¿Qué fue de aquellos calendarios adhesivos para coche?



Durante años fue un objeto muy popular en los salpicaderos de los coches, los había de diversos colores, y algunos los regalaban como "merchandising" de publicidad con marcas de todo tipo. Su soporte de plástico podía pegarse, y en el "cajetín" había espacio para un minúsculo - pero siempre útil - calendario.

Ciertamente era una molestia el retirar todo el calendario, desplegarlo, buscar el mes siguiente, y volver a "componerlo" doblándolo adecuadamente para que no quedase "hinchado" ni "abombado" en su cartuchera, y quizá por eso algunos llevaban un mes antiguo, equivocado, y que no correspondía con el actual.




Los calendarios mencionados eran de tipo "alargado", una "sábana" de papel que había que ir doblando cada mes hasta las mínimas dimensiones (estaban troquelados para ello). No era muy visual, y había que tener buena vista para usarlo, pero siempre podía sacarte de un apuro. Junto con las "rejillas", el ambientador de pino y los adornos magnéticos de todo tipo, el calendario tenía, cómo no, su sitio por los salpicaderos de los autos. La mayoría de las veces su lugar preferente estaba de cara al acompañante, así podíamos preguntar a la persona que iba a nuestro lado el día del mes que era.

La llegada de la relojería digital en los ochenta, y su popularización con modelos de reloj que incorporaban completos calendarios siempre visibles (con nombre del día de la semana, y número de mes incluido), hizo que fueran desapareciendo. Por supuesto, los teléfonos móviles acabaron de darles el remate, si es que alguien seguía usando ese tipo de calendarios.



Hoy, por cuestiones de seguridad, los salpicaderos de los coches no están diseñados para portar ese tipo de elementos, y se aconseja no poner nada sobre ellos. Ni siquiera pegado. Quizá algún romántico continúe con un calendario de esos en su vieja furgoneta (aún se pueden encontrar, principalmente como soporte de publicidad, aunque casi ya ni se ven), o en su viejo utilitario, probablemente detenido en algún mes indiferente de los años setenta u ochenta, cuando vivieron su mayor apogeo y su época de esplendor. Era, en cualquier caso, uno de aquellos objetos que formaban parte de los elementos de nuestro día a día, convertido en reliquia para las nuevas generaciones.

Ahora con el smartphone es suficiente, ese dispositivo que ha ido devorando, poco a poco, los pequeños, interesantes y curiosos detalles que antaño adornaban y acompañaban nuestras tareas cotidianas. Cada vez quedan menos de esas cosas, y cada vez somos más dependientes de esos otros aparatos que permiten que seamos manejados, como marionetas, por las poderosas y multimillonarias compañías tecnológicas.





| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com




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1 comentario :

  1. Me encantaban esos calendarios portátiles, algo que casi ha desaparecido con las Apps de Calendario en los smartphones pero que siguen teniendo mucho encanto.

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