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La DGT regula, por fin, los patinetes eléctricos


Se esperaba que la DGT (Dirección General de Tráfico) hiciera pública una normativa en diciembre respecto a los patinetes eléctricos, y así ha sido. Aunque de momento es una instrucción transitoria (es decir, una regulación básica de cara a su inclusión en el Reglamento General de Vehículos, que se espera el próximo año, motivado por el bloqueo legislativo), es un marco legal en el cual ya se podrá legislar y sobre el cual los usuarios deberán moverse y que tendrán que respetar, además de las propias regulaciones locales que cada ayuntamiento haya dictado.

No hay, sin embargo, muchas novedades, y se confirma definitivamente que estos vehículos circulen por las aceras, aunque sí podrán circular por carriles-bici, siempre y cuando la autoridad competente (el ayuntamiento) lo permita. De lo contrario, tendrán que circular por la carretera como cualquier turismo o motocicleta.

Gyro X, el coche con tecnología giroscópica..., ¡en 1967!


Seguimos con nuestro repaso a la historia automovilística más curiosa. Algunos veían el Segway PT (el vehículo VMP -Vehículo de Movilidad Personal- por excelencia de Segway) como toda una revolución cuando apareció, allá en la pasada década. Su sistema de auto-balance giroscópico parecía algo casi mágico. Lo mismo esa tecnología aplicada a nuestros smartphones, que permite conocer cuándo lo movemos. Pero quien piense que ese es un invento nuevo o de este siglo, ni mucho menos. El pasado siglo fueron mucho más allá, antes incluso de la llegada del hombre a la Luna, y no aplicado a un pequeño aparato de transporte personal, sino a todo un coche con su carrocería y peso extra. Estamos hablando de un año tan lejano como 1967, y nuestro protagonista era el Gyro X.

Este coche, de dos ruedas, era capaz de mantenerse en equilibrio perfectamente. Fue un trabajo que contó con la colaboración del experto en giroscopios Thomas Summers, y que disponía de un pequeño motor de 80 CV de origen Mini (en realidad, era el mismo que llevaba el Mini Cooper S). También destaca el trabajo en aerodinámica, ofreciéndonos un coche con una silueta muy futurista.

Los coches de hoy alimentarán los talleres del mañana


Hace algunos años Audatex, compañía especializada en consultoría y reparaciones del automóvil, emitía un informe que a muchos en el sector de la automoción sentó como una bomba: los coches que más se estropeaban eran "los nuevos", los coches en torno a los cinco años, mientras que, a pesar del envejecimiento del parque automovilístico español, los coches viejos eran los que soportaban la crisis (debido a que muchos los poseían personas con pocos recursos) y, curiosamente, también eran los que aguantaban el temporal como unos campeones, con reparaciones menores.

Y es que a diferencia de los modelos actuales, los coches antiguos se pueden "remendar", y repararlos no suponía para el taller ni complejo software OBD (con carísimas terminales que cuestan miles de euros) ni herramientas rebuscadas ni procedimientos. Reparar un coche antiguo tardaba un taller un cuarto del tiempo que tardaban en repararle una avería similar a uno nuevo.

¿Por qué se astillan tanto los cristales de los coches?


En torno al mundo del automóvil se mueve y mantiene un mercado gigantesco de toda una galaxia de recambios, adornos, opciones, elementos de mantenimiento... Uno que suele llamarme mucho la atención es el mercado de reparación y cambio de lunas, un negocio floreciente que incluso ha llevado a que algunas compañías se hagan de oro con él, llegando hasta el extremo de poder patrocinar multimillonarios eventos, como la Fórmula 1.

Por supuesto, no hablemos ya de las aseguradoras, que con primas y seguros en que incluyan cristales aprovechan para llevarse un buen pedazo del pastel.