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Llamada a filas



Los más jóvenes puede que no entiendan muy bien toda aquella problemática pero los que ya tengan una edad recordarán con bastante nostalgia (y probablemente mucho temor) una de las etapas más inquietantes y repelentes por las que tenía que pasar todo varón español en edad de merecer: la llamada a filas. Es decir, su incorporación a "la mili". Servir a la patria (bonita palabra para abusar de ti cuanto quieran, por cierto).

No me voy a meter en camisas de once varas con este tema, solo diré que hasta que en los noventa no llegó el PP para liberarnos de aquella gilipollez, cada año miles y miles de reclutas veían sus nombres, apellidos y DNI (sí, lo de la privacidad se lo pasaban por el forro en aquellos tiempos) publicados en todos los panfletos y periódicos para acudir a su centro de reclutamiento. En mi caso, recuerdo muy bien cuando llegué una mañana a casa desde el trabajo, y me encontré a mi padre con el periódico sobre la mesa, consultando con inusitado interés el listado para ver si aparecía mi nombre.

Prueba: yo-yó vintage de Legami



Todos los que más o menos me conocéis, sabéis mi enorme y enfermiza afición por los yo-yós. No en vano ya les he hecho varias reviews y dedicado un extenso reportaje a estos entretenidos "mecanismos" tan divertidos y simples. De cuando en cuando vuelven a ponerse de moda, o algún que otro fabricante nos sorprende con un modelo de yoyó más o menos llamativo. Éste es el caso que os traemos, se trata del yoyó "Vintage Memories" de los italianos de Legami, en su "deluxe edition" (tienen varias). En este caso la particularidad es que su diseño sigue la tendencia de los yoyós de los años sesenta y setenta, cuando este tipo de objetos de entretenimiento tuvieron su mayor difusión y experimentaron sus éxitos más notables. Así, es bicolor, con los bordes como se llevaba en aquellos años (en este caso en naranja, con la esfera del centro en plástico transparente), mientras que su dibujo hace referencia a la popular serie "Perdidos en el espacio", televisada desde 1965 a 1968 en los Estados Unidos.

Como veis, el aspecto del packaging, los detalles del mismo, y por supuesto el yoyó, está muy cuidado y es muy llamativo. Pero hasta aquí llega su guiño a los yoyó originales, puesto que en todo lo demás es un modelo que adolece de notables defectos. El primero de ellos es que funciona a pilas, lleva dos LR41 (tipo botón) que no son intercambiables. En las mismas instrucciones te dicen que, cuando se agoten las pilas, "tires el yoyó", una tontería supina puesto que el yoyó es perfectamente funcional sin pilas y, sobra decir, los yoyós originales no llevaban (ni tampoco las echábamos de menos). No sé por qué esa manía de hoy de ponerle pilas a todos los yoyós, imagino que es un intento de llamar la atención y hacer que se vendan más.

¿Qué fue de aquellos calendarios adhesivos para coche?



Durante años fue un objeto muy popular en los salpicaderos de los coches, los había de diversos colores, y algunos los regalaban como "merchandising" de publicidad con marcas de todo tipo. Su soporte de plástico podía pegarse, y en el "cajetín" había espacio para un minúsculo - pero siempre útil - calendario.

Ciertamente era una molestia el retirar todo el calendario, desplegarlo, buscar el mes siguiente, y volver a "componerlo" doblándolo adecuadamente para que no quedase "hinchado" ni "abombado" en su cartuchera, y quizá por eso algunos llevaban un mes antiguo, equivocado, y que no correspondía con el actual.

