Mostrando las entradas para la consulta Publicidad ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta Publicidad ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

Las argucias de los reproductores de Atresmedia y su Atresplayer


Desde la aparición de los canales de pago y sectorizados por regiones, la televisión dejó de ser lo que era. La mayoría de sus programas, encaminados a entontecer al público y a servir basura y llenar la mente de los televidentes de morbo y porquería, son auténticas pocilgas de degradación y depravación. La televisión se ha convertido, a rasgos generales, en tugurios demoníacos donde lo peor del género humano campa a sus anchas para consumo y degustación de los más incautos y obscenos ciudadanos.

Los canales de televisión se han convertido en los aquelarres modernos.

¿Cuánta compensación se han llevado nuestros anunciantes?



Habitualmente nos contactan firmas de todos los sectores, especialmente dedicadas al marketing y la publicidad, bien sea a través de venta de links (afiliados o por lotes de subastas), como agencias de publicidad. Aunque nuestras tarifas están a la vista, les solemos responder que no es habitual que vendamos espacios publicitarios, sino que los reservamos para marcas y productos que nosotros elegimos expresamente. El ser un medio independiente y totalmente autónomo nos permite disfrutar de ese tipo de privilegios (que pagamos a veces caro, pero esa libertad creemos que merece la pena). Eso quiere decir que las marcas que anunciamos las elegimos nosotros, o dicho de otra manera: para que alguien aparezca anunciado en nuestros medios, tenemos que elegirlo, no sirve que venga tan solo con una oferta bajo el brazo, por suculenta que ésta sea. De manera que a esas firmas de marketing solemos decirles que, si quieren aparecer, contraten publicidad de Adsense en las publicaciones en donde ésta la tenemos (como Revista Coche o Zona Casio).

Así las cosas, hay marcas que se pelean por estar ahí, y obviamente porque saben que les compensa. Aunque muchas de ellas son - y han sido - llevadas al blog por nosotros, de momento no las hemos elegido para anunciarlas (aunque sí les hemos compensado con aparecer en los reportajes, por supuesto).

¿Qué es ser periodista hoy?



Lo cierto es que, para ser sinceros, el periodismo vive desde hace ya bastantes años una profunda crisis de identidad. Ya nos resulta hasta habitual despertarnos con la noticia del cierre de alguna cabecera o emisora de radio. Claro que no hay que confundir periodismo con medios de comunicación, aunque tampoco hay que negar que los unos están intrínsecamente unidos a los otros. El periodismo nació y creció con los medios de masas, y es ahí donde ha encontrado su sentido y su razón de ser última.

Pero, para bien o para mal, los medios de comunicación no son lo que eran. Hoy casi podríamos decir que cualquier de nosotros nos hemos convertido, en parte al menos, en periodistas: difundimos las noticias de nuestro entorno, y usamos múltiples soportes (redes sociales, servicios de mensajería, páginas web...), para darlas a conocer. Sin embargo, ese no es un periodismo "de calidad", aunque eso no quiere decir que no sea de utilidad. Conviene no confundir ambos conceptos.

La horrible desventura de Citizen y sus Eco-Drive


Esta mañana comentaba con un chaval lo contento que estoy con mi nuevo reloj mecánico. Y, a la vez, hemos aprovechado para intercambiar algunos recuerdos y anécdotas, en especial sobre la relojería. Porque yo recordaba que él había adquirido un reloj mecánico, pero no estaba muy claro en mi memoria la marca. Me dijo que en realidad era un Citizen Eco-Drive, según la publicidad de la marca japonesa (¡siempre la publicidad!), el reloj podía recargarse con un poco de cualquier luz (por cierto, aún siguen poniéndolo en su web). Le costó lo suyo adquirir el Citizen en la relojería de su barrio que, como podéis suponer, no tienen los precios que para estas cosas sí tienen en tiendas online como Amazon. Cuando lo tenía en su casa, el Citizen de marras no cargaba. Me sorprendió que me dijera eso porque, si algo tienen de buena fama los Citizen, es en sus acumuladores. Pero es evidente que en todas las marcas cuecen habas.

