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El auténtico logro de las redes sociales


Quiero que hagas un pequeño ejercicio de imaginación, por favor. Imagina que existe una empresa de zapatillas, por ejemplo, "Tomasa", cuyo cometido es ese: vender zapatillas. Imagínate que vas un día por la calle, y en la furgoneta del albañil de barrio o del manitas, ves escrito: "Reparaciones Manolín", y debajo: "Uso zapatillas Tomasa". Te parecería increíble, ¿verdad?

Bueno, puede que Manolín sea un adicto y tan admirador de esas zapatillas, que le guste difundirlas para que todos las compren. O puede que su mujer sea la dueña de las zapatillas Tomasa, quién sabe. Pero resulta que luego vas al supermercado, y ves en la puerta: "Compra zapatillas Tomasa". Te quedarías a cuadros. Pues más aún cuando en la bolsa de patatas fritas que compres, te ponga un mensaje diciendo: "Usa zapatillas Tomasa", y al lado el logo de la "T", de "Tomasa". Y así en toda una retahíla interminable de objetos de uso diario: jabón, bebidas, camisetas, afeitadoras... ¡Hasta en los cuadernos o en el material escolar que vayas a comprar para tus hijos! ¡Incluso en la farmacia, o en la caja de medicamentos, te dirán que uses zapatillas "Tomasa"!

Los problemas de buscar información fiable por Internet


Me gusta la tapioca. No es que sea adicto a este alimento ni nada parecido, pero me agrada en cierta forma. Sin embargo, nunca me había preocupado por sus virtudes alimenticias, pero he aquí que, hablando con un amigo sobre su consumo, decido investigar un poco.

Siempre dicen que en Internet tienes que tener mucho cuidado con lo que lees, sobre todo en materia alimenticia y de salud, porque puedes encontrarte cosas ciertas, medio-ciertas, o auténticas salvajadas y mentiras. Esto es lo que me ha ocurrido en mi investigación de la tapioca que, al final, no me ha aclarado nada y estoy como al principio (o peor).

No respondas a este correo


Con el correo antiguo, el conocido como "correo caracol", solía ocurrir que a veces el cartero depositaba en tu buzón (o echaba bajo la puerta de tu casa, que antes solía pasar, sobre todo en pueblos) una carta equivocada. No pasaba casi nunca nada, porque la mayoría de las veces era para tu vecino o de alguien conocido y entonces, cuando salías a la calle, aprovechabas e ibas y la dejabas en el buzón correcto.

Sólo en muy pocas ocasiones pudiera ocurrir que no conocieses al destinatario, y entonces se la devolvías al cartero haciéndole mención a su equivocación, y él mismo solucionaba el problema. Más tarde o más temprano, en suma, la carta llegaba a su destino.

Comparativa: filtros ADSL de Telefónica-Movistar


Dado que he podido reunir los primeros filtros para línea ADSL con wi-fi (los que ofrecían en Telefónica a mediados de la década pasada, cuando empezaron a distribuir wifi) con los últimos que, ya bajo la denominación Movistar, la firma española ofrece en su "home station ADSL", he decidido hacer una pequeña comparativa viendo lo mucho que ha cambiado este servicio en los últimos diez años.

Lo primero que llama la atención es que su kit ADSL actual con wifi es un poco "para tontos". Mientras el primero te permitían configurar todos los parámetros (incluso tenías que poner las DNS manualmente), en el último llega precargado de fábrica. Es más, hace unos años la configuración se realizaba a través del portal Alejandra, dándoles más control a Movistar. En los últimos años (al menos en algunos routers) ya se puede de la forma más lógica, o sea: la de toda la vida, accediendo a la configuración del módem-router ADSL de Movistar desde el navegador (192.168.1.1) y con la clave y usuario por defecto (1234 en ambos caso). En algunos casos (como en los Telecom BHS-RTA) puede ser necesario reiniciar el router a los parámetros por defecto antes de hacerlo (mantener pulsado durante unos diez segundos el agujerito de "reset" de la parte posterior del módem-router, con un objeto punzando -la punta de un bolígrafo-).

¿Ocupa más espacio una imagen en color que en blanco y negro?


La respuesta parece obvia, pero cuidado: no siempre lo ocupa.

Yo, que estoy acosumbrado al tratamiento de imágenes, me ha sorprendido leer en algunos sitios que existen extensiones para navegadores de ahorro de ancho de banda (supuestamente para reducir el consumo de datos en planes de pago de conexión a internet) entre cuyas opciones se encuentran, además de compresión de datos, reducción de código (mas que nada eliminar Javascrit y volver a HTML plano..., parece absurdo que mientras los desarrolladores y diseñadores de portales hagan las webs más pesadas, los usuarios tengamos que esforzarnos luego por quitarles esa "basura" que les ponen y aligerarlas...) y demás opciones, la posibilidad de cargar las imágenes en blanco y negro o en tonos de grises.

¿Estamos saturados de información?


