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Peugeot diseñará los futuros trenes de Bombardier


Pocas firmas constructoras de trenes quedan en la actualidad pero, si hay una que mantiene en cierta manera su hegemonía en este sector, ésta es la canadiense Bombardier. Si, por otro lado, hay una firma que tiene uno de los mejores diseños de automóviles del mundo - al menos en el apartado identificativo, es decir, que no sean "todos iguales" como suelen serlo ahora los coches - ésta es Peugeot. Por eso, no es extraño que la multinacional Bombardier les haya encargado al departamento de diseño de Peugeot (el Peugeot Design Lab) su nueva identidad de producto.

Cuando hablamos de "identidad de producto" no hablamos de un modelo de tren en concreto, en este caso, sino de una línea de diseño genérica a seguir (como en Peugeot las tres garras del león, por ejemplo). Esa línea será la que se incluirá, luego - eso sí - en los modelos de tren en concreto, con sus características y peculiaridades, según las necesidades del contratista o del encargo.

Los horarios de tren y los relojes


Visionando algunos vídeos de estaciones antiguas españolas, de alrededor de la década de los setenta, me ha llamado la atención un hecho muy curioso que se me había prácticamente olvidado: los horarios. En aquellos tiempos los horarios de los trenes no eran como ahora, en los cuales en cada estación y apeadero te informan de una hora aproximada de llegada (luego extrañamente se cumplan, o sean erróneos -como aquí ocurre-, pero ese es otro cantar fruto del abandono y de la dejadez de ADIF), sino que solamente te informaban de la hora de salida, y llegada, del principio y final de la estación. Si acaso, de las estaciones más importantes, pero no siempre.

Es decir, uno podía ir de León (pongamos por caso) a Villamoros de Mansilla, pasando por Arcahueja y Villacete. Pues el horario te informaba de la salida en León, y la llegada -prevista- a Villamoros, dando por hecho -como así ocurría- que en las estaciones -o apeaderos- de Arcahueja y Villacete se paraba, pero a una hora "indeterminada". Trenes directos puede que hubiera (la verdad, yo no recuerdo ninguno), pero no era como ahora que supone un servicio habitual, sino que en aquellos años que un tren fuera directo de un sitio a otro sin hacer paradas intermedias era lo inusual.

El lamentable trato de RENFE a sus clientes


Un alto porcentaje de las quejas de los clientes respecto al transporte se refieren a los trenes y, entre ellos, especialmente a RENFE. Por desgracia, la despreocupación de la compañía ferroviaria, antiguamente modelo ejemplar de tráfico por ferrocarril en Europa, es tal, que a muchos de sus viajeros ya solo les queda la resignación. Entre esas quejas se incluye un penoso servicio de atención en las estaciones (por no decir inexistente en muchas de ellas), una penosa y desastrosa página web, y un penoso trato de sus productos.

Entre esos productos se encuentran sus tarjetas, entre las que se incluyen las de fidelidad.