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El tiempo en un billete



En el libro "Un lugar en el tiempo 2", de A. Bial le Métayer, concretamente en el relato titulado "La mujer detenida en el tiempo", hay un personaje que me resulta sobremanera entrañable. Se trata de Puri, una mujer que ha decidido quedarse en sus mejores años, en la época en la que todo le resultaba interesante y atractivo. Maneja el dinero en pesetas, conduce un viejo coche Triumph modelo Mayflower, lleva un peinado pasado de moda hace lustros...

Esta mañana me hizo recordarla, cuando veía la publicidad por las calles de una de estas operadoras "del divertimento" tan de moda hoy, que encima de tener que ver "la caja tonta", te hacen pagar por hacerlo (e incluso hay gente insensata que paga, aunque parezca mentira).

Útiles de escritura para llevar a cualquier parte



Vemos muy habitualmente por las redes sociales cómo un gran número de dibujantes, y de bocetistas, llevan consigo una cajita, la mayoría de las veces metálica, en la cual suelen meter sus lápices acuarelables, y los instrumentos más básicos con los que dibujan.

Hace años yo llevaba también algo así pero, sin embargo, ya no lo uso porque esas cajas son un estorbo, hacen mucho ruido al moverte y son terriblemente molestas. En su lugar, uso una caja mucho más cómoda: las que se utilizan para meter los discos duros portátiles. Son cajas acolchadas, ligeras, y con exterior duro, por lo que sirven perfectamente para apoyarse. Además, tienen un precio muy competitivo, en mi caso la que uso de Tooq no llega a los diez euros, y se pueden elegir en diversos tonos de color.

Los coches de J. G. Chamorro y Fénix Hebrón, frente a frente



Fénix Hebrón -. Tenía muchas ganas de esta "comparativa", un enfrentamiento entre dos pesos pesados dentro de los compactos deportivos de los de las marcas más poderosas (e históricas) de Europa, como lo son Peugeot y Volkswagen.

Al Volkswagen Polo me une una historia muy curiosa. Fue uno de los primeros coches que probé tras obtener el carnet de conducir, un precioso Volkswagen Polo coupé de los ochenta que había conseguido que el dueño me lo rebajase hasta los 300 €. Es de estas cosas que temes dejar escapar y aún hoy son muchos los días en los que me pregunto el por qué no lo adquirí. Y es que aunque de motor estaba bien (y era una mecánica sencillísima la de aquellos Polo), y la carrocería exterior era espectacular (aún lo es, es una imagen que contiñúa siendo agresiva y seductora a través de los años) el interior me desilusionó un poco, por lo descuidado que estaba. Y otro hecho que me acabó de rematar fue el saber que su dueño había dejado de conducirlo a diario sin darme una "razón aparente" de ello. Fue una pena porque ahora yo tendría el modelo antiguo y más histórico del mismo Polo que posee ahora Guti, el GTI.

Star-I de Star, la respuesta china a los Zippo



Creo que todos estaremos de acuerdo que, básicamente, los Zippo a gasolina son "una estafa". Con precios originales en Estados Unidos, el país donde se fabrican, que giran en torno a los 9 o 10 euros, y el distribuidor aquí vendiéndolos a más de 20 (en estancos suelen estar alrededor de los 25 €), el beneficio que se llevan de Europa es monstruoso. No es extraño que, con tanto margen, la mayoría de estancos prefieran vender Zippo a cualquier otra marca.

Sin embargo, si nos vamos a alternativas chinas encontraremos precios más acordes a la realidad, y más lógicos. A fin de cuentas, el Zippo (y los encendedores a gasolina actuales) no dejan de ser una "caja de metal" cromada hasta el extremo para aguantar la corrosión, un quemador, un agujero para la mecha, y poco más. Sin embargo Zippo se aprovecha de su hegemonía en el mercado no para ofrecer un producto más asequible, sino todo lo contrario: para vendérnoslo en el Viejo Continente a precio de oro. Por eso, cualquier alternativa que nos llegue al mercado es bienvenida, y tras la renuncia de marcas como Clipper a ofrecer un encendedor decente a gasolina, han tenido que venir los chinos, una vez más, a sacarnos las castañas del fuego (nunca mejor dicho, puesto que de fuego hablamos).

