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La tecnología excluyente



Cada vez me encuentro más con este tipo de páginas como la que veis en la imagen de entrada a este post. Páginas que te bloquean su contenido hasta que no instales la última versión de uno de sus navegadores. Y no vale con que sea un navegador específicamente - como si no hubiera más -, sino que, encima, tiene que ser "la última versión". Versiones de navegadores que, encima, solo funcionan con determinados sistemas operativos.

Si algún día - que nunca lo fue, en realidad -, Internet fue libre, accesible y para todos, resulta más que evidente que ya no lo es. Internet se ha vuelto un "garito" donde los más privilegiados y que cuentan con más medios se ven favorecidos y pueden disfrutar (y utilizar) todo su contenido, y las pesonas más humildes y de los escalafones sociales más bajos, con ordenadores antiguos y/o menos potentes, se quedan sin poder acceder a un gran número de páginas, incluso de la Administración.

Navegadores de teletexto


Muchos conocemos los navegadores de Internet, llamados también "browsers", y con los que nos relacionamos con la World Wide Web a menudo. Se han convertido en algo tan habitual, que ni nos damos cuenta cuando los usamos, y también solemos ignorar otro tipo de navegadores que existen y que, en ocasiones, pueden convertirse en una buena alternativa. Sobre todo cuando no tenemos conexión a Internet.

Cuando estoy desconectado y no me es posible utilizar ni browsers, ni telnet, ni IRC, o herramientas de comunicación parecidas, pero quiero conectarme a las noticias, leerlas y conocer al menos lo que ocurre de la actualidad "en modo texto", recurro al navegador de teletexto.

¿Se puede dejar un ordenador siempre encendido?


A los más jóvenes seguramente les resulte extraño oír esto, pero "los más viejos del lugar" lo entenderán perfectamente: hubo un tiempo en que el ordenador que teníamos en casa nunca necesitaba actualizaciones. Nunca se conectaba a internet (no existía), y por lo tanto nunca corría riesgos innecesarios. Es cierto que seguía estando expuesto a virus y diferente "malware", pero la mayoría de las veces era debido más a nuestra propia desidia (o inocencia, que también solía ocurrir) que a otras cuestiones. Por ejemplo, al usar aplicaciones de amigos o de la academia o universidad que nos bajábamos de internet en disquetes.

El hecho es que cuando adquirí el nuevo ordenador, decidí dejarlo "offline". Las razones son varias, una de ellas es la imposibilidad de actualización por la brutal demanda de recursos y espacio de Windows 10 y, la otra, porque lo que hago podía hacerlo sin conexión a internet. O mejor dicho: con una conexión secundaria.

La importancia de una buena review


Buscando entre zapatillas de Paredes, me he dado cuenta de algo curioso: si en el buscador de Google ponemos su modelo "Paredes Ecology", vemos que entre los casi 395.000 resultados, ni más ni menos, quien aparece en primer lugar es el blog de Guti y su review sobre las Ecology Serraje. El caso es que, si seguimos buscando, el siguiente link en aparecer que no sea una tienda es este mismo blog, en el análisis que realizamos en su día sobre ese modelo. Resulta llamativo que ambos resultados aparezcan incluso por encima de las tiendas más populares, e incluso por encima de las mismas páginas oficiales de la marca.

Algo similar ocurre con Yumas, cuya review que realizamos en Duraderos aparece también en la primera página de Google.

50 euros por un Zippo de los más básicos



Durante tres días hemos estado hablando con vendedores, recorriendo las calles y pisando tiendas especializadas, para comprobar de primera mano lo que ocurre con los encendedores o, más propiamente, mecheros, de Zippo y sus numerosos "clónicos" venidos de China.

En muchos locales no tienen Zippo, reconocen que no quieren arriesgarse con un producto tan caro. Miramos sus estanterías y pronto lo entendemos: sus expositores están llenos de "baratijas", encendedores de las marcas más dispares a dos y tres euros, algún llavero de adorno, revistas y cajas pequeñas de golosinas. Decidimos entonces acercarnos a uno de los más grandes centros de venta de útiles para fumador, un estanco "modernizado" en tendencia a los tiempos que corren, con sección de revistas, prensa, quiosco y material de oficina. Abierto todo el día - incluso festivos -, es uno de los locales mejor abastecidos de este tipo.