Cartas retro de Fournier "Familias de 7 países"


Hemos visto ya en muchas ocasiones cómo las marcas más variopintas que aún perviven, o aquellos propietarios actuales que, aunque nada tengan que ver con los originales, poseen los derechos de marcas históricas, legendarias o con una cierta antiguedad, aprovechan para unirse a la moda de lo retro y lanzar nuevas variantes de sus productos inspirados en lo que tenían antiguamente. Lo hemos visto con el yogurt, con los pastelitos, con los relojes de Casio... Con automóviles, incluso con teléfonos móviles. Uno de los que han decidido unirse a esa moda pero, además, hacerlo a lo grande, es el conocido fabricante de cartas Fournier. Aunque ahora esta mítica marca pertenezca a la multinacional Newell Brands Inc. (hoy propiedad a su vez del Grupo Cartamundi), continúan - veremos por cuanto tiempo - fabricando y distribuyendo sus naipes desde Álava, en España, bajo la misma firma de Heraclio Fournier.

La firma debe su nombre a Heraclio Fournier González, nacido en Burgos el 2 de marzo de 1849, y muerto en Francia (en Vichy), el 28 de julio de 1916. En realidad el negocio lo inició su abuelo, allá por 1785, ni más ni menos, con un taller propio que tenía en Burgos, en donde imprimía naipes. Su mítica baraja que vemos en todos los bares (o más bien veíamos, bueno..., antes de la llegada de los smartphones) la diseñó alrededor de 1875 mediante un encargo del mismo Fournier al profesor de dibujo Emilio Soubrier y al pintor Ignacio Díaz Olano. Se cuenta que esas cartas y su diseño casi no han tenido variaciones hasta nuestros días, aunque en realidad la que hoy tenemos fue un rediseño de Augusto Rius sobre la anterior, realizado en 1889.

Los míticos Rocky de los ochenta


Pocas colecciones mantengo ya. Los relojes los he ido vendiendo, incluso los old-school más carismáticos que tenía, como el F-84. De lápices de colores (que también me encantaban por ser de ese tipo de cosas que mezclan la historia mas nostálgica con la simplicidad) hace mucho tiempo que decidí dejar de comprar y cancelar su búsqueda, tras haber conseguido los de la mayoría de marcas importantes. De pilas (me encantaban las pilas de 1,5 voltios) también dejé de acumularlas: hace muchísimo que no las tengo.

Por necesidad unas veces, otras por decisión personal, dejé de acumular y guardar.

Lo difícil que es emprender en España (aún con un producto competitivo)


Me he enterado (o eso se ha dado a entender) de que la firma catalana (afincada en Barcelona) Kekoflex ha cerrado. Desde 2016 llevaba sin añadir nada nuevo a su colección, y espero - eso deseo - que no haya sido por problemas de salud.

De Kekoflex tengo bastantes recuerdos, con su dueño/impulsor, compartí algunas impresiones y llegamos a un acuerdo para publicitar su sitio mediante banners en nuestras páginas. Para quien no lo sepa, Kekoflex era una marca especializada en figuras articulables de silicona. Mientras que las marcas orientales (principalmente chinas) venden figuras de este tipo por 100 € o más, en Kekoflex podíamos encontrar articulables (y además con muchos más movimientos) por una cuarta parte o incluso menos (en torno a los 20 €).

La libreta roja de los secretos


A veces nos sobrevuelan ideas sobre la cabeza que queremos desarrollar a posteriori, bien sea para un libro o, los que solemos escribir blogs, para un artículo o reportaje. Son titulares sueltos, o temas sobre los que tratar.

Solía escribirlos en el móvil, usando el sistema de notas, pero cuando vas acumulando muchas resulta un caos, de manera que a veces tenía que ir borrando notas antiguas o guardándolas en el ordenador, por lo que me encontraba en ocasiones con titulares pendientes de desarrollar que no recordaba (y que no podía consultar sin tener el ordenador). Como mi memoria es bastante débil, a veces podía darse el caso que no sabía si aquella nota ya la había abordado, o había escrito sobre ella.