Por qué no deberías abrir una cuenta en Payoneer



La firma con el anodino nombre de "First Century Bank" tenía un servicio bastante atractivo denominado Payoneer, que actuaba como un banco online desde los Estados Unidos. Desde hace años utilizaba una cuenta en ese sitio, la abrí porque Amazon no trabajaba con PayPal y, tiempo después, la dejé abierta sin más. Tenían cosas interesantes, presumían de ofrecerte una tarjeta de crédito gratuita (MasterCard), y una cuota de mantenimiento muy competitiva e interesante, mucho más que los bancos tradicionales o "físicos". Claro que no era oro todo lo que relucía, de algo sacaban los beneficios, y eran precisamente de las altísimas comisiones que te metían, no solo al utilizar la tarjeta de crédito, sino con cualquier operación bancaria de pago, imposición o tipo de operación, ellos se quedaban con un porcentaje altísimo de la cantidad que movieras. Si como yo, movías muy poco dinero durante el año (antes lo usaba para renovar los dominios), te compensaba. De lo contrario, pues no.

Todo iba bien hasta que, a principios de este año me pidieron una serie de documentos porque, al parecer, la ley europea les obligaba. Se los envié, y tan contentos. Hará cuestión de un par de meses, los de Payoneer se ponen de nuevo en contacto conmigo. Por diversas razones (supongo que por cuestiones de beneficios) les compensa abrir un banco o filial europea, y lo hacen, cómo no, en Irlanda, con el fin de pagar los menos impuestos posible. Allí trasladan sus operaciones, y escudándose ahora en el Brexit, me piden más datos personales, fotocopias, y una serie de documentos que, la verdad, ni me apetece darles. Como opción, si no quieres hacerlo te daban la oportunidad de cerrar tu cuenta. Y ahí empieza mi osadía y los quebraderos de cabeza.

Comparativa: YoYo One VS YoYo Summer Enjoy


Continuamos con nuestra temática de YoYós, y en esta ocasión vamos a hacerlo entre dos modelos y fabricantes radicalmente distintos: el YoYo One, del fabricante YoYo Factory, y distribuido en España por Fábrica de Juguetes, y el Yoyó de Summer Enjoy. De inicio, dejar claro que estamos hablando de dos yo-yos radicalmente diferentes. El One es un yo-yo "profesional", de la gama de inicio del especialista YoYo Factory, mientras que el de Summer Enjoy es un yo-yo puramente "de divertimento", apto para todos los públicos y de todas las edades, a partir de los 3 años. Esto se nota en todo: en el acabado, los materiales, el diseño y, por supuesto, el precio. Y es que el YoYo One nos podemos hacer con él por unos 20 €, un precio elevadísimo si lo comparamos con el de Summer Enjoy, que es uno de los yo-yos más baratos del mercado: unos 1,30 €. Claro que esto también indica una cosa: que en el mundo de los yo-yós no tienes que desembolsar grandes cantidades para divertirte.

Como hemos indicado el YoYo One es un yo-yó muy pesado, de tipo abierto (con perfil en V a dos niveles), y muy resistente. De hecho, su fabricante, YoYo Factory, asegura que sus rodamientos son virtualmente "indestructibles" y totalmente libres de mantenimiento, lo cual es mucho decir para un elemento que tiene que estar continuamente girando. Esto es gracias a sus bolas de acero inoxidable, lo que le convierten, como acabamos de decir, en un yo-yó pesado, pero también muy robusto. Por eso es muy apto para personas que empiezan a practicar con el yo-yó, ya que no es delicado y lo podemos maltratar sin preocupaciones.

¿Un hombre con las uñas pintadas?


