¿Qué es ser periodista hoy?



Lo cierto es que, para ser sinceros, el periodismo vive desde hace ya bastantes años una profunda crisis de identidad. Ya nos resulta hasta habitual despertarnos con la noticia del cierre de alguna cabecera o emisora de radio. Claro que no hay que confundir periodismo con medios de comunicación, aunque tampoco hay que negar que los unos están intrínsecamente unidos a los otros. El periodismo nació y creció con los medios de masas, y es ahí donde ha encontrado su sentido y su razón de ser última.

Pero, para bien o para mal, los medios de comunicación no son lo que eran. Hoy casi podríamos decir que cualquier de nosotros nos hemos convertido, en parte al menos, en periodistas: difundimos las noticias de nuestro entorno, y usamos múltiples soportes (redes sociales, servicios de mensajería, páginas web...), para darlas a conocer. Sin embargo, ese no es un periodismo "de calidad", aunque eso no quiere decir que no sea de utilidad. Conviene no confundir ambos conceptos.




A la par, los medios digamos "tradicionales" se ven forzados a cerrar, o a bajar drásticamente su calidad. Los costes de mantener un periódico como antaño, son inasumibles hoy. También a los magazines televisivos de actualidad les ocurre lo mismo, vemos cómo usan y reutilizan grabaciones constantemente, las crónicas son repetitivas, cansinas y faltas de interés, a veces primando la inmediatez frente a la calidad. Lógico, puesto que las conexiones en directo hoy se han abaratado muchísimo y están fácilmente disponibles, sea por teléfono, con llamadas a coste fijo o tarifa plana, o por video-llamada o con las cámaras de última generación.

En cuanto a los diarios en papel, les ocurre otro tanto de lo mismo. Una periodista "de la vieja escuela" comparaba hace algún tiempo cómo era su trabajo respecto a hoy. Decía que las notas de prensa prácticamente se ignoraban, el periodista se pateaba literalmente las calles, y las crónicas que hacía eran de acontecimientos que solía vivir "in situ". Se hacía uso casi constante de enviados especiales, cronistas y corresponsales, para la redacción de las noticias sin apenas contar con notas de prensa, que eran, la mayoría de las veces, menospreciadas y desprestigiadas ante la noticia en sí.

Hoy ocurre todo lo contrario. Muchos medios de comunicación se alimentan de notas de prensa y, otros, simplemente de aportaciones de colaboradores que opinan, pero que no entran a la profundidad de la noticia.



Esto explica que, mientras medios de comunicación convencionales o tradicionales cierren, cada vez haya más y más medios online. La competencia en ese sector es brutal, incluso cabeceras de prestigio que en su día formaban parte de poderosos grupos editoriales, que han tenido que echar el cierre en su edición en papel, las han comprado otras personas para pasar a hacer una edición digital mucho más llevadera y asequible, sin nada que ver con el gran medio que era antes. Este es el caso del diario Qué!, La voz de Asturias, o Diario16, sin ir más lejos, que con cuatro o cinco personas en la redacción - no muchas más - sirven noticias desde sus plataformas.

¿Qué nos depara el futuro, por tanto? En realidad lo estamos viendo ahora: los periodistas cada vez se les ve en otros puestos, no solo haciendo labor de informantes en un medio de comunicación, sino casi como relaciones públicas en gabinetes políticos, agencias de publicidad, e incluso en empresa privadas de lo más variopintas. La profesión periodística, pues, se ha diluido entre muchas otras tareas. A veces, por desgracia, con cometidos más para "desinformar" que para informar.



Los medios de comunicación subsisten gracias a Internet, pero eso obliga a que cada vez resulte más difícil hacerse un hueco ahí, debido a la maraña de cabeceras existentes, en muchas ocasiones haciendo todos lo mismo o parecido. Quizá, en ese sentido, puedan tener más opciones los medios especializados, aunque con cada vez menos presupuestos en publicidad - la publicidad online está muy mal pagada -, la calidad será, también, muy floja.

De manera que el público de los medios de comunicación de hoy puede elegir mucha variedad, pero muy poca calidad. Muy poca profundidad de contenidos, y por desgracia, cada vez menos opciones fuera del ámbito digital. Hay muy pocos medios, además, que permitan la descarga de contenidos íntegros para disfrutarlos tranquilamente, haciéndonos depender de dispositivos electrónicos que son cada día más caros y más complejos. Si antaño era difícil ver las noticias o programas por la televisión, al no disponer de ese aparato en muchos hogares, hoy ocurre otro tanto de lo mismo con los smartphones - cada vez más caros - y las conexiones a Internet - cada vez con más basura que descargar y, por lo tanto, consumiendo más datos -. Lo malo es que, antiguamente, disfrutar de las noticias suponía solo el desembolso en el aparato electrónico, sea éste radio o televisión, y el disfrutar y ver sus contenidos era gratuito. Hoy ya no.



Por desgracia, hoy ni siquiera podemos leer un periódico en papel de los muchos que existían antaño, o una revista a un precio asequible, porque cada vez quedan menos. Quien desee estar actualizado debe pagar una conexión a Internet, que son mucho más caras que una suscripción a un medio en papel de antes, y un smartphone, que también son más caros - y mucho más endebles - que los antiguos televisores o aparatos de radio.

Con cada vez menos emisoras de radio, menos periódicos en papel, menos revistas, y una tele-basura insoportable y que deja mucho que desear, el panorama informativo actual es lamentable. No es extraño que muchos opten por informarse solo por sus canales de Telegram o redes sociales, ¿qué otra alternativa nos queda? No hay mucho más.

Los periodistas no han desaparecido, pero hoy están en cualquier otro lugar, menos en las redacciones.

| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com




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