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El mensáfono y los podcasts



Hace un tiempo, al final de un funeral, me presentaron a un señor diciéndome: "éste era el responsable de El Mensáfono". Hoy es un señor bastante mayor, ya no se dedica a eso, pero en su día hizo una gran labor al frente de El Mensáfono. Pero, ¿en qué consistía?

Antes de la llegada de Internet una de las parroquias de la ciudad llevó a cabo, gracias al impulso de su párroco (una persona de extraordinaria virtud), una estupenda iniciativa. Se trataba de, cada día, difundir mensajes con consejos, ánimos, o simplemente mensajes de alivio, con un contenido eminentemente cristiano. Cada mensaje era grabado y para escucharlo simplemente había que llamar a un número de teléfono, con lo que, como si fuera una buzón de voz, te permitía escuchar el mensaje. Los mensajes no duraban mucho, un minuto o dos nada más, lo que les hacía aptos para que cualquiera pudiera escucharlos en cualquier momento, sin demasiado gasto.

Por qué no debes depender sólo de Amazon para vender tus libros



Hace unas semanas recibo un e-mail de Amazon KDP (Kindle Direct Publishing). En él me contaban que, unilateralmente -sin consultarme para nada, sin intervención mía ni audiencia alguna- habían decidido dejar de publicar uno de mis libros más vendidos de su plataforma. ¿La razón? Pues que lo habían encontrado gratis por Internet.

En efecto era así: hacía mucho tiempo alguien había adquirido el libro, o bien mediante préstamo (que ellos me obligaron a poner en alguna ocasión), por alguna oferta puntual, o directamente comprándolo, lo había descargado, y lo había puesto en multitud de lugares a disposición de todo el mundo. Eso no es nada nuevo, ni soy el único al que le ha ocurrido, ya que se piratean millones de libros. Sin embargo lo que sí era nuevo era que Amazon lo retirase por ello.

Los fraudes más comunes en la relojería mecánica



Ayer Guti me hablaba de un reloj que, a priori, era una auténtica delicia: calibre con movimiento manual (de esos que, por desgracia, tan poco se ven hoy), hecho en Suiza, cristal de zafiro antirreflejos, diseño de gran visibilidad y armis de tipo Bonklip. Todo ello en un reloj que rememora a los del ejército británico de los años cuarenta. Su precio estaba a la altura de lo elitista del modelo: 700 € (690 €, en concreto, nada menos).

Sin embargo, resulta que su fabricante "no lo había contado todo", y había hecho algo que, por desgracia, es práctica tan habitual en la relojería mecánica, y es ocultar mucha información sobre su construcción. Así, no contaban en las especificaciones que la corona iba roscada, que es un incordio cuando a un reloj tienes que darle cuerda cada día. Más aún: la cuerda no tenía tope, así que no sabías cuándo lo tenías ya totalmente cargado (podías estar dándole cuerda todo el día, y el reloj seguiría tal cual..., supongo que a su fabricante le daría igual). Y encima, la corona tenía una posición "fantasma", y no, no es que les haya sobrado tija, es que sencillamente el calibre era con ventana fechadora, que le habían tapado artificialmente.

Es decir, que uno compra una cosa, espera una cosa, y se encuentra con un batiburrillo de despropósitos totalmente diferente y un poco (o bastante) desagradable.

¿Son más inseguros los navegadores antiguos, o los nuevos?



Volvemos al tema de los navegadores. Como ya contamos hace poco, últimamente están bloqueando la mayoría de navegadores antiguos por ser inseguros, los sitios web de todo tipo prefieren que uses las últimas versiones de navegadores web porque, dicen, te aseguran una mejor navegación. ¿Es eso cierto? Claro que no. Y vamos a verlo bastante claro con un ejemplo.