No hace mucho me regalaron un par de salvaorejas, en color transparente y negro. Le dije a la chica que si no había más colores, a lo que me contestó que sí, pero "para hombres no". Se refería a que había rojos, azules claros, verdes, amarillos fósforo... Pero "no para hombres". Ahora tengo unos cuantos, y los que menos utilizo son esos transparentes, y el negro (de hecho, no los utilizo casi nunca).

Cuento esto porque, no se a qué es debido, socialmente los hombres tenemos que vestir con unos ciertos tonos marrones, negros y grises, y poco más. Cuando me regalaron la mochila que actualmente llevo, a la persona que lo hizo le costó muchísimo entender que quería una roja. "¿Una mochila roja?". Pues sí. Me encanta ese tono (el amarante, en realidad).

¿Regalar libros para promocionarlos es una buena idea?


No son pocas las editoriales que prácticamente se pelean por enviar sus libros a diversas páginas web especializadas con el fin de promocionar a sus autores y/o sus últimos lanzamientos. Una gran mayoría de las reseñas de libros que encontramos por las páginas webs, son de libros que o bien el autor, o las editoriales, les han hecho llegar para que se hable de ellos. Es decir, no son libros que se hayan adquirido en una tienda, ni online, ni físicamente.

Esto ha llevado consigo a que a día de hoy haya toda una guerra por tratar de enviar libros para que se hable sobre ellos, hasta tal punto que un número cada vez más reciente de redactores/críticos literarios, exijan el envío del libro físico, en papel, ya ni siquiera los quieren en ebook.

Comparativa: yo-yo abierto y cerrado, y trucos para yo-yo


Aunque el yo-yo lleva generaciones entre nosotros, durante los últimos tiempos ha ido perdiendo protagonismo frente a sus competidores más modernos, no solo los juegos de smartphones y consolas, algo que es obvio, sino también frente a otros juegos "manuales", como el spinner (al cual puede que dediquemos algún reportaje específico). Esto tiene su lado bueno y malo. El lado bueno es que ahora podemos encontrar yo-yos de una calidad notable, a precios muy competitivos. Por otra parte, y como aspecto negativo, es que, a su vez, no son tan fáciles de encontrar como antaño.

El yo-yo es un juguete muy antiguo, tanto que su origen se pierde en la noche de los tiempos. Parece que su término actual proviene de una palabra tagala de Filipinas, que significa "viene-viene". Existen referencias más tempranas, como algunos grabados en revistas antiguas francesas, en donde se ve a una mujer vestida a la moda y con un bandalore (antiguo término francés para yoyo) en su mano. Pero hay también grabados en terracota de alrededor del año 440 de nuestra era, donde se aprecia un niño con yo-yo, por lo que, como se ve, era un artículo de divertimento que abarcaba un poco a todas las edades.

Los estudios y su relación con el mercado de trabajo


Hoy en algunas comunidades españolas se han celebrado los exámenes de acceso a los ciclos formativos, la antigua Formación Profesional. He tenido ocasión de hablar con algunas de las personas que han ido a examinarse, y coinciden en la dureza del examen. Lo mismo ocurre con las pruebas para poder obtener el título de Graduado en Secundaria, sé de personas que llevan casi una década tratando de sacarse ese examen, incluso gente inmigrante que, en sus países, han logrado obtener títulos universitarios de notable categoría, cuando llegan a España ni siquiera pueden obtener el título de Secundaria. ¿Cómo, pues, puede ser esto posible?

Una de las explicaciones las podemos encontrar en el discurso de investidura del ex-Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que tuvo lugar cuando logró la presidencia en el año 2011. Allí, el líder de los populares abogaba por lo que él llamaba "la política del esfuerzo", en donde, según sus palabras, se premiaría a las personas más inteligentes, apartando del mercado a las que menos oportunidades tuvieran o/y, menos recursos para estudiar (o fueran menos inteligentes). Esa política ya había empezado hacía muchos años atrás, pero lo que persigue en el fondo es muy más llamativo, grave y dantesco aún, que esa "política del esfuerzo", y para entenderlo tenemos que irnos muchos, muchos años atrás.

