Ford le pidió a la administración norteamericana (el NHTSA) que le informara sobre cual era el valor de la vida humana. El motivo era averiguar si compensaba reparar su modelo Pinto, o dejarlo con los fallos de seguridad y hacer frente a las indemnizaciones. Aproximadamente 200.000 dólares, calcularon, era lo que valía una vida humana.
Ocurrió en 1972, es cierto, pero eso nos da una pista sobre a qué extremos son capaces de llegar las multinacionales del motor. Ya lo hemos visto hace poco con el Volkswagengate y, por desgracia, no será la última.
Parte de esos argumentos lo expuso hace un tiempo Álvaro Sauras, director técnico de Autofácil, en un vídeo respecto a los coches eléctricos que lleva por título "La idiotez del coche eléctrico" y el cual no tiene pérdida, por lo que os recomiendo que lo veáis (y lo digiráis) pausadamente, si no lo habéis visto ya. En él se explican por qué tantos impedimentos al coche eléctrico cuando podría haber sido una realidad desde hace mucho, y de una forma amena y muy clara, nos deja ver un poco de los muchos intereses creados tras la industria automotriz.
El coche eléctrico es el futuro, y un futuro inevitable. Por desgracia, muchos intentan con todos sus medios que ese futuro no llegue nunca.
| Redacción: Duraderos.com / Duraderos.blogspot.com
Estos empresarios son los nuevos gurús del Siglo XXI, los que se creen que los seres humanos no son más que una extensión de su modelo de negocio.
ResponderEliminar