Hace poco recibo un e-mail de tipo pishing en el correo. Se me pedía que accediera a un sitio de Caixa Bank para confirmar mi cuenta. Gmail, que es muy listo, había enviado el correo a spam. Tras abrirlo, me voy a mi viejo navegador web, el Navigator en su versión pre-Firefox, en concreto el Netscape Communicator 4.51 de, nada menos, 1999. Como si fuera un señor totalmente inocente, que no haya actualizado su ordenador ni su navegador y que se fíe de los correos de ese tipo, decido coger la dirección del sitio de delincuencia que se hace pasar por La Caixa, y la introduzco en la barra de direcciones de Navigator. ¿Qué pensáis que ocurre? ¿Que acude a la página web tranquilamente? ¿Que se conecta y me entran todo tipo de troyanos y gusanos?

Las ventajas de escribir en papel



Yo era una de esas personas que lo digitalizaba todo, que trataba de conservar lo menos posible en papel y que gestionaba su vida mediante la agenda del móvil y con archivos informáticos. Lo hice porque el papel me ocupaba mucho espacio, y tras el dolor que supuso deshacerme de toda mi biblioteca de libros físicos, me dije a mí mismo que no volvería a pasar por eso.

Es cierto que ya no adquiero libros físicos, no me gustan, me parecen un soberano incordio pudiendo tener ebooks y cómis en formato electrónico (y encima, muchos gratuitamente). Pero en el resto de cosas, he ido volviendo poco a poco al papel, y por varias razones.

Las páginas web ya compiten con las noticias de la televisión



Kantar ha publicado su estudio sobre el impacto de los canales de comunicación en la sociedad, que incluye a 6.000 consumidores y 700 profesionales del sector en Europa Occidental, en donde demuestran un gran fallo que, según esta compañía especializada en auditorías, están cometiendo los responsables de departamento de comunicación y las RR. PP., al minusvalorar la importancia de las páginas web en la difusión de sus productos. Así, Kantar especifica que estos departamentos priorizan erróneamente "las redes sociales y los influencers", dándoles más valor del que realmente tienen.

El consumidor europeo, según se desprende de los datos del estudio, sigue prefiriendo la televisión y las páginas web para informarse, y para ello dan un dato: "los profesionales creen que el público recurre a los influencers en redes sociales (52%) y a los podcasts (43%) para informarse más que en el pasado; sin embargo, solo el 7% y el 5% de los consumidores afirman acudir a ellos con este objetivo". La información que manejan los responsables de comunicación de las firmas está totalmente sesgada, a tenor de este estudio, y es errónea.

La tecnología excluyente



Cada vez me encuentro más con este tipo de páginas como la que veis en la imagen de entrada a este post. Páginas que te bloquean su contenido hasta que no instales la última versión de uno de sus navegadores. Y no vale con que sea un navegador específicamente - como si no hubiera más -, sino que, encima, tiene que ser "la última versión". Versiones de navegadores que, encima, solo funcionan con determinados sistemas operativos.

Si algún día - que nunca lo fue, en realidad -, Internet fue libre, accesible y para todos, resulta más que evidente que ya no lo es. Internet se ha vuelto un "garito" donde los más privilegiados y que cuentan con más medios se ven favorecidos y pueden disfrutar (y utilizar) todo su contenido, y las pesonas más humildes y de los escalafones sociales más bajos, con ordenadores antiguos y/o menos potentes, se quedan sin poder acceder a un gran número de páginas, incluso de la Administración.

Aquellos domingos de radio



No me gusta el fútbol, y mucho menos por la radio, me resulta soporífero y aburrido. Quizá porque mi padre se pasaba los domingos por la tarde escuchando el carrusel de RNE (su emisora preferida y a la que siempre le fue fiel, aunque hoy habría que llamarle "tablero deportivo" por aquello de los "copyrights", ya que, como sabéis, el término de "programa carrusel" es de la SER), y quizá por eso quedé hasta "el moño" de fútbol. Pero es verdad que, aunque los carruseles deportivos sea aún hoy uno de los espacios que más beneficios aportan a las grandes cadenas de radio, sus oyentes están en caída vertiginosa e imparable.

Normalmente cuando pasaba por los parques en mi ciudad no era nada extraño encontrarte con ancianos escuchando los partidos por la radio, pero a medida que esos ancianos van desapareciendo, esa práctica también cae en desuso y cada vez es más raro verte con un señor con el receptor en la mano oyendo los partidos.