Calculadoras solares o a pilas, ¿cual es mejor?


Yo suelo usar una calculadora a pilas, pero sin embargo, siempre suelo aconsejar una solar. No es una incongruencia, tiene su explicación.

Ayer me "regalaron" una Casio HL-820, ese tipo de calculadoras de bolsillo se hicieron muy populares a principios de siglo, con la introducción de la moneda europea. "¿Qué le ocurre?", pregunté yo, en la creencia de que estaría estropeada.

Como mucha gente sabe de mi afición por Casio, a veces vienen a mis manos los objetos más variados de esa marca, da igual su estado o su antigüedad. En el caso de la HL-820 me dijeron que no le pasaba "nada". En teoría la calculadora estaba perfecta.

El idioma inglés y los embalajes


Probablemente los que tengáis más edad recordaréis que, ver un producto con un embalaje cuya información estuviera en inglés era algo muy poco habitual en nuestro país. Cuando de adolescente acudía a un gran centro comercial de la capital, me resultaba enormemente extraño encontrar algunos productos importados - muy pocos - con una pegatina en español, y debajo la información original, en alemán o/e inglés, lo cual me llamaba mucho la atención. Eran esas las escasas ocasiones, porque en el resto de tiendas los productos con toda la información en español era lo más habitual.

Sin embargo, durante estos últimos años, y en especial en esta pandemia, hemos tenido ocasión de ver cómo, a falta de productos nacionales, es lo habitual encontrar productos con toda la información en idioma extranjero, y nada de ella en español. Aunque yo, en el colegio, estudié francés, siempre me empeñé en tratar de aprender inglés, porque en una de mis pasiones - la informática - no eras nada sin una base de inglés. Es cierto que de todo lo aprendido, y casi sin practicar, muy poco me queda, pero puedo leer bastante bien la información en inglés, no es algo que me resulte, en cierta manera, "extraño". Esto se debe también a varias razones, y es que siempre procuro tener el inglés en mi día a día: poner mi teléfono móvil con sus menús en inglés, usar relojes con la información en inglés, y leer las etiquetas e información de envasado en inglés.

Del des-confinamiento al des-control solo hay un paso


Sin orden ni concierto, este gobierno nos ha llevado de meternos todos en casa como si fuésemos delincuentes, a salir a la calle sin control. Y es que el horario que han impuesto para esta "primera fase" -como ellos la llaman- de la "desescalada" o "transición hacia una nueva normalidad" para salir a pasear es de risa, lo lógico habría sido "por la mañana los adultos, por la tarde los niños", pero al parecer este gobierno de lógica tiene muy poco. Olvidan demasiado a menudo, ahogándose entre sus propias leyes, manuales y reuniones interminables, que el sentido común y la simplicidad suele ser la mejor receta y, además, la que más entiende y llega al ciudadano. Pero no, se empeñan una y mil veces en retahílas interminables de normas, imposiciones, indicaciones y prohibiciones hasta el nunca acabar. A este paso acabarán haciendo bueno a Vox, lo cual ya es mucho decir. A veces pareciera que hacen las cosas sin pensar, y que no hay nadie pilotando la nave. Decía en la rueda de prensa el ministro: "no tenemos una guía", y añadía: "esta es nuestra guía". Ya veis. La frase del día.

En fin, ¿tienen guía o no? Supongo, claro, que todos pensamos que lo haríamos mejor, yo desde luego no (y tampoco me pagan para ello la abultadísima nómina que a ellos sí les pagan, por cierto), pero eso no es desescalada ni es nada. Decia una amiga esta tarde que aqui el centro esta a tope de gente por la calles, con sus niños, con sus perros, con su familia, con sus bicis, con sus patinetes, con sus juguetes..., que parece día de fiesta. Lógico. ¿qué esperaban?, es totalmente comprensible, y la culpa de lo que ocurra -incluyendo un repunte de la pandemia- será total y absolutamente del gobierno y del descontrol completo y total que llevan.. Ya lo hemos visto con la norma sobre los niños, saliendo por la tarde de ser brutalmente restrictivos, para luego desdecirse y dejar a todos los pequeños "campar a sus anchas" de nueve a nueve. Inconcebible. Terrorífico. No hay nadie a los mandos, esa es la realidad, esa es la sensación que nos da, lo cual nos hace tener un miedo tremendo.