¿Estamos saturados de información?


Mientras iba buscando información sobre la Green Cola, me llamó la atención un hecho muy curioso: en los primeros puestos de los buscadores había muchísimas páginas hablando de ella, pero todas, básicamente, decían lo mismo. Repetían lo mismo que decía el fabricante en su campaña o en sus notas de prensa, o en las notas de agencia. Una tras otra, página tras página, site tras site y portal tras portal, iban dando la misma información, cambiando -seguramente por cuestiones de SEO- alguna palabra aquí o allá, alguna frase aquí o allá...

Me llamó la atención que entre todas esas páginas había algunas -que conozco muy bien- que lo único que aportan es contenido estratégicamente situado para aparecer en los primeros sitios, con técnicas más o menos depuradas. Ninguno de esos sitios aportaba realmente algo de valor, algo que no fuera lo que ya se había contado, en definitiva: algo que cualquiera no pudiera haber leído dirigiéndose a la campaña del propio fabricante.

Prueba y opinión de zapatillas Yumas Arizona


Dos son las ventajas que destacaría en Yumas: una es que fabrican calzado muy asequible y, la otra, es que es de los poco fabricantes que se pueden encontrar en casi todas partes. Tanto es así que puedes adquirir zapatillas de esta marca tanto en la ciudad más grande, como en el pueblo o aldea sea, prácticamente, cual sea su ubicación. Esa es una gran ventaja frente a otros fabricantes que solo ofrecen sus productos por internet. Es cierto que en la mayoría de las ocasiones las tiendas online nos posibilitan cambiar el calzado, pero no deja de ser una molestia y un quebradero de cabeza y es que, si acudes a una tienda, puedes disfrutar de ese producto el mismo día en que lo compres mientras que por internet entre cambios -si no te sirve el número o te equivocas de versión-, entre uno y otro. pueden transcurrir tranquilamente dos semanas o más. O sea, casi un mes de espera.

Otra gran ventaja de lo que acabo de explicar es que, de esta forma, podemos probar esa marca en la tienda y, si no poseen el modelo que buscamos, pedirlo por internet sabiendo qué número tenemos que pedir. Además, tanto Yumas, como Paredes, J'hayber y todas las extranjeras que no nombraré para no hacerles publicidad gratuita, pero que todos tenéis en mente, suelen tener mejores precios en tiendas físicas que por internet. Aunque en honor a la verdad hay que decir que las ofertas de Yumas en su web son, con diferencia, donde puedes encontrar precios realmente competitivos. Mientras otras marcas y fabricantes suben los precios artificialmente en web, Yumas es de las pocas que no lo hace, incluso a veces, si aprovechas ofertas puntuales, puedes adquirir tus Yumas notablemente más baratas que en tiendas.

¿Cuánto cobra un "influencer" por mencionar tu marca?


Sí, aparecer y que vean tus marcas en medios escritos de Internet por lo general cuesta dinero. Y más aún si mueves a un número de seguidores bastante digno. Para que os hagáis una idea, y según un estudio hecho en Reino Unido por Morar Research, para que un influencer mencione tu marca deberás desembolsar la friolera de 75.000 libras (unos 83.700 euros). Viendo estas cifras me da cierta risa sabiendo las ridículas inversiones que hacen, generalmente, las marcas en España. Obviamente en la difusión por Internet estamos -como desde su nacimiento ocurrió- en los últimos puestos en la Península.

También es cierto que esas cifras las mueven los influencers más cotizados, es decir, aquellos más famosos y que son más visibles. Pero aún así también me parece un poco de sonrojarse cuando en esos sitios los departamentos de marketing dedican tantos recursos para la difusión de sus productos, y en España muchos de los medios especializados tienen que conformarse con que les cedan el producto en sí, y hasta ya pueden darse por contentos con eso.

El primer router wifi de Telefónica


Corría el año 2005 y Telefónica empezaba a ofrecer servicios de ADSL con tecnología Wifi en un mismo paquete. Por aquel entonces en mi casa -como en tantas otras- para conectarse a internet había que armar un poco "la marimorena". Como la roseta del teléfono se encontraba en el salón (junto al teléfono que en su día, cuando esto de internet no era más que una figuración aún, se instaló), y mi módem y mi ordenador en mi habitación, tenía que desenchufar el teléfono y lanzar un cable RJ-11 a través de todo el pasillo, con la consiguiente molestia para el resto de la familia (que no le encontraban mucho el sentido ni a los ordenadores ni a internet) y, encima, la anulación del servicio de telefonía mientras estuviera conectado a internet.

Además de las molestias, el trasiego de tanto cable y de poner y quitar hacía que en la ferretería estuvieran de mí hasta el moño de tanto comprar metros y metros de cable telefónico, y aunque las rosetas las cambiaba yo mismo, los cables de conexión de cobre también estaban habitualmente en las últimas.

¿Por qué la prensa rosa no triunfa con los hombres?


Cuando era pequeño una de mis mayores aficiones era bajar al quiosco y comprar revistas de música, y de las que ahora se llaman "del corazón". Me encantaba especialmente la revista Semana, y entre sus anuncios y sus reportajes de la vida de personajes famosos veía un espejo en el que reflejarme, personas exitosas a las que imitar.

A medida que crecí y empecé a ser más juicioso, por supuesto todo aquello pasó, ya no adquiero revistas del corazón, aunque amigas de mi misma edad sí que continúan leyendo la Pronto, la Lecturas, la Diez Minutos... Porque han cogido la costumbre de leerlas antes de acostarse, o en la sobremesa, cuando tienen unos minutos de descanso tras realizar las tareas de la casa y de la mañana. Otras, más"sofisticadas" ellas, compran la Marie Claire o la Olga, en esos formatos "de bolsillo" que tan de moda se han puesto, para leerlas mientras van o vuelven del trabajo, en el tren o en el autobús.

Diccionarios antiguos y "diccionarios modernos"



Ayer tarde pasé por la librería para adquirir un pequeño diccionario, manejable, que me resultara útil cuando estoy escribiendo y necesito consultar algo muy concreto (nombres de huesos, de países, etc.). El caso es que los Iter Sopena que todos teníamos de niños (o que muchos recordaréis), tenían dibujos y láminas con profusión, que aparte del diccionario en sí te permitían conocer otros elementos (cómo se llamaban las partes del motor de un coche, las banderas de los países...). Tuve durante mucho tiempo uno de ellos pequeño, que te venía forrado, y con un bonito formato de bolsillo, y era el que utilizaba mientras escribía. Por supuesto, aquel diccionario quedó anticuado y hace mucho que se fue de mi lado, así que buscaba uno que fuera más actual. Pero cuando he visto la oferta de diccionarios de bolsillo actuales me he llevado una gran decepción: ninguno tiene gráficos ni fotografías, no pidas ya siquiera láminas a color. Supongo que hoy están de capa caída frente a los buscadores de internet, y que las editoriales tratan de publicar lo mínimo posible, aunque no fuesen, ni mucho menos, baratos.

Tras la decepción del diccionario de la lengua, decidí buscar alguno de sinónimos. El que tengo es un enorme volumen de Corripio que ya lleva conmigo muchísimos años (su primera edición data de los años 90). Por aquel entonces era uno de los más completos del momento, así que pensé, en mi inocencia, que ahora habría algo mejor. Me costó 1900 pts (unos 11 euros), y por ese precio lo que he visto da auténtica vergüenza ajena: diccionarios más pequeños, menos voluminosos, con menos hojas y con menos entradas (el de Corripio incluía, además, vulgarismos).

¿Qué es ser periodista hoy?



