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Comparativa: yo-yo abierto y cerrado, y trucos para yo-yo


Aunque el yo-yo lleva generaciones entre nosotros, durante los últimos tiempos ha ido perdiendo protagonismo frente a sus competidores más modernos, no solo los juegos de smartphones y consolas, algo que es obvio, sino también frente a otros juegos "manuales", como el spinner (al cual puede que dediquemos algún reportaje específico). Esto tiene su lado bueno y malo. El lado bueno es que ahora podemos encontrar yo-yos de una calidad notable, a precios muy competitivos. Por otra parte, y como aspecto negativo, es que, a su vez, no son tan fáciles de encontrar como antaño.

El yo-yo es un juguete muy antiguo, tanto que su origen se pierde en la noche de los tiempos. Parece que su término actual proviene de una palabra tagala de Filipinas, que significa "viene-viene". Existen referencias más tempranas, como algunos grabados en revistas antiguas francesas, en donde se ve a una mujer vestida a la moda y con un bandalore (antiguo término francés para yoyo) en su mano. Pero hay también grabados en terracota de alrededor del año 440 de nuestra era, donde se aprecia un niño con yo-yo, por lo que, como se ve, era un artículo de divertimento que abarcaba un poco a todas las edades.

Calculadoras solares o a pilas, ¿cual es mejor?


Yo suelo usar una calculadora a pilas, pero sin embargo, siempre suelo aconsejar una solar. No es una incongruencia, tiene su explicación.

Ayer me "regalaron" una Casio HL-820, ese tipo de calculadoras de bolsillo se hicieron muy populares a principios de siglo, con la introducción de la moneda europea. "¿Qué le ocurre?", pregunté yo, en la creencia de que estaría estropeada.

Como mucha gente sabe de mi afición por Casio, a veces vienen a mis manos los objetos más variados de esa marca, da igual su estado o su antigüedad. En el caso de la HL-820 me dijeron que no le pasaba "nada". En teoría la calculadora estaba perfecta.

Una oportunidad para los fabricantes locales


De todo lo malo que esta catastrófica pandemia nos ha traído, sería de agradecer extraer algo bueno. Una de las cosas es la apuesta por los fabricantes locales. Ya lo decíamos en anteriores ediciones: se hace necesario crear tejido productivo en nuestro país, para no depender tanto de mercados externos.

Una de estas firmas que está dando la cara y ofreciendo su saber hacer son los Cosméticos Sora, una firma española, que aparte de crear diversos artículos de tocador y de belleza, se ha "puesto las pilas" y, ante la necesidad acuciante de productos de higiene y desinfectantes, produce también geles hidroalcohòlicos. Con un precio muy competitivo, sus geles para desinfectar las manos se pueden adquirir en tamaño bolsillo (de 120 ml) o en formato grande con dispensador, de 500 ml. Su poder desinfectante es debido al alcohol, en forma de etanol al 70%. Pero como el alcohol es muy agresivo con las manos, en Sora han tenido la genial idea de añadirle glicerina, un protector natural de la piel que se suele utilizar en jabones como antiséptico, y que además de nutrirla, combate la sequedad y la dermatitis.

Todo lo que necesitas saber sobre los encendedores de plasma


Los encendedores parecían ser ese producto que escapaba un tanto a la tecnología electrónica de hoy. De hecho, los antiguos encendedores a base de chispa, cuyo principio tiene siglos de antigüedad, aún se siguen vendiendo hoy. Lo más nuevo que existía en este tipo de artículos eran los encendedores piezoeléctricos (popularizados en los ochenta) o los encendedores tipo soplete (con tecnología Jet Flame, o Turbo Flame, esta última, incluso, con la posibilidad de cambiarle el color a la llama, caso de los ColorFlame de Prof, que podemos elegir con llamas rojas, verdes o amarillas), que no son más que una evolución de los piezo eléctricos, pensados para ser utilizados con "vaporeadores" y aún bajo viento. También teníamos los encendedores por contacto, que no llegaron a tener mucho éxito, llamados "Igniter" o "iniciadores", que no son más que resistencias eléctricas con el mismo principio de funcionamiento que el de los antiguos encendedores de los automóviles.

Sin embargo los nuevos encendedores de plasma vienen pisando fuerte, y con la intención de cambiar de una vez para siempre el mercado del encendedor. Marcas como Clipper o Zippo ya pueden ir "poniéndose" las pilas (y nunca mejor dicho), porque sus añejos productos puede que tengan las horas contadas.

Cómo envejecen los calcetines Punto Blanco


Llevamos desde hace tiempo probando en Duraderos los calcetines de la firma española Punto Blanco, y hemos creído conveniente volver a traerlos a la actualidad para dar a conocer qué resultado nos han dado.

Hace unos días me encontraba con un señor en unos grandes almacenes, y decidí aprovechar para adquirir calcetines. Él me dijo: "compra los que sean, pero no Punto Blanco". Supe entonces por qué me lo decía. Y es que podríamos calificar a los calcetines de esta marca española como un pequeño desastre. A nada menos que 6 € el par, uno esperaría unos calcetines robustos, duraderos y cómodos. Pero ni lo uno ni lo otro.

Prueba de la estufa de parafina Tectro R 233 TC


Cuando uno se pone a buscar una estufa, en el mercado encuentra multitud de soluciones, variantes y marcas que puede converir esa búsqueda en una tarea ardua y complicada. Sin embargo, en su esencia y a la hora de la verdad, todas ellas se podrían dividir en dos grandes grupos: por el tipo de combustible o energía utilizada, y por el tipo de calor o forma de generar éste.

En lo que a combustible respecta, tenemos las estufas que usan gas (que pueden ser a su vez radiantes, de llama azul o catalíticas), las que usan pellets, y las que usan parafina o queroseno (es lo mismo). Por otro lado, tenemos las estufas u hornillos eléctricos, o los calefactores. Este tipo de elementos calefactores generadores de calor no queman combustible, sino que funcionan mediante una resistencia que se calienta a alta temperatura, y cuya energía la obtiene de la corriente eléctrica. A pesar de que su calor es casi inmediato, limpio y seco, su efíciencia energética es muy escasa (tardan mucho en calentar lugares grandes o ambientes muy fríos) y, además, son muy caras (la factura de electricidad por kilowatio hora no compensa). Solo son aptas y recomendables para calentar algo muy esporádicamente, y por un corto espacio de tiempo, nada más.

Prueba: teclado Microsoft Wired 600


Tras el fiasco del teclado de NGS, no he tenido más remedio que seguir buscando un teclado que fuera lo más robusto, asequible y duradero posible. Antes de empezar con el análisis del Microsoft Wired 600, tengo que añadir algunos detalles más sobre NGS, más que nada para avisar a navegantes y evitarles el mal trago de adquirir dispositivos de esta marca. Una de ellas es que el teclado de NGS empezó a dar fallos en la barra espaciadora. Era raro que con tan pocas semanas de uso un teclado diera fallos de ese tipo, pero así fue. Lo que ocurría era que, cuando pulsabas la barra espaciadora con el pulgar de la mano derecha, no funcionaba. Es decir, un lateral de la barra espaciadora no accionaba el mecanismo de contacto. La solución fue desarmar la tecla y volver a armarla de nuevo, intentando que la alambre hiciera "el rebote" lo mejor posible. No es algo que me pille de nuevas, por cierto: en muchos Logitech también me había ocurrido, así que la solución más o menos me la sabía de memoria.

Sin embargo el principal inconveniente era el borrado de sus teclas. A la "E y la "S" que os contaba el otro día se había unido ahora la "M", la "N", la "V"... Una tragedia monumental. Empezaban "a caer" letras a diestro y siniestro.

Los míticos Rocky de los ochenta


Pocas colecciones mantengo ya. Los relojes los he ido vendiendo, incluso los old-school más carismáticos que tenía, como el F-84. De lápices de colores (que también me encantaban por ser de ese tipo de cosas que mezclan la historia mas nostálgica con la simplicidad) hace mucho tiempo que decidí dejar de comprar y cancelar su búsqueda, tras haber conseguido los de la mayoría de marcas importantes. De pilas (me encantaban las pilas de 1,5 voltios) también dejé de acumularlas: hace muchísimo que no las tengo.

Por necesidad unas veces, otras por decisión personal, dejé de acumular y guardar.

Mi primera calculadora


Eran los años ochenta y mi hermana trabajaba para unos señores que tenían una tienda de electrónica. Era un comercio muy popular en la ciudad, de esos que durante los setenta, y sobre todo los ochenta, experimentaron un gran augue hasta que la llegada de los chinos inundando el mercado con sus productos de usar y tirar, y las continuas quejas por los productos de mala calidad de ese país asiático, acabaron con todo este tipo de negocios.

A veces solían darle algún que otro producto de marketing, y un día llegó a casa con esta pequeña calculadora a pilas. Me la dió, sabiendo mi afición por estas cosas, y lo mucho que había deseado tener por fin una calculadora. He de decir que la calculadora me sirvió de gran utilidad, de hecho llegué a estudiar con ella -en mi casa ni soñar con tener una calculadora científica-, y recuerdo que su pequeña pila (una "G10", V10GA o LR54) le duró muchísimos años. Hace bastante tiempo le retiré la pila y guardé la calculadora.

Ya no será tan fácil adquirir grandes dosis de paracetamol e ibuprofeno


Hace tiempo que venía persiguiendo una solución de paracetamol (utilizado para dolores leves y fiebre, como todo el mundo sabe) que girase en torno a los 400 o 500 mg. Me sorprendió saber que ninguna farmacia servía esas dosis, todas tenían cantidades bestiales de este principio activo: de 600 miligramos hasta el gramo, y ningún laboratorio bajaba de ahí.

Para la mayoría de personas no se necesitan dosis tan elevadas que son, además, peligrosas. De hecho el popular Bisolgrip llegó a distribuir el Bisolgrip Forte con 1 gramo de paracetamol, en detrimento del Bisolgrip "normal" de 500 mg., que llegó a ser muy difícil de encontrar.

Afeitadora portátil Philips PQ206 (200 Series)


Tras treinta años de servicio de mi antigua HS100 de las 100 Series, ya había llegado el momento de darle una más que merecida jubilación. Además, últimamente daba bastantes signos ya de fatiga, el pulsador a veces se aflojaba, y hacía "ruidos raros". Hace unos años Philips lanzó unos bonitos modelos con estética "vintage", eran las HS199 y HS198 (os las añadimos en galerías aparte), pero con lo último de la tecnología. Además, con recarga por USB. Pero esos modelos son hoy imposibles de encontrar. También lanzó, a un precio muy competitivo, de algo menos de 24 €, las 40 Series, como la HQ40. Estas son afeitadoras que han dado un gran resultado (conozco gente con ella que la llevan usando bastantes años), aunque por desgracia, ya están lejos de lo que eran aquellas 100 Series de los ochenta.

En mi caso, yo me incliné por las 200 Series, en concreto por la Philips PQ206, aunque casi sin otra opción. Y digo esto porque - y al menos en España - Philips está descatalogando todas sus afeitadoras portátiles (o, como ellos llaman, "de viaje"), en detrimento de sus afeitadoras de cable o a baterías de última generación, que pueden utilizarse con la cara mojada y que más parece que estés usando una máquina termonuclear que una afeitadora.

¿Tiene sentido en estos tiempos un reloj de cuarzo?


Mientras me ponía esta mañana el reloj mecánico, me preguntaba sobre la ventaja que suponen estos relojes frente a los habituales a pilas, y la falta de sentido, en parte al menos, que es a día de hoy usar relojes de cuarzo. Con la popularización de los smartphones, el que llevemos un reloj no se ha vuelto algo básico ni imprescindible, como antaño. A eso hay que añadir que las pilas, baterías o acumuladores que incorporan ensucian y dañan el planeta (en su fabricación y en su eliminación como material de deshecho), sin ninguna necesidad. Es decir, no es como antiguamente, que solo se podía usar un reloj y no había alternativa, pero ahora sí las hay.

