A los más jóvenes seguramente les resulte extraño oír esto, pero "los más viejos del lugar" lo entenderán perfectamente: hubo un tiempo en que el ordenador que teníamos en casa nunca necesitaba actualizaciones. Nunca se conectaba a internet (no existía), y por lo tanto nunca corría riesgos innecesarios. Es cierto que seguía estando expuesto a virus y diferente "malware", pero la mayoría de las veces era debido más a nuestra propia desidia (o inocencia, que también solía ocurrir) que a otras cuestiones. Por ejemplo, al usar aplicaciones de amigos o de la academia o universidad que nos bajábamos de internet en disquetes.
El hecho es que cuando adquirí el nuevo ordenador, decidí dejarlo "offline". Las razones son varias, una de ellas es la imposibilidad de actualización por la brutal demanda de recursos y espacio de Windows 10 y, la otra, porque lo que hago podía hacerlo sin conexión a internet. O mejor dicho: con una conexión secundaria.
Hoy, con la llegada de los smartphones e iPads (tabletas), que nos permiten hacer "casi todo" en la WWW, tener un ordenador conectado siempre a internet es un peligro innecesario. La mayoría de cosas que hacemos (responder correos, visitar la Wikipedia y blogs -como éste-) podemos hacerlo por esos otros dispositivos, mucho más robustos en materia de seguridad (tanto Android como iOS estan pensados específicamente para ello, no así Windows, cuya arquitectura es radicalmente distinta -y la filosofía también- y está lleno de agujeros de seguridad y parches), y además son más ágiles.
Ciertamente los smartphones no son más cómodos, pero cuando requiramos comodidad podemos acudir al ordenador "offline". Ademas, con lo caras que son las líneas de los operadores actuales, nos podemos ahorrar un buen dinero tirando de la línea de datos móvil -con internet en cualquier momento y lugar- y prescindir de una línea fija o inalámbrica del PC.
Obviamente esto a las casas de software, multinacionales del sector y operadoras, no les interesa, por lo que intentarán hacernos cambiar de idea. Para algo puntual, pues, podemos usar un adaptador inalambrico o la conectividad móvil-pc (emparejandolo, como los antiguos Nokia).
Por otro lado, siempre que necesitemos software, recursos, archivos y demás, podemos descargarlo al smartphone y luego pasárselo al ordenador. No obstante esto deberá ser las menos veces, ademas la mayoría de software actual no ofrece demasiada mejoría que el que ya debemos tener: lo único que nos suele aportar es ser más pesado y más lento en ejecución. Música, libros y material diverso, podemos guardarlo y reproducirlo en la tablet o smartphone, lo mismo que imágenes, películas y documentos. Con las tarjetas de memoria cada vez con mayor capacidad, no debería ser esto un problema y, en último término, podemos luego llevarlo a un disco duro portátil (haciendo el ordenador "de intermediario", si es necesario).
En los tiempos que corren ciertamente no es nada descabellada la idea de tener nuestro ordenador siempre offline, y hacer las cosas que necesitemos (subir y bajar archivos desde y hacia la Red, relacionarlos online mediante redes sociales, y visitar páginas web...) con el smartphone. De hecho, ya hay muchísima gente que prescinde de los PCs (las ventas de ordenadores de sobremesa han descendido notoriamente, y se espera que bajen aún más), y es que según están las cosas, tener un "mastodonte" de ordenador ocupando muchísimo espacio, a no ser que profesionalmente y para temas muy específicos lo necesites, no tiene apenas sentido práctico alguno.
| Redacción: Duraderos.esRevistas.com