En torno al mundo del automóvil se mueve y mantiene un mercado gigantesco de toda una galaxia de recambios, adornos, opciones, elementos de mantenimiento... Uno que suele llamarme mucho la atención es el mercado de reparación y cambio de lunas, un negocio floreciente que incluso ha llevado a que algunas compañías se hagan de oro con él, llegando hasta el extremo de poder patrocinar multimillonarios eventos, como la Fórmula 1.
Por supuesto, no hablemos ya de las aseguradoras, que con primas y seguros en que incluyan cristales aprovechan para llevarse un buen pedazo del pastel.