Los encendedores parecían ser ese producto que escapaba un tanto a la tecnología electrónica de hoy. De hecho, los antiguos encendedores a base de chispa, cuyo principio tiene siglos de antigüedad, aún se siguen vendiendo hoy. Lo más nuevo que existía en este tipo de artículos eran los encendedores piezoeléctricos (popularizados en los ochenta) o los encendedores tipo soplete (con tecnología Jet Flame, o Turbo Flame, esta última, incluso, con la posibilidad de cambiarle el color a la llama, caso de los ColorFlame de Prof, que podemos elegir con llamas rojas, verdes o amarillas), que no son más que una evolución de los piezo eléctricos, pensados para ser utilizados con "vaporeadores" y aún bajo viento. También teníamos los encendedores por contacto, que no llegaron a tener mucho éxito, llamados "Igniter" o "iniciadores", que no son más que resistencias eléctricas con el mismo principio de funcionamiento que el de los antiguos encendedores de los automóviles.
Sin embargo los nuevos encendedores de plasma vienen pisando fuerte, y con la intención de cambiar de una vez para siempre el mercado del encendedor. Marcas como Clipper o Zippo ya pueden ir "poniéndose" las pilas (y nunca mejor dicho), porque sus añejos productos puede que tengan las horas contadas.
Cuando hablamos de plasma, seguramente a muchos les vendrá a la memoria las pistolas que se utilizan en talleres, para cortar la chapa como la mantequilla gracias a su chorro de fuego a varias decenas de miles de grados de temperatura. Pero aunque el encendedor sea también de plasma, por supuesto no es lo mismo.
Los encendedores de plasma funcionan gracias a cuatro electrodos, dos pares en realidad, que recurren a un arco eléctrico que se entrecruza en forma de equis para formar un punto con un calor más intenso. Funcionan gracias a una batería eléctrica, y como no contienen consumibles (ni piedra, ni gas, ni nada, excepto las pilas o la batería, obviamente) no es necesario rellenar depósito de gas, ni hacer el batiburrillo y el desastre de andar con el asqueroso y maloliente combustible destilado como en los Zippo, ni cambiar cabezales. Los encendedores de plasma son mucho más limpios, y en cuanto se agote la electricidad simplemente tendremos que volver a recargar la batería - la mayoría por USB - y listo: volveremos a tener otra vez el encendedor a pleno rendimiento.
Alguien puede pensar que son inseguros, debido al plasma (que no genera llama, por cierto). Nada más lejos de la realidad: en realidad son más seguros que un "mechero" o encendedor convencional. Para ilustrar esto vaya un dato: los encendedores tradicionales pueden generar llamas que alcancen los 1300 a 1600ºC, mientras que los de plasma rondan los 900 a 1000ºC.
Pero que generen menos fuego no quiere decir que sean menos efectivos, ya que lo cierto es que son mucho más efectivos que el encendedor "de siempre", pueden prender velas y vaporizadores sin problemas, y más aún: son inmunes a las condiciones climáticas. En teoría el plasma podría seguir funcionando incluso bajo el agua (si el encendedor fuera sumergible, claro), y el viento tampoco les afecta. Por si fuera poco, y a diferencia de los encendedores antiguos, los de plasma pueden funcionar en cualquier posición en que lo pongamos. Así, podemos encender fuegos (como velas dentro de un vaso) incluso boca abajo.
El único inconveniente es que, de momento, son bastante más caros que un encendedor tradicional, pero a la larga se amortizan porque no tendremos que volver a adquirir otro encendedor, ni comprar consumibles ni recargas.
En cuanto a la autonomía de su batería, depende del fabricante. Por regla general, tardan aproximadamente una hora en recargarse, lo cual nos da para un tiempo de encendido de unos cuatro minutos (el arco eléctrico consume mucha energía). Pero cuatro minutos son más que suficientes, la mayoría encenderemos el dispositivo durante unos segundos, para prender el fuego. Aunque lo tengamos encendido por diez segundos cada vez (poco habitual, la mayoría lo usaríamos para cinco o seis segundos de encendido), tendríamos para 24 encendidos, una vez al día sería casi un mes de autonomía. Aunque tuviésemos que recargar su batería dos veces al mes, sería más que útil.
Por otro lado, ¿cuantas veces nos hemos encontrado que necesitábamos un encendedor, y el que tenemos en casa ha perdido todo el gas, debido a no usarlo durante mucho tiempo? Con un mantenimiento mínimo, con el encendedor de plasma esto no ocurrirá, ya que si lo enchufamos a menudo al USB tendremos un encendedor plenamente en funcionamiento para cuando lo necesitemos.
Por supuesto, no está exento de inconvenientes (algunos ya los mencionamos en anteriores reportajes), pero sus ventajas frente al encendedor tradicional lo posicionan como una alternativa más que interesante y enormemente atractiva.
Por todo ello, el encendedor de plasma esta llamado a convertirse en ese nuevo "gadget" de moda, que aparte de ser bonito y llamativo, es también muy práctico.
| Redacción: Duraderos.cc / Duraderos.blogspot.com
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