condenándoles a un futuro en donde el trabajo esclavo y en condiciones infrahumanas esté a la orden del día.

Algunas personas me dicen que yo proclamo todo esto, pero luego tenemos blogs de electrónica donde la mayoría de productos provienen de China. Conviene aclarar eso: que son productos electrónicos. Y trataré de explicar la diferencia intentando no extenderme demasiado.

Cómo la presión ha llevado a que un producto cambie de nombre


No suele ser habitual, pero a veces ocurre. El nombre de un modelo de cualquier producto, pero sobre todo de un coche, suele ser algo muy importante, en el que se invierte mucho dinero y medios, porque tiene que identificar perfectamente lo que ese producto quiere transmitir. Pero cuando esto no sale tan bien, y el nombre lleva a problemas, el fabricante (o la marca que lo comercializa) suele resistirse a cambiarlo.

Pero otras veces la marca obra con lógica y, aunque tarde, hay que reconocerle a Kia su mérito. El fabricante coreano tenía como uno de sus modelos más famosos y exitosos del segmento C (utilitarios por encima de los compactos medios) el Kia cee'd. Este curioso y "molesto" nombre era un quebradero de cabeza constante: a veces se escribía como Cee'd, otras como C'eed, y otras como ceed. Desde hace tiempo algunos decidimos nombrarlo con la lógica más razonable y que debería haber sido la que tendría que haber elegido Kia al traerlo a Europa: "Ceed".

¿Quién maneja nuestras marcas preferidas?


Cuando nos vienen a la memoria marcas como Paredes, Kelme o Crube, tendemos a imaginarnos a nuestros recuerdos de niños con ellas, a nuestra infanca, y a personas que han vivido la historia de la marca desde hace muchos años, que prácticamente de forma constante las han lucido, llevado y usado con orgullo. Pero no, nada más lejos de la realidad.

Toda esa imagen, que se encargan muy bien de publicitar y destacar esas mismas firmas, recurriendo a valores como "retro", "calidad", "duradero", "histórico" (e incluso "mítico", en el caso de Paredes, casi nada...), es simplemente eso: imagen. Una cortina de humo. Puro escaparate. Normalmente los dueños de esas marcas solo se dedican a contar las ganancias y a cuantificar ventas, de todo lo demás hace tiempo que "pasaron del tema". Detrás de esas marcas se esconden empresas de marketing y de imagen, que se encargan de que te creas lo que no son mas que ficticias realidades en tu imaginación, que se dedican al cacareado "social branding" y similar, en aras de hacerte creer que son las marcas de toda la vida. Las mismas que conociste en tu infancia e incluso las mismas que conocieron tus padres. Pero no.

Por qué no hay que comprar productos de multinacionales


El aterrizaje a Nestlé del multimillonario inversionista Dan Loeb es una buena ocasión para recordar cómo operan este tipo de compañías. Reduciéndolo a lo más básico, y para que todos nos entendamos, cuando adquieres un producto, por ejemplo un chocolate Cibeles, sabes más o menos a dónde se dirige tu dinero y a manos de quién va, y lo mismo ocurre con otras marcas, como Zahor. Aunque por desgracia eso es lo menos habitual y antes, con fábricas como La Herminia (en alimentación) o IKE (en textil, con camisas que eran famosas por su durabilidad) era más fácil saber en qué invertían nuestro dinero: en su producto.

Sin embargo, cuando adquirimos un artículo a una multinacional (Nestlé, Coca-Cola, Adidas, Reebok, y podría continuar casi hasta el infinito) nuestro dinero acaba en unos dividendos que se reparten multimillonarios inversores que, por lo general, se esconden tras firmas de inversión, y cuyo principal fin es repartirse los beneficios. La mayoría ni sienten la firma, y muchos de ellos ni siquiera saben qué fabrican, solamente les interesan los cheques que llegan a su nombre.