Volvió a la relojería desesperado, y el relojero le dijo que esos acumuladores ("baterías", les llamó) eran duros de roer y que siguiera insistiendo hasta recargarlo, poniéndolo a una ventana con mucha luz. Por supuesto este chico acabó harto, porque encima de que adquieras nuevo tu reloj, no puedas disfrutarlo, y tengas que "usarlo" viéndolo apoyado en la repisa de tu ventana, no es precisamente la mejor experiencia de compra.

Los tramposos de Granini


El pasado verano la marca de frutas Granini organizó un concurso en el que, adquiriendo dos botellas de zumo, te regalaban una caja de fruta y, además, si luego les enviabas una foto de esa fruta que te enviaban (la publicabas en una red social y la compartías, obviamente con el objeto de darles publicidad) te obsequiaban con un vale descuento en tu próxima compra.

Yo -por fortuna- no soy cliente de esa marca, pero sí una chica que conozco que decidió regalármelo. Así que decidí participar. Una semana o dos después de enviarles la participación, me llega la fruta, una caja de melocotones en este caso. Mi primera sorpresa fue cuando vi que la caja de melocotones no procedía de Granini, y me sorprendí: ¿qué son, otra firma más "remarcadora" de fruta, en este caso? Parece ser que sí. La fruta la enviaba una distribuidora que, eso sí, usaba un pack de Granini, pero no era Granini. O sea: Granini, un productor de zumos de frutas, NO tiene fruta.

El Centro de Atención al Cliente de Movistar, de pago


No se si lo que hacen es legal, supongo que lo que intentan es sacar dinero de donde sea, y puesto que llamar al CRC (Centro de Relación con el Cliente) o al SAT (Servicio de Atención Técnica) de un operador de telefonía es una de las cosas que casi seguro tendremos que hacer en alguna ocasión, qué mejor que ponerlo pagando. Eso debieron pensar en Movistar, y me sorprendió bastante dos cosas: la primera es que, llamando a su "antiguo" CRC (el 609), ahora lo han llenado de IVRs (voces pregrababadas). Te enfrentas a respuestas "enlatadas" para todo, de hecho creo recordar que tienen hasta cuatro filtros para llamar (antes tenían solo uno), es decir: llamas, un IVR te deriva a otro, a otro, y así hasta cuatro grados. Al final, si lo que quieres (o lo que necesitas) es hablar con un agente (un "comercial"), te indican que llames a un número de tarificación especial: el 224430.

Éste número no es gratis. A día de hoy tiene un precio de establecimiento de llamada de 20 céntimos, y de 6 céntimos/minuto, es poco, pero haced una simple suposición mental con las miles de llamadas que reciben al día, y os daréis cuenta del enorme beneficio que obtiene Movistar con ese cambio. Supongo que, si nadie dice nada ni se lo impide, las demás operadoras seguirán sus mismos pasos.

¿Cómo debía ser antes un reloj?


Quizá las cosas no han cambiado tanto. Antes, como ahora, un reloj debía ser resistente y robusto, pero en otros aspectos las diferencias son notables (entre las principales, la precisión, por supuesto).

Esta publicidad de la marca española Quillet nos puede servir perfectamente para compararlo. Está fechada ni más ni menos que en el año 1928, hace la friolera de casi cien años. Por aquel entonces vemos cómo a los relojes de bolsillo se les denominaba "cronómetros", en realidad se usaba como sinónimo ya que el cronómetro en sí tardaría bastante en hacerse popular.

¿Qué fue de aquellos calendarios adhesivos para coche?



Durante años fue un objeto muy popular en los salpicaderos de los coches, los había de diversos colores, y algunos los regalaban como "merchandising" de publicidad con marcas de todo tipo. Su soporte de plástico podía pegarse, y en el "cajetín" había espacio para un minúsculo - pero siempre útil - calendario.

Ciertamente era una molestia el retirar todo el calendario, desplegarlo, buscar el mes siguiente, y volver a "componerlo" doblándolo adecuadamente para que no quedase "hinchado" ni "abombado" en su cartuchera, y quizá por eso algunos llevaban un mes antiguo, equivocado, y que no correspondía con el actual.

