Probablemente los que tengáis más edad recordaréis que, ver un producto con un embalaje cuya información estuviera en inglés era algo muy poco habitual en nuestro país. Cuando de adolescente acudía a un gran centro comercial de la capital, me resultaba enormemente extraño encontrar algunos productos importados - muy pocos - con una pegatina en español, y debajo la información original, en alemán o/e inglés, lo cual me llamaba mucho la atención. Eran esas las escasas ocasiones, porque en el resto de tiendas los productos con toda la información en español era lo más habitual.
Sin embargo, durante estos últimos años, y en especial en esta pandemia, hemos tenido ocasión de ver cómo, a falta de productos nacionales, es lo habitual encontrar productos con toda la información en idioma extranjero, y nada de ella en español. Aunque yo, en el colegio, estudié francés, siempre me empeñé en tratar de aprender inglés, porque en una de mis pasiones - la informática - no eras nada sin una base de inglés. Es cierto que de todo lo aprendido, y casi sin practicar, muy poco me queda, pero puedo leer bastante bien la información en inglés, no es algo que me resulte, en cierta manera, "extraño". Esto se debe también a varias razones, y es que siempre procuro tener el inglés en mi día a día: poner mi teléfono móvil con sus menús en inglés, usar relojes con la información en inglés, y leer las etiquetas e información de envasado en inglés.
El inglés es hoy la lengua franca, estamos de acuerdo que ni es el mejor idioma ni el más adecuado en muchas ocasiones, pero es el que se ha estandarizado en todo el mundo, así que conocerlo es vital. Por fortuna, los niños que estudian hoy tienen en sus planes académicos una buena dosis de inglés, cosa que, por desgracia, en nuestros tiempos no teníamos. Muchos tuvimos que aprenderlo "a tropezones", a base de golpes y un poco "deprisa y corriendo", y gracias a que la tecnología nos ha facilitado mucho las cosas porque, de no ser así, ahora mismo salir a comprar los productos necesarios de protección en este mercado tan voraz sería como ir a ciegas o siendo un analfabeto. Conozco algunas personas de mi generación que así se sienten, incapaces de enfrentarse a cualquier texto que tenga un mínimo de inglés. Tampoco las autoridades educativas para adultos hacen mucho, puesto que los pocos cursos que se ofrecen están a rebosar de aspirantes y las plazas se quedan muy pronto ocupadas.
Se ha hablado mucho de la era de la información y de la brecha digital, pero uno de esos aspectos tan importantes para el día a día, y una deuda pendiente, sobre todo en los adultos en España, es el inglés. Nuestro nivel es penoso, y ya no solo hablemos de inglés, sino de lenguas también tan importantes hoy (y más en el futuro) como el alemán o el chino. Resulta bastante patético que muchos políticos se peleen por obligar a sus ciudadanos a aprenderse lenguas o dialectos locales, como el catalán, el gallego o el bable, que en la práctica, a no ser para presumir de muy "nacionalista", no les va a servir para nada, y no se preocupen de verdad de promulgar y fomentar el uso de las lenguas que a sus electores sí les resultaría muchísimo, infinitamente y con diferencia, más útil, como es el inglés y los idiomas que, en la actualidad, dominan el mundo y permiten expandir fronteras y conocimiento.
| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com
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