La horrible desventura de Citizen y sus Eco-Drive


Esta mañana comentaba con un chaval lo contento que estoy con mi nuevo reloj mecánico. Y, a la vez, hemos aprovechado para intercambiar algunos recuerdos y anécdotas, en especial sobre la relojería. Porque yo recordaba que él había adquirido un reloj mecánico, pero no estaba muy claro en mi memoria la marca. Me dijo que en realidad era un Citizen Eco-Drive, según la publicidad de la marca japonesa (¡siempre la publicidad!), el reloj podía recargarse con un poco de cualquier luz (por cierto, aún siguen poniéndolo en su web). Le costó lo suyo adquirir el Citizen en la relojería de su barrio que, como podéis suponer, no tienen los precios que para estas cosas sí tienen en tiendas online como Amazon. Cuando lo tenía en su casa, el Citizen de marras no cargaba. Me sorprendió que me dijera eso porque, si algo tienen de buena fama los Citizen, es en sus acumuladores. Pero es evidente que en todas las marcas cuecen habas.

Volvió a la relojería desesperado, y el relojero le dijo que esos acumuladores ("baterías", les llamó) eran duros de roer y que siguiera insistiendo hasta recargarlo, poniéndolo a una ventana con mucha luz. Por supuesto este chico acabó harto, porque encima de que adquieras nuevo tu reloj, no puedas disfrutarlo, y tengas que "usarlo" viéndolo apoyado en la repisa de tu ventana, no es precisamente la mejor experiencia de compra.

Prueba de zapatillas Puma


De las zapatillas Puma y su calidad tengo muy gratos recuerdos. Tanto es así que casi podría asegurar que nunca hubo ni una sola que me hubiera salido mala, frágil o poco duradera. Con otras marcas como Paredes o Jhayber, uno nunca sabe muy bien a qué atenerse. Nos podemos encontrar con un modelo barato o a un precio competitivo, pero con un resultado fatal, "de supermercado de barrio" que a las pocas semanas uno tenga que desechar. Sin embargo, con marcas como Puma aún sus zapatillas más baratas están -o suelen estarlo, tampoco se puede generalizar- bien hechas.

Por eso, cuando veo una oferta de zapatillas Puma, intento no dejarla pasar.

Los horarios de tren y los relojes


Visionando algunos vídeos de estaciones antiguas españolas, de alrededor de la década de los setenta, me ha llamado la atención un hecho muy curioso que se me había prácticamente olvidado: los horarios. En aquellos tiempos los horarios de los trenes no eran como ahora, en los cuales en cada estación y apeadero te informan de una hora aproximada de llegada (luego extrañamente se cumplan, o sean erróneos -como aquí ocurre-, pero ese es otro cantar fruto del abandono y de la dejadez de ADIF), sino que solamente te informaban de la hora de salida, y llegada, del principio y final de la estación. Si acaso, de las estaciones más importantes, pero no siempre.

Es decir, uno podía ir de León (pongamos por caso) a Villamoros de Mansilla, pasando por Arcahueja y Villacete. Pues el horario te informaba de la salida en León, y la llegada -prevista- a Villamoros, dando por hecho -como así ocurría- que en las estaciones -o apeaderos- de Arcahueja y Villacete se paraba, pero a una hora "indeterminada". Trenes directos puede que hubiera (la verdad, yo no recuerdo ninguno), pero no era como ahora que supone un servicio habitual, sino que en aquellos años que un tren fuera directo de un sitio a otro sin hacer paradas intermedias era lo inusual.

De tarjetas, chips, y demás "modernidades" cotidianas


La mayoría de nosotros seguramente llevamos cada día multitud de tarjetas en nuestras carteras, bolsos, mochilas o "mariconeras". Algunas las utilizamos para el supermercado, otras son tarjetas de fidelidad para diversos medios de transporte y, otras, son tarjetas que usamos como medio de pago.

Como diversas son las tarjetas, diversos son los medios de soporte en los cuales viaja nuestra información. Las más sencillas incorporan simplemente un número, mientras que las más avanzadas llevan un chip.