Lo cierto es que, para ser sinceros, el periodismo vive desde hace ya bastantes años una profunda crisis de identidad. Ya nos resulta hasta habitual despertarnos con la noticia del cierre de alguna cabecera o emisora de radio. Claro que no hay que confundir periodismo con medios de comunicación, aunque tampoco hay que negar que los unos están intrínsecamente unidos a los otros. El periodismo nació y creció con los medios de masas, y es ahí donde ha encontrado su sentido y su razón de ser última.

Pero, para bien o para mal, los medios de comunicación no son lo que eran. Hoy casi podríamos decir que cualquier de nosotros nos hemos convertido, en parte al menos, en periodistas: difundimos las noticias de nuestro entorno, y usamos múltiples soportes (redes sociales, servicios de mensajería, páginas web...), para darlas a conocer. Sin embargo, ese no es un periodismo "de calidad", aunque eso no quiere decir que no sea de utilidad. Conviene no confundir ambos conceptos.

Prueba y opinión: sillín para bicicleta Velo Plush D2


Durante estos meses el mercado de la bicicleta está experimentando su mayor auge y movimiento del año. Los días más largos, más horas de sol y también el buen clima invitan siempre a coger nuestra bicicleta y salir con ella de paseo o, incluso, hacer nuestras pequeñas rutas. Hay quien se atreve a servirse de este vehículo limpio, económico y fácil de mantener incluso para recorrer enormes distancias, por ejemplo en el camino de Santiago o en rutas turísticas de largo recorrido. Por supuesto, también hay quienes usan la bici para ir a trabajar, o para salir durante todo el año.

Normalmente de entre los componentes que forman la bicicleta nos solemos fijar en la transmisión, el cuadro, los frenos... Y no son pocas las veces en las que olvidamos uno de los elementos que más colaboran a que nuestro tiempo sobre la bicicleta se convierta en una tortura, o en un placer: el sillín.

El "regalo" de Navidad de Movistar


Durante las fechas navideñas es costumbre hacerse regalos. Las familias, los amigos, e incluso entre compañeros de trabajo, se hacen regalos deseándose mutuamente que el nuevo año llegue con fortuna y con grandes beneficios.

Pero no es así entre las multinacionales como Movistar, siempre tratando de aprovechar la menor oportunidad para ver cómo pueden "colar" sus abultadísimas tarifas en la ocasión que tengamos la guardia más baja. Y tanto es así que en Telefónica aprovechan estas fechas para darte un "regalito", pero éste de otro tipo, que no es más que incrementos en sus tarifas.

Las ventajas de escribir en papel



Yo era una de esas personas que lo digitalizaba todo, que trataba de conservar lo menos posible en papel y que gestionaba su vida mediante la agenda del móvil y con archivos informáticos. Lo hice porque el papel me ocupaba mucho espacio, y tras el dolor que supuso deshacerme de toda mi biblioteca de libros físicos, me dije a mí mismo que no volvería a pasar por eso.

Es cierto que ya no adquiero libros físicos, no me gustan, me parecen un soberano incordio pudiendo tener ebooks y cómis en formato electrónico (y encima, muchos gratuitamente). Pero en el resto de cosas, he ido volviendo poco a poco al papel, y por varias razones.

Fonyou cierra sus puertas


¿Quién no ha tenido un número Fonyou? De hecho, yo aún lo mantengo. Pero por desgracia este fantástico servicio que ofrecía mucho a cambio de prácticamente nada (y sin el "prácticamente", ya que podías mantener el número gratis todo el tiempo que quisieras sin soltar ni un euro, y usar también su servicio de mensajería gratis para recibir mensajes, también sin tener que pagar nada) va a desaparecer. En los tiempos que corren mantener un servicio así erea bastante complicado, y, como bien dicen hoy mismo en nuestro blog hermano de Zona Casio, éste tipo de "gratuidades" en Internet tienen los días contados.