Si a eso añadimos que la mayoría de relojes de cuarzo que se venden, en sus variante analógicas, tienen unas pilas de dos o tres años de duración, la falta de coherencia aumenta. Por un lado, el teléfono móvil ya lo recargamos a diario, y ya enviamos a la basura baterías suficientes con ellos, no es lógico aumentar ese tipo de elementos añadiendo pilas botón como consumibles.

Marcas curiosas (e interesantes) que han desaparecido


Últimamente estoy necesitando bastante marcas para algunos relatos en los que estoy trabajando, de manera que he decidido dejar un poco de lado marcas actuales y utilizar, a veces, antiguas, especialmente que ya no existan. Aprovechando este esfuerzo de documentación, y como he visto que algunas son muy interesantes, he decidido publicaros algunas de las firmas - de todo tipo - que han existido, y que en su momento eran, en ocasiones, firmas de renombrada fama.

Antes de entrar en detalles tengo que aclarar algunas cuestiones. Algunas marcas no existen ya en nuestro mercado, pero por ejemplo sí existen todavía en otros. Este es el caso de la popular bebida refrescante Mirinda, la cual fue muy famosa durante los años 50, 60 y 70, pero que tras la llegada de Pepsico y adquirirla, con el fin de potenciar su otra marca Kas, y competir con Fanta - de Coca-Cola - decidió eliminarla de nuestro mercado. Sin embargo, Mirinda sigue estando presente en otras naciones - y con algunos sabores exóticos y bastante éxito, por cierto -. Un caso similar ocurre con Cola-Cao y Phoscao, la segunda más famosa que la primera, pero que tras la llegada de Nutrexpa decidió acabar con Phoscao (más antigua que Cola-Cao, aunque ellos digan que no) en detrimento de su propia marca.

Mooskys, el simpático snack de Aspil


Aspil es una marca española de aperitivos, una de las pocas que quedan que no ha pasado a manos de una multinacional ni ha desaparecido, porque todo este tipo de productos han dejado de ser lo que eran.

Aperitivos y Extrusionados, la matriz, nace en 1983 en Ribaforada (Navarra), aunque la marca Aspil ya existía en 1979. Tras pasar en 2006 del Grupo Borges a Twin-Screw 2007, en 2017 Aperitivos y Extrusionados S.A.U. (Grupo APEX) se hace con el control de la compañía de nuevo, diríamos en cierta manera que "regresan a casa".

La concienciación sobre una dieta sana, baja en calorías y sin aditivos, ha hecho estragos en todo este tipo de fabricantes, que antes tenían los más varipintos productos. Curiosamente no es así en Estados Unidos, donde siguen campando a sus anchas alrededor de toda esa "comida basura" tan habitual en los yankees.

Prueba: linterna dinamo de TechLight


No os resulte extraño que haya decidido hacer un nuevo post de linternas en Duraderos. Las linternas eran, junto con los receptores de radio, uno de los artículos que podríamos considerar "tecnológicos" que probablemente más nos entusiasmaban en la infancia, antes de la popularización de los ordenadores, smartphones, y similares. Conviene tener en cuenta que en aquellos años (sesenta, setenta..., antes de todo esto de lo que os estoy hablando) la tecnología de la que disponíamos los "mortales comunes" al alcance de nuestros bolsillos era muy poca: las calculadoras acababan de aparecer y eran muy caras, los móviles, por supuesto, solo eran reales en novelas de ciencia-ficción (y tampoco en muchas), y hasta los televisores eran, en su mayoría, en blanco y negro todavía.

Como alternativa a la linterna de Ledlites (Zweibrüder Optoelectronics) que probamos hace algún tiempo, y sin salir de las variantes de bolsillo, una opción muy a considerar - por ser más ecológicas - son las que poseen dinamo. En realidad funcionan con una pequeña batería, que en teoría es su punto más débil, pero en la practica, como veremos, no es solo así.

Así es una "Ligth box", "la caja de luz"


Probablemente muchos de vosotros habréis visto en algunas tiendas esos curiosos paneles luminosos con letras, un poco al estilo de los relojes "de persiana" (más conocidos como "relojes flip"), pero pudiendo personalizar los paneles. Resulta un adorno bastante atractivo cuando queremos hacer referencia a algo especial, bien sea un producto, o una ocasión (o fecha).

Existen diversas variantes según el fabricante, y la que os mostramos aquí es la realizada por Zebra, de origen chino. Es una caja luminosa que podemos adquirir en tres tamaños: una compacta, la media (que veis en las imágenes), y un tamaño grande.

El sonido de un reloj


Por las mañanas cuando voy a la Iglesia se suele sentar delante de mí un anciano, de pelo cano y que sigue la Santa Misa en silencio. Al principio notaba que, cuando él se arrodillaba al llegar, emergía un sonido muy característico e inconfundible, proveniente de su muñeca: el tic-tac de un reloj de cuerda. Debe ser por nuestra posición, que dirige el sonido directamente a mis oídos, porque cuando se sienta el anciano ya no se escucha. Nunca solía agradarme el sonido de la maquinaria de esos relojes, pero admito que en esos momentos me resulta sumamente agradable, como si escucharas una voz familiar. Aún así, prefiero ese constante "tic-tac" que el "tuk...., tuk...," anodino e imprevisible de las agujas de los analógicos de cuarzo. Al ser casi constante, el tic-tac es más "digerible".

Ya apenas se escucha hoy ese mecánico sonido, es uno más de los que están desapareciendo, y ha sido sustituido por el estridente y soporífero sonido de las tonos de llamadas de los smartphones que nos sobresaltan por todas partes.

¿Llevan rubíes los relojes a pilas?


Más de una vez os habréis fijado (sobre todo en los modelos antiguos) cómo algunos relojes analógicos de cuarzo llevan marcado en su módulo la leyenda: "no jewels" ("sin rubíes"), mientras que, históricamente, los buenos relojes mecánicos se clasificaban incluso por el uso de estas piedras preciosas (cuanto más rubíes tuviese un calibre, era -casi siempre- sinónimo de un mejor calibre y mayor duración de éste). Se explicaba que los relojes de cuarzo no llevasen rubíes en que no los necesitaban, al ser su movimiento electrónico.

Pero esto no es del todo cierto. El otro día veía el bonito módulo del Junghans Meister Mega, que es un reloj de cuarzo, con un llamativo rubí que destacaba entre tanta circuitería. Entonces, ¿por qué los buenos relojes de cuarzo sí llevan rubíes? ¿Por estética? ¿Para encarecer el producto? Obviamente no.

Lo mecánico frente a lo eléctrico


El auge de los automóviles híbridos, eléctricos y con combustibles alternativos a vuelto a traer a la actualidad el recuerdo de la confrontación y rivalidad existente a principios del siglo pasado, en donde tres tecnologías (la eléctrica, la de vapor y la de combustión interna, con la gasolina principalmente) pugnaban por el privilegio de imponerse y ser la fuerza motriz que moviera el mundo.

La energía a vapor tenía bastantes ventajas: cualquier cosa se podía quemar en su caldera (obviamente, mejor elementos con un alto poder calorifico), su enorme par motor hacía innecesario el uso de marchas y, tras adquirir la presión debida en la caldera, el único elemento a desechar era el vapor de agua.

Un mundo sin relojes... Ni relojeros


Siempre uso zapatillas, pero en una ocasión decidí cambiarme a unos náuticos. Al principio me resultaban tan incómodos, duros y molestos, que los dejé abandonados en un rincón. Muchos meses después volví a ellos, me costó algunos días adaptarme, pero tras algunos paseos molestos y unas pocas heridas en los pies, el cuero acabó adoptando la forma de mi pie hasta conseguir transformarlos en un calzado tan cómodo como un guante. Tal es así que, para mi sorpresa, los usé hasta que no pudieron dar más de sí y rompieron por todos lados.

Algo parecido ocurre con la relojería. Si observas un poco, te darás cuenta de que cada vez más gente mayor, ancianos incluso, han sustituido los relojes convencionales por las bandas o pulseras deportivas ("smartband"). Tras una primera más o menos dura o larga adaptación, no pueden desprenderse de ellas: les informan de su ritmo cardiaco, sus movimientos diarios, incluso de lo bien (o mal) que han pasado la noche. Por supuesto también tienen hora y calendario.