El auténtico logro de las redes sociales


Quiero que hagas un pequeño ejercicio de imaginación, por favor. Imagina que existe una empresa de zapatillas, por ejemplo, "Tomasa", cuyo cometido es ese: vender zapatillas. Imagínate que vas un día por la calle, y en la furgoneta del albañil de barrio o del manitas, ves escrito: "Reparaciones Manolín", y debajo: "Uso zapatillas Tomasa". Te parecería increíble, ¿verdad?

Bueno, puede que Manolín sea un adicto y tan admirador de esas zapatillas, que le guste difundirlas para que todos las compren. O puede que su mujer sea la dueña de las zapatillas Tomasa, quién sabe. Pero resulta que luego vas al supermercado, y ves en la puerta: "Compra zapatillas Tomasa". Te quedarías a cuadros. Pues más aún cuando en la bolsa de patatas fritas que compres, te ponga un mensaje diciendo: "Usa zapatillas Tomasa", y al lado el logo de la "T", de "Tomasa". Y así en toda una retahíla interminable de objetos de uso diario: jabón, bebidas, camisetas, afeitadoras... ¡Hasta en los cuadernos o en el material escolar que vayas a comprar para tus hijos! ¡Incluso en la farmacia, o en la caja de medicamentos, te dirán que uses zapatillas "Tomasa"!

El bulo de las gafas con filtro de luz azul


Cuando fui a adquirir mis últimas gafas, pedí junto con el filtro UV (no sé por qué tienes que pedirlo, se supone que todas deberían llevarlo de fábrica) el de luz azul. Es un filtro que se ha puesto muy de moda en las ópticas, tanto para gafas de sol como para gafas de ver, o sea, las "normales". La cuestión es que ese filtro, (que aunque tergiversa mínimamente los colores, es recomendado por todos los ópticos "del planeta"), tiene un coste bastante elevado. Tanto que decidí prescindir de él y no ponérselo.

Los cristales que llevan filtro de luz azul se reconocen a simple vista de una manera bastante sencilla: basta inclinarlos un poco hasta que emitan reflejo, y entre esos reflejos suele encontrarse uno característico azul intenso. Ese es el filtro.

La importancia de una buena review


Buscando entre zapatillas de Paredes, me he dado cuenta de algo curioso: si en el buscador de Google ponemos su modelo "Paredes Ecology", vemos que entre los casi 395.000 resultados, ni más ni menos, quien aparece en primer lugar es el blog de Guti y su review sobre las Ecology Serraje. El caso es que, si seguimos buscando, el siguiente link en aparecer que no sea una tienda es este mismo blog, en el análisis que realizamos en su día sobre ese modelo. Resulta llamativo que ambos resultados aparezcan incluso por encima de las tiendas más populares, e incluso por encima de las mismas páginas oficiales de la marca.

Algo similar ocurre con Yumas, cuya review que realizamos en Duraderos aparece también en la primera página de Google.

Prueba y comparativa: zapatillas de interior Muro y Wamba


Todos sabemos los enormes problemas a los que se enfrentan las compañías textiles en España, y entre ellas se encuentran, por supuesto, la industria del calzado. Desde el "desembarco chino" con productos de pésima calidad pero muy baratos, o con productos de marcas de renombre y muy caros (en donde solo pagas la marca, Puma, Lotto, Nike, y muchas otras, más que la calidad) no pocas firmas españolas se han visto obligadas a echar el cierre.

Pero, por fortuna, algunas capean el temporal y siguen ofreciendo productos de una gran calidad y manteniendo su saber hacer desde hace décadas, con la dedicación y experiencia incluso de generaciones.

Las zapatillas en otros países


Cuando hablamos de zapatillas, a veces mencionamos marcas con mucha historia y carisma, españolas, como Yumas, olvidándonos que aunque la historia de la zapatería en España es rica y variada, también lo es en otros países hispanohablantes.

Marcas como Flecha, Bata o Pony también tienen mucha tradición, y en su tiempo tuvieron una gran popularidad. Vamos a hacer un repaso, por tanto, a algunas de ellas a través de uno de sus elementos más cotidianos: la publicidad gráfica. Desde las legendarias Yumas Jet, Hurricane o Condor, hasta las Panam "indestructibles" para soportar el ajetreo diario de los más pequeños, pasando por los modelos de Sportlandia, o los plimsoll de Victoria (en este caso Española). Sin olvidarnos de calzado muy cercano, como las zapatillas Ranchera que "duran tres veces más" y "acortan distancias", o los modelos con mini-bolsillo incorporado de Pocket. Un repaso a parte de la historia de muchas de las zapatillas que es, en la mayoría de ocasiones, nuestra propia historia.