FonYou apareció en el año 2009 como una alternativa barata y asequible para todos los que querían un número de móvil sin complicaciones (de hecho, incluso no era necesario ni siquiera tener móvil para usarlo), y como una alternativa más que atractiva a los operadores convencionales de prepago que, poco a poco, han ido desapareciendo a cambio de un postpaso disfrazado de prepago como el actual.

El teléfono móvil frente al smartphone


Hace unos pocos días un amigo me invitó a dar un paseo por unas montañas cercanas, a lo cual con gusto accedí. Cuando entré en su coche me sorprendió enseñándome un teléfono móvil nuevo, pero de formato "monoblock" y con teclado, como "los de siempre", así como una pequeña pantalla TFT a color, sin mucha resolución pero más que suficiente no solo para distinguir información, sino también para ver alguna que otra fotografía.

Me explicó, sonriente y muy contento: "¿has visto? Una semana dura la batería". Había cambiado su smartphone por un teléfono convencional, sin Wi-Fi, sin GPS, sin conexión a Internet, sin tonterías varias "ni pitos ni flautas". Desde que lo había adquirido se sentía no solo totalmente satisfecho con el móvil (ya no smartphone), sino que, además, había ganado muchísimo en tranquilidad y calidad de vida, sin tener que preocuparse cada pocas horas en si tenía que recargar la batería del smartphone, o si tenía mensajes pendientes sin leer, qué había hecho determinada persona en Facebook o si tenía poca carga.

El mensáfono y los podcasts



Hace un tiempo, al final de un funeral, me presentaron a un señor diciéndome: "éste era el responsable de El Mensáfono". Hoy es un señor bastante mayor, ya no se dedica a eso, pero en su día hizo una gran labor al frente de El Mensáfono. Pero, ¿en qué consistía?

Antes de la llegada de Internet una de las parroquias de la ciudad llevó a cabo, gracias al impulso de su párroco (una persona de extraordinaria virtud), una estupenda iniciativa. Se trataba de, cada día, difundir mensajes con consejos, ánimos, o simplemente mensajes de alivio, con un contenido eminentemente cristiano. Cada mensaje era grabado y para escucharlo simplemente había que llamar a un número de teléfono, con lo que, como si fuera una buzón de voz, te permitía escuchar el mensaje. Los mensajes no duraban mucho, un minuto o dos nada más, lo que les hacía aptos para que cualquiera pudiera escucharlos en cualquier momento, sin demasiado gasto.

Llevar todo un ordenador Windows en el bolsillo


Uno de los sistemas operativos para smartphones que más me han gustado, a pesar de su escasa permanencia en el mercado, es Windows Mobile. Es uno de los pocos donde realmente te sentías como si estuvieses ante un ordenador Windows, una especie de ordenador "en pequeñito". No en vano su entorno heredaba de los "Pocket PC", unos ordenadores de bolsillo que se hicieron populares durante los noventa y primeros años del siglo XXI.

A pesar de ser un dispositivo móvil, existían herramientas bastante variadas para desarrollar software para él, incluyendo la posibilidad de crearlas en Visual Basic (con librerías específicas) y hasta en Lazarus.

SPC, la empresa española "fantasma" de telefonía


Ayer, ojeando el último catálogo del operador Orange, me llamó la atención la presencia destacada de una firma de telefonía (y tecnología, en general, puesto que comercializan equipos de sonido, tablets, wearables, etc.) no solo vendiendo a través de Orange sus terminales, sino incluyendo también publicidad a toda página. El nombre de esta compañía es SPC, acrónimo de Smart Products Connection, S.A., un nombre bastante raro, la verdad. Como su dominio debía estar registrado, tuvieron que irse a www.spc-universe.com. No me preguntéis qué narices pinta ese "universe" ahí, y por qué no eligieron otro como spcsa.es, que está libre, pero ellos sabrán.

Por otro lado, el logotipo de la compañía es realmente infantil, un cohete en una especie de círculo con bordes de chapa de botella, supongo que, aunque el cohete tenga una antigüedad de siglos (ya los usaban las tropas del sultán Tipu en el siglo XVIII), en SPC habrán considerado que la silueta de un cohete es vanguardista e innovadora.