Mientras iba buscando información sobre la Green Cola, me llamó la atención un hecho muy curioso: en los primeros puestos de los buscadores había muchísimas páginas hablando de ella, pero todas, básicamente, decían lo mismo. Repetían lo mismo que decía el fabricante en su campaña o en sus notas de prensa, o en las notas de agencia. Una tras otra, página tras página, site tras site y portal tras portal, iban dando la misma información, cambiando -seguramente por cuestiones de SEO- alguna palabra aquí o allá, alguna frase aquí o allá...

Me llamó la atención que entre todas esas páginas había algunas -que conozco muy bien- que lo único que aportan es contenido estratégicamente situado para aparecer en los primeros sitios, con técnicas más o menos depuradas. Ninguno de esos sitios aportaba realmente algo de valor, algo que no fuera lo que ya se había contado, en definitiva: algo que cualquiera no pudiera haber leído dirigiéndose a la campaña del propio fabricante.

La importancia de una buena review


Buscando entre zapatillas de Paredes, me he dado cuenta de algo curioso: si en el buscador de Google ponemos su modelo "Paredes Ecology", vemos que entre los casi 395.000 resultados, ni más ni menos, quien aparece en primer lugar es el blog de Guti y su review sobre las Ecology Serraje. El caso es que, si seguimos buscando, el siguiente link en aparecer que no sea una tienda es este mismo blog, en el análisis que realizamos en su día sobre ese modelo. Resulta llamativo que ambos resultados aparezcan incluso por encima de las tiendas más populares, e incluso por encima de las mismas páginas oficiales de la marca.

Algo similar ocurre con Yumas, cuya review que realizamos en Duraderos aparece también en la primera página de Google.

El Centro de Atención al Cliente de Movistar, de pago


No se si lo que hacen es legal, supongo que lo que intentan es sacar dinero de donde sea, y puesto que llamar al CRC (Centro de Relación con el Cliente) o al SAT (Servicio de Atención Técnica) de un operador de telefonía es una de las cosas que casi seguro tendremos que hacer en alguna ocasión, qué mejor que ponerlo pagando. Eso debieron pensar en Movistar, y me sorprendió bastante dos cosas: la primera es que, llamando a su "antiguo" CRC (el 609), ahora lo han llenado de IVRs (voces pregrababadas). Te enfrentas a respuestas "enlatadas" para todo, de hecho creo recordar que tienen hasta cuatro filtros para llamar (antes tenían solo uno), es decir: llamas, un IVR te deriva a otro, a otro, y así hasta cuatro grados. Al final, si lo que quieres (o lo que necesitas) es hablar con un agente (un "comercial"), te indican que llames a un número de tarificación especial: el 224430.

Éste número no es gratis. A día de hoy tiene un precio de establecimiento de llamada de 20 céntimos, y de 6 céntimos/minuto, es poco, pero haced una simple suposición mental con las miles de llamadas que reciben al día, y os daréis cuenta del enorme beneficio que obtiene Movistar con ese cambio. Supongo que, si nadie dice nada ni se lo impide, las demás operadoras seguirán sus mismos pasos.

El primer router wifi de Telefónica


Corría el año 2005 y Telefónica empezaba a ofrecer servicios de ADSL con tecnología Wifi en un mismo paquete. Por aquel entonces en mi casa -como en tantas otras- para conectarse a internet había que armar un poco "la marimorena". Como la roseta del teléfono se encontraba en el salón (junto al teléfono que en su día, cuando esto de internet no era más que una figuración aún, se instaló), y mi módem y mi ordenador en mi habitación, tenía que desenchufar el teléfono y lanzar un cable RJ-11 a través de todo el pasillo, con la consiguiente molestia para el resto de la familia (que no le encontraban mucho el sentido ni a los ordenadores ni a internet) y, encima, la anulación del servicio de telefonía mientras estuviera conectado a internet.

Además de las molestias, el trasiego de tanto cable y de poner y quitar hacía que en la ferretería estuvieran de mí hasta el moño de tanto comprar metros y metros de cable telefónico, y aunque las rosetas las cambiaba yo mismo, los cables de conexión de cobre también estaban habitualmente en las últimas.

¿Tus datos personales valen o no valen? Valen justo doce millones de euros


Cuando hablamos de Big Data empresarial muchos nos imaginamos grandes centros de datos de proveedores de Internet en sitios como Silicon Valley o similares. Nada más lejos de la realidad. De hecho, nos atañe bastante como consumidores a ti y a mí. También, cuando hablamos de Google y sus servicios, pensamos que esta compañía es muy altruista porque "todo lo da gratis" (es cierto que antes esos servicios eran pagando, y bastante), creemos que no ganan demasiado por los datos que tú y yo ponemos en sus buscadores, en nuestros perfiles de usuario en Facebook o en Twitter, y en demás sitios personales.

Pero una muestra de lo alejados que estamos de la realidad nos la ha traído hoy la actualidad. En 2014 vio la luz en Alemania Zeotap, una compañía que se dedica a eso: al Big Data. Zeotap es una compañía que no negocia con productos físicos, no tiene industrias, ni fábricas, ni comercio, y aún así genera muchísimos beneficios. ¿Con qué trabajan, pues? Pues negocian con tus datos personales.