Otros mundos


Para todos los que han perdido a alguien por el coronavirus.

Vivimos en un mundo donde tienes que morder el dolor y tragártelo hasta el extremo. Cuando mi madre falleció, pedí ver su cuerpo por última vez, tocarla, y recuerdo muy bien la necesidad imperiosa que sentía de despedirme de ella. Por eso, no puedo llegar a imaginarme el sufrimiento que debe ser tener que decirle adiós a una madre, un padre, al abuelo, la abuela, o al ser querido, sin poder verlo por última vez, estar ante su cuerpo presente y darle un último beso, depositar sobre su piel una última caricia.

¿Cómo calmar esa acuciante necesidad? Nada puede hacerlo.

Supongo que en estos últimos días, muchos habéis abrazado alguna prenda de vuestro ser querido, la camisa preferida de vuestro abuelo, la rebeca de la que vuestra abuela no se separaba en invierno... Yo lo hice. Y abracé esa prenda llorando hasta el extremo, hasta casi desmayarme, mientras las lágrimas corrían a borbotones por mis mejillas. Dicen los expertos que llorar es bueno, pero no sé si lo será hacerlo hasta esos extremos. Solo una mano amiga, contándole mi dolor una y mil veces, consiguió en parte aliviarme. Pero cuando ella se iba, cuando me quedaba sin ese hombro sobre el cual apoyarme, llegaba de nuevo a establecerse sobre mí la nube negra y terrible de mi tristeza y mi desconsuelo.

Aún hoy, me estremezco y me apeno al recordarlo. Y ese luto no se va, claro que no se va.

No sé cómo deciros, o transmitiros más bien, un poco de consuelo. Pero sé que, en esos momentos, las pocas palabras que puedan decirse ayudan, y mucho. Por lo tanto, solo quisiera haceros llegar que soy partícipe de vuestro dolor, lo comparto y soy consciente del gran peso que sobrelleváis. De vuestra terrible impotencia. De vuestra desolación.

Algunos dicen que se fueron personas mayores, con muchas patologías, como si eso lo hiciera menos doloroso e importante. Pero no eran eso para vosotros. Era vuestro querido abuelo, abuela, vuestros padres y madres, personas que, por muy ancianas que fuesen, no se merecían morir así, sin un abrazo, sin el cariño de sus allegados, sin teneros a su lado.


Una alta dirigente política del gobierno dijo hace pocos días que no os teníais que preocupar. Que todos tuvieron una última oración de los profesionales sanitarios, añadiendo (por aquello de quedar bien ante todo el auditorio) "los que fueran creyentes". Estoy seguro que los profesionales sanitarios lo hicieron lo mejor que pudieron, pero, ¿de verdad ellos sabían quién era creyente o no? ¿Les importaba en algún caso? ¿Disponían siquiera de tiempo para ello? Ver a cirujanos haciendo de ATSs me hace dudarlo.

Porque nadie como tú sabe lo que ese anciano vivió contigo, lo que te ayudó en tus momentos más duros, a veces con una ayuda material de su exigua pensión, y otras con una simple pero más que suficiente palabra de aliento, o con su compañía. Nadie mejor que tú conoce sus penurias, lo que sufrió por salir adelante, y por llegar a una vejez bien merecida que debía ser plácida y, desde luego, tener un final mucho más agradable que éste. Personas que lo dieron todo hasta los últimos instantes de su vida, en ocasiones incluso pidiéndoles a los médicos que utilizasen los escasos respiradores disponibles en pacientes más jóvenes y con más posibilidades de sobrevivir. Historias individuales de solidaridad, de valor y generosidad hasta el extremo. Que aguantaban estoicamente por los pasillos de los hospitales, mientras los médicos iban y venían totalmente desbordados. Porque eran eso: colapsados. Había casos que eran auténticamente desgarradores, cuyas historias no es el momento de contar aquí.

Pero ahora, como dicen las Escrituras, gozan de su merecido descanso. Ese es todo el consuelo que puedo darte, sé que insuficiente, sé que no llena ese vacío que sientes, pero sí tranquilizador. Ahora están en ese descanso que tienen más que merecido. Esperándote -porque, al contrario que ese personaje político, yo no tengo que guardar etiquetas tontas ante el público- para un día abrazarte, y en el que podrás decir no un adiós, sino algo mucho mejor: un "hola".

Descansen en paz en el Señor.

"Ahora que descansen de sus trabajos, porque sus obras van con ellos" (Ap. 14, 13).

Y en un momento de silencio, te ruego una oración por el alma de los fallecidos en la pandemia, y por el consuelo de sus familiares que no han podido decirles su último adiós.

| Preparación: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com | Redacción: Carta abierta, redactada por el escritor Bia Namaran, para todos los que han sufrido la pérdida de un ser querido durante la pandemia.

Periodista, reportero, articulista, cronista...


En mis años trabajando para medios del motor, en algunas ocasiones se referían a mí como periodista, algo que no es que llegase a molestarme, pero que en gran medida me "chirriaba". No soy periodista, no estudié periodismo, ni tampoco se puede decir que perdiera mucho el sueño por serlo. La profesión de periodista tiene todos mis respetos, pero no es algo que envidie ni me agrade.

Yo siempre prefería definirme con un término muy habitual en el mundo anglosajón y que, por desgracia, en el entorno latino apenas se usa correctamente: el de reportero (reporter).

Kit plumier Mr. Wonderful para personalizar y decorar


Continuamos con nuestras reseñas sobre productos de Mr. Wonderful, y hoy abordamos su kit de tipo plumier (o, como yo prefiero llamarlo, "neceser"). Realizado con el mismo tipo de plástico "desechable" que ya vimos en el estuche de subrayadores, este kit se compone de 3 clips con diversas formas (cáctus, planeta y unicornio), 1 plantilla de plástico troqueladas, 3 mini-marcapáginas de tipo imán, 4 láminas de plástico con pegatinas, y un bolígrafo. Como es habitual en Mr. Wonderful, todo ello está fabricado en China (ellos ponen "RPC", para que no se note tanto), lo que significa que es de pésima calidad. El bolígrafo es desastroso, con un clip de sujeción de risa, y con depósito no recargable ni recambiable.

La plantilla troquelada es de un plástico ultradelgado, que es precisamente lo que no deben ser nunca este tipo de plantilla, pero suponemos que a los de Mr. Wonderful les da igual, con tal de aparentar que es todo muy "cool" y muy "chic".

La historia de los encendedores Vu-Lighter de Scripto


La compañía Scripto - del latín "Escribo" o "Yo escribo" - fue fundada en Atlanta (Georgia, USA) en 1923 por Monie A. Fersc bajo el nombre de M. A. Ferst Company, pasando a llamarse en 1924 Scripto. Comenzó en los años 20 fabricando instrumentos de escritura, y luego pasó a la producción de encendedores. En 1955 creó su primer modelo, llamado Vu-Lighter. Aunque estos encendedores eran un adelanto en su tiempo y enormemente eficientes y duraderos, la compañía no tuvo mucho éxito y en 1957 la adquirió la californiana Anja Engineering Corporation, que fabricaba también instrumentos de escritura y material de impresión.

El encendedor Vu-Lighter de Scripto incorporaba un mecanismo de cierre que bloqueaba herméticamente el compartimento del combustible respecto del resto (de la mecha), con lo que se evitaba que la gasolina se evaporase, que es uno de los mayores defectos de este tipo de encendedores. Cuando queríamos encenderlo, se tenía que apretar un pulsador situado en un lado, para que se desbloquease el mecanismo y la gasolina empapase la mecha (había que poner a la vez el encendedor boca abajo, para de esta forma permitir que la mecha se empapase del combustible). Además, los Vu-Lighter eran resistentes también al viento (windproof o "windguard" como lo llamaban ellos).