¿Quién maneja nuestras marcas preferidas?


Cuando nos vienen a la memoria marcas como Paredes, Kelme o Crube, tendemos a imaginarnos a nuestros recuerdos de niños con ellas, a nuestra infanca, y a personas que han vivido la historia de la marca desde hace muchos años, que prácticamente de forma constante las han lucido, llevado y usado con orgullo. Pero no, nada más lejos de la realidad.

Toda esa imagen, que se encargan muy bien de publicitar y destacar esas mismas firmas, recurriendo a valores como "retro", "calidad", "duradero", "histórico" (e incluso "mítico", en el caso de Paredes, casi nada...), es simplemente eso: imagen. Una cortina de humo. Puro escaparate. Normalmente los dueños de esas marcas solo se dedican a contar las ganancias y a cuantificar ventas, de todo lo demás hace tiempo que "pasaron del tema". Detrás de esas marcas se esconden empresas de marketing y de imagen, que se encargan de que te creas lo que no son mas que ficticias realidades en tu imaginación, que se dedican al cacareado "social branding" y similar, en aras de hacerte creer que son las marcas de toda la vida. Las mismas que conociste en tu infancia e incluso las mismas que conocieron tus padres. Pero no.

Opinión y prueba de lápices de colores Carioca


Seguramente que al pronunciar "Carioca", enseguida nos vienen recuerdos de nuestra infancia. Y es que, en efecto, esa marca era enormemente popular entre los escolares de los años setenta y ochenta. Yo recuerdo especialmente sus rotuladores, y aunque en manos de un niño ese tipo de artículos no es que durasen mucho, sí tenían unos colores bastante espectaculares.

Por desgracia, con esta marca ocurre hoy como con tantas otras en donde se puede decir que "cualquier tiempo pasado fue mejor". Hoy vemos a Carioca vendiéndose entre los montones de otras marcas asiáticas en tiendas de los chinos y rastrillos, un poco ajena a su propia historia e intentando sobrevivir como buenamente pueden.

Productos con abusivos márgenes de beneficio


A veces cuando adquirimos artículos al por menor somos conscientes, y asumimos, que tenemos que pagar un precio ligeramente más alto, que le pone el minorista para su propio beneficio. Aunque ese precio suele ser elevado si tenemos en cuenta el porcentaje de intermediarios, normalmente no lo es escandalosamente, pero hay artículos donde sí podemos darnos cuenta del enorme beneficio que obtiene un minorista.Y uno de esos artículos son los fósforos o, como se las conoce comúnmente, las cerillas.

Habitualmente suelo llevar conmigo una caja de cerillas de las pequeñas, de las más pequeñas, que solía adquirir en el supermercado. Pero recordé que, hace ya muchos años, en los tiempos en donde fumar era la moda y si no lo hacías casi que uno era "el bicho raro", la excepción, se comercializaban para los fumadores que preferían cerillas unos modelos de las cajas pequeñas con distintos motivos. La verdad es que eran cajas muy bonitas, que se podían incluso coleccionar, y algunas con estética que recordaban a las de los sellos. Decidí acercarme a algunos estancos a preguntar, ya que, suponía, una caja de cerillas de las más pequeñas no deberían ser caras.

Prueba del cepillo eléctrico Vitis Sonic S10



Tras haberle hecho reviews a enjuagues, cepillos y pastas de dientes (por cierto, aún nos queda alguna reseña más), me apetecía mucho meterme en el terreno de los cepillos eléctricos. Por desgracia no hay mucho dónde elegir en el mercado: están Philips con sus Sonicare, Oral-B, PHB, y Vitis. Mi duda estaba entre Oral-B, que es líder en este sector (posee la gama más variada y completa del mercado), Philips o Vitis, de Dentaid. Sin perder la esperanza de poder probar los demás, de momento he decidido iniciar estas reseñas con Vitis y su Sonic S10.