¿Quién maneja nuestras marcas preferidas?


Cuando nos vienen a la memoria marcas como Paredes, Kelme o Crube, tendemos a imaginarnos a nuestros recuerdos de niños con ellas, a nuestra infanca, y a personas que han vivido la historia de la marca desde hace muchos años, que prácticamente de forma constante las han lucido, llevado y usado con orgullo. Pero no, nada más lejos de la realidad.

Toda esa imagen, que se encargan muy bien de publicitar y destacar esas mismas firmas, recurriendo a valores como "retro", "calidad", "duradero", "histórico" (e incluso "mítico", en el caso de Paredes, casi nada...), es simplemente eso: imagen. Una cortina de humo. Puro escaparate. Normalmente los dueños de esas marcas solo se dedican a contar las ganancias y a cuantificar ventas, de todo lo demás hace tiempo que "pasaron del tema". Detrás de esas marcas se esconden empresas de marketing y de imagen, que se encargan de que te creas lo que no son mas que ficticias realidades en tu imaginación, que se dedican al cacareado "social branding" y similar, en aras de hacerte creer que son las marcas de toda la vida. Las mismas que conociste en tu infancia e incluso las mismas que conocieron tus padres. Pero no.

Rabasa no acaba de despegar


...Y es una lástima. Unos de mis mejores recuerdos en bici los viví con una Derbi Rabasa: preciosa, ligera (a pesar de ser de acero), robusta, muy bien hecha, con unas terminaciones geniales y muy fácil de reparar. Muy por encima (pero muchísimo por encima) que otras marcas de renombre del mercado que, curiosamente, aún sobreviven (quizá sea por eso de la obsolescencia programada, el que aquellas bicis tan buenas durasen tanto y claro, las de la competencia, un suspiro).

Por eso la desaparición tanto de Derbi (en manos ahora de Piaggio, que no la iban a hacer desaparecer, decían, y ya ves: sus modelos actuales son casi testimoniales, las que ahora existen han dejado de ser Derbi hace mucho, desde que los italianos cerrasen la factoría de Martorell con el último ciclomotor producido en donde firmaron todos los empleados, un Derbi Senda, por cierto) como de Rabasa supuso, para todos los que amamos las bicicletas, un varapalo tremendo.

Bolígrafo Pelikan Beat Pen: el útil perfecto para escribir cada día


Pelikan es una de mis marcas favoritas, tienen cosas realmente fantásticas aunque su principal problema es que, por desgracia, no es fácil de encontrar en tiendas físicas.

De esta marca guardo muy gratos recuerdos porque usaba sus cintas para la máquina de escribir. Mientras que las originales eran muy caras, Pelikan las ofrecía en packs a un precio muy competitivo. Y alguien que, como yo, estaba escribiendo todo el día a máquina y devoraba cintas como un depredador, el poder hacerme con esos recambios a precios asequibles era vital.

Opinión y prueba mini-navaja suiza de bolsillo Victorinox


Entre los componentes de mi "kit de supervivencia en ciudad" (ya hablaré de él, si se tercia, en otra ocasión) se encuentra una de las navajas suizas del fabricante Victorinox, concretamente el modelo Victorinox 0.6223 del que os voy a hablar (aunque por clasificación creo que es el modelo Victorinox 0.6222 y que se equivocaron de funda, pero en fin, no es muy importante ese detalle). La razón de elegir una navaja y haber abandonado mi anterior "tarjeta de supervivencia" (que incluía navaja, y varias cosas más), es que la tarjeta, además de más cara, es más aparatosa y, además, ya os conté que había extraviado (bueno, "me habían extraviado") el cortaplumas, que es uno de los elementos más importantes de todo kit de este estilo.