El Zippo español


Lamentamos ser un poco "monotemáticos" con la cuestión de encendedores, pero nos parecía interesante, y no queríamos dejar pasar la oportunidad, de hablaros de la marca Rasta, una firma que fabrica papel de fumar pero que también ofrece productos de esa temática, como encendedores. Y es que, además de tener encendedores convencionales, turbo y encendedores largos o de cocina, esta firma española (con sede en Córdoba, España) también dispone de "clónicos" de Zippo.

Tenía la idea de traeros algunos de sus productos para mostrároslos, ya que tienen muchos encendedores de gasolina y a un precio muy competitivo -16 euros-: una línea vintage, una línea muy "cool" con estética de Vespa, una línea camo o "militar"... De hecho, me puse en contacto con ellos, pero curiosamente, nada más hacerlo, misteriosamente "borran" todo de su web. Ahora mismo, no se puede consultar su línea de Vespas, ni su línea Vintage (que estaba aquí), ni su línea turbo de clara inspiración Zippo (aquí) ni, de hecho, ninguno de sus otros productos de encendedores. Nada de nada. En lugar de los encendedores, cuando visitamos su página aparece solamente un anuncio haciendo referencia a su papel de fumar.

Muy llamativo.

¿Trae a cuenta usar un encendedor Zippo? ¿Qué alternativas hay?


Si usas habitualmente un encendedor de gasolina de Zippo, te habrás dado cuenta en seguida que es terriblemente caro mantenerlo. Personalmente no es que lo use intensivamente, pero sí recurro a encendedores a diario y, cuando decido usar el Zippo, se nota en el gasto. He podido comprobar que, cada dos meses aproximadamente, tengo que cambiar la mecha, y ese es el tiempo que dura más o menos la lata de combustible. Lo único que dura bastante más son las piedras, que pueden estar sin agotarse cuatro meses o incluso más.

Haciendo un simple cálculo, encontramos que cada cuatro meses uno ha gastado en su Zippo la friolera de unos 25 €. Digo "friolera" porque estamos hablando de un simple encendedor, no de una motocicleta de competición. Dependiendo dónde adquiramos el combustible (en algunos sitios la lata se vende a 5 euros o más, y como Zippo no fija precios y le deja a cada vendedor que ponga el que quiera, podemos acabar pagando la gasolina o nafta para el Zippo a precio de oro), si usamos el encendedor intensivamente, el gasto se dispara de una manera abrumadora.

Así que hemos decidido comentar las alternativas existentes.

Prueba de la estufa de parafina Tectro R 233 TC


Cuando uno se pone a buscar una estufa, en el mercado encuentra multitud de soluciones, variantes y marcas que puede converir esa búsqueda en una tarea ardua y complicada. Sin embargo, en su esencia y a la hora de la verdad, todas ellas se podrían dividir en dos grandes grupos: por el tipo de combustible o energía utilizada, y por el tipo de calor o forma de generar éste.

En lo que a combustible respecta, tenemos las estufas que usan gas (que pueden ser a su vez radiantes, de llama azul o catalíticas), las que usan pellets, y las que usan parafina o queroseno (es lo mismo). Por otro lado, tenemos las estufas u hornillos eléctricos, o los calefactores. Este tipo de elementos calefactores generadores de calor no queman combustible, sino que funcionan mediante una resistencia que se calienta a alta temperatura, y cuya energía la obtiene de la corriente eléctrica. A pesar de que su calor es casi inmediato, limpio y seco, su efíciencia energética es muy escasa (tardan mucho en calentar lugares grandes o ambientes muy fríos) y, además, son muy caras (la factura de electricidad por kilowatio hora no compensa). Solo son aptas y recomendables para calentar algo muy esporádicamente, y por un corto espacio de tiempo, nada más.