Vitis solamente posee dos cepillos eléctricos en el mercado, ambos con tecnología "sónica", que suena muy aeroespacial y que ellos llaman "Sonic", denominados S10 y S20. El Vitis S20 es el top de gama, y cuesta aproximadamente el doble del Vitis S10, es decir, unos 65 €. A cambio, tenemos un sistema que nos informa de la carga de batería (del que el S10 carece) y la posibilidad de elegir las vibraciones por minuto del mismo, pudiendo seleccionar tres modos: normal (31.000 movimientos por minuto), precisión (40.000 mpm) o masaje (pasa de 30.000 a 40.000 mpm a ratos, no tiene más misterio). El S10 solo tiene un modo, el de 31.000 movimientos por minuto.

¿Era antes más sana la bollería que ahora?


A raíz de un comentario de Guti en un post anterior en donde planteaba la duda de que quizá los dulces de antes (cuando hablo de "antes" me refiero hace veinte, treinta o cuarenta años) no solo ofrecían más cantidad y más atractivos a la hora de comprarlos sino que, además, podrían ser más sanos, me dio por intentar investigar para aclarar de alguna forma si efectivamente era así.

Por desgracia muchos de aquellos productos han desaparecido, por lo que cualquier comparación con los actuales resulta, al menos, arriesgada, así que he decidido reducirla a algunos productos que tienen su símil con bollería o "golosinas" actuales. O dicho de otra forma: que se siguieran fabricando.

Marcas que se esconden en subcontratas hasta para dar regalos


No suelo participar en promociones de marcas de alimentación porque, la mayoría de las veces, o son una estafa o no merece la pena el esfuerzo que tienes que invertir para participar (rellenar pesadísimos cuestionarios, darte de alta en redes sociales, subir fotos o tonterías varias...). Pero me llamó la atención el sorteo de BiFrutas (una bebida que hereda la imagen de Zumosol, ya sabéis que Pascual vendió Zumosol a los turcos Toksoz y, desde el fallecimiento de Pascual, la firma no ha levantado cabeza -tanto es así que han tenido que cambiar de nombre, ahora se llaman "Calidad Pascual-). Pero decido probar a ver qué se cuece detrás de este rimbombante sorteo (no es que me excite mucho una vuelta al mundo, sinceramente, y además su "vuelta al mundo" está llena de "trampas").

Tras realizar todo el proceso de registro, me piden subir dos fotografías: una del código en sí -que va en el envase-, y la otra del ticket de compra (debe ser porque no se fían de si compraste tu caja de zumo, o la robaste..., en fin). Lo que me llama la atención es que piden todo eso incluso antes de saber si te ha tocado o no, lo cual no tiene sentido alguno: ¿no habría sido más fácil pedir escribir el código y luego, si es que te ha tocado algo, pedirte lo demás?

Los "clicks" Play-Cefa y Play-Big, de Cefa


Famobil, Playmobil, Airgamboys..., sabéis que en Duraderos solemos tocar bastante de estos simpáticos muñequitos, especialmente cuando se trata de su historia. Pero, entre ellos, hoy os vamos a traer una opción más que no suele mencionarse, podría decirse que son los grandes desconocidos entre "los clicks" españoles. Celulosa Fabril S.A. (CEFA), era - y es - una compañía fundada en 1946 por Eduardo Blanchard Castillo (1915-2005). Aunque de origen francés su familia, Eduardo nació en Bárcena de Cicero (Cantabria), donde se habían establecido sus padres. Con el fin de estudiar la carrera de química, se traslada a Zaragoza en 1934, una ciudad en la que culminaría sus éxitos. Tras un periodo en una compañía alemana, y tras haberse casado, funda en Zaragoza CEFA, en 1946, con el fin de fabricar las celulosas para tapones de bebidas, y productos químicos y farmacéuticos (jabones, gelatinas...). Luego, en los sesenta, pasarían a los plásticos, y en 1970 y la década de los ochenta triunfan con sus juguetes y juegos de mesa.

La década de los noventa, sin embargo, no es nada fácil, y ante el reto de un mercado - el de los juguetes - muy amenazado por la masificación de los productos chinos de bajo coste, la división de juguetes se independiza con una nueva firma, Cefa Toys, pasando Cefa a especializarse en productos para el automóvil (piezas de plástico para diferentes partes de los vehículos).