Así que un día vi que, en el llavero de un chico al que a veces acompaño, llevaba una pequeña navaja con utensilios muy interesantes, como es una lima, pequeñas tijeras, mini-destornillador, pinzas y mondadientes. Me sorprendió su precio, cuando se lo pregunté: 15 €, ni más ni menos. 15 € por una navaja minúscula es bastante caro, así que intenté buscar alguna alternativa.

Y tras el 3310, ¿qué otros productos míticos podrían volver a fabricarse?


El reciente anuncio de la llegada al mercado del Nokia 3310 no es más que la confirmación otra vez, y de nuevo, de la pujanza y el éxito de los productos y artículos más duraderos y robustos de hace años. Curiosamente la mayoría de esos artículos no son recordados hoy por su avanzada tecnología, por la bondad de su memoria o por su display de nítida visión, sino por otra cualidad: su durabilidad. Era esta, en la mayoría de ocasiones, lo que agradecía la gente y lo que después de tantos años hace que regrese a su memoria.

Nokia no es más que una de tantas compañías que intentan aprovechar esa moda de lo retro, como en su día hizo BMW con el Mini, o Fiat con el 500, y tantas otras marcas de tan variados productos (Phoskitos en bollería, Nocilla en dulces...).

Los logbooks de Miquel Rius en profundidad


No es la primera vez que traemos a Duraderos productos de Miquel Rius, ya cuando tuve ocasión de analizar su agenda compacta (una de las más pequeñas del mercado) me encantó, por la cantidad de información que aportaba, su útil diseño, y lo completa que era, consiguiendo sacarle el máximo partido al mínimo espacio, algo muy difícil de conseguir. Más aún, porque en MiquelRius lo habían conseguido sin acabar con un producto caótico o difícil de usar, logrando con ello una agenda además de utilizable, práctica.

Así que tener en mis manos sus logbooks era una tarea pendiente, más aún si tenemos en cuenta que sus logbooks, o libros en blanco (como también se les llama) es uno de los más completos, mejor pulidos y más prácticos del mercado, y su buena fama no es solo por el bien hacer y la dedicación que desde MiquelRius les ponen a todos y cada uno de sus artículos, sino que tiene también sus razones, y a continuación veréis por qué.

Opinión y prueba de lápices de colores Carioca


Seguramente que al pronunciar "Carioca", enseguida nos vienen recuerdos de nuestra infancia. Y es que, en efecto, esa marca era enormemente popular entre los escolares de los años setenta y ochenta. Yo recuerdo especialmente sus rotuladores, y aunque en manos de un niño ese tipo de artículos no es que durasen mucho, sí tenían unos colores bastante espectaculares.

Por desgracia, con esta marca ocurre hoy como con tantas otras en donde se puede decir que "cualquier tiempo pasado fue mejor". Hoy vemos a Carioca vendiéndose entre los montones de otras marcas asiáticas en tiendas de los chinos y rastrillos, un poco ajena a su propia historia e intentando sobrevivir como buenamente pueden.

Una vida de pérdidas


Sin querer o queriéndolo, la vida es una constante pérdida. Durante los primeros años de nuestra existencia vamos conociendo personas, compañeros de colegio o de diversión que con el correr del tiempo se convierten en compañeros de vida. Así, vamos acumulando experiencias, convivencias y amistades.

Pero llega un momento en que este sumatorio varía totalmente y la vida nos obliga a restar.

Los tres mosqueteros (y un cuarto en discordia)


Lleva tiempo rondándome por la cabeza el deseo de escribir este post. En él quiero hablar de personas cuya filosofía acerca de objetos, máquinas, mecanismos de uso cotidiano y útiles me ha influenciado en mayor o menor medida y, de manera inevitable, me he sentido muy identificado con ella.

Las tres son personas a las que he conocido virtualmente, pero eso no le quita valor al hecho en sí, más bien todo lo contrario por la dificultad que encontramos muchos de nosotros a la hora de valorar a una persona a la que no conoces.