Entrevista con Paul Davis, el protagonista de las novelas de "A Contrarreloj"



Paul Davis no necesita presentación. El famoso y polifacético investigador de relojes es de sobra conocido por sus exitosos casos recuperando valiosos guardatiempos, cuyas narraciones podemos seguir en las novelas de "A contrarreloj" escritas por J. G. Chamorro.

Tras insistirle a su secretaria para que nos reservara algo de tiempo para una entrevista, finalmente conseguimos que Paul Davis nos atendiera mientras esperaba la llegada del tren en el que vendría una de sus colaboradoras más cercanas, la señorita Anabel Faure Dumont.


Crónica de hace doce meses atrás



4 de abril de 2020
Aún se nota ese efecto pegajoso del alcohol sobre el reloj, por lo que dejo más tiempo a que se evapore. Las autoridades han decretado un cese total de movimientos con excepciones muy limitadas, lo que se ha dado en llamar "confinamiento". Los partes de guerra describiendo el avance sin tregua de la pandemia se suceden por todo el mundo. Los ciudadanos se pasan el tiempo escuchando las noticias por la radio, pegados a la televisión, o navegando angustiosamente por Internet en busca de algún dato esperanzador. Trump asegura que Estados Unidos no superará las doscientas mil víctimas, y que si ese número fuese más allá - cosa poco probable, asegura -, sería una auténtica catástrofe. Veremos si sus "profecías" de loco de pabellón de alta seguridad en psiquiatría se cumplen (1).

Según los expertos en salud, lo único que tenemos para protegernos es "el lavado constante de manos", la distancia "de seguridad", y desinfectar objetos con lejía o alcohol. Esas recomendaciones se convierten en un mantra. Me dice una chica que cuida a un anciano que el señor está tan obsesionado que, aunque no sale de casa, no deja de lavarse las manos con jabón, desesperado. Tiene el lavabo con una gruesa costra de jabón reseco de los restos que le caen por aplicarse tanto jabón, que le cuesta un mundo luego retirar. Las mascarillas, aseguran desde la OMS, no son necesarias. "Tranquilidad", nos dicen, "el virus no se transmite por el aire". Al parecer no hay prueba científica de que el virus sea capaz de "moverse" en suspensión, lo que se conoce como contagio por aerosoles(2). Sólo lo hace por superficies, donde puede estar latente "durante días". Esa duración es incierta: pueden ser días, semanas... Otros hablan de meses. En la tele una enfermera nos enseña entonces cómo desinfectar con lejía los pasamanos, los interruptores de la luz, y las manecillas de las puertas. Es el caos absoluto. Y yo sin lejía. Me queda solo media botella de la que uso para fregar el suelo.

Historia del Vaz 1111 / Lada 1111 / Seaz 1111 / Kamaz 1111 / Astro 11301 / Lada Oka



Popularmente conocido como "Lada Oka" (oficialmente Lada 1111 Oka), o Vaz o AutoVAZ 1111, el Vaz 1111 fue un automóvil ruso de tamaño mini o sub-compacto. Las distintas denominaciones que lees en el encabezado de este post se debe a sus diferentes fabricantes, todos ellos, en realidad, formando parte de la extinta URSS, de manera que se podía fabricar por una marca o por la otra. Inicialmente diseñado por la Vaz (hoy del Grupo Renault), la firma rusa nunca lo fabricaría, cediendo la producción del modelo final a la fábrica de la SeAZ en Serpukhov. Como esta localidad, perteneciente al ámbito regional de Moscú, de poco más de cien mil habitantes, se encuentra entre los ríos Nara y Oká, el coche recibió el apodo (que no denominación) de ese río, el Oká, traducido como Oka.

Curiosamente, el Vaz 1111 también se fabricaría por el poderoso consorcio de camiones y vehículos pesados, los famosos Kamaz, como Kamaz 1111, en la localidad del Tartaristán llamada Naberezhnye, una gran ciudad con más de medio millón de habitantes, y cuya factoría está actualmente en manos de la ZMA (una filial de Kamaz, que también produce camiones bajo su propia marca, además de furgones y furgonetas).

Para que nos hagamos una idea de lo que implicaba que un automóvil como el Vaz 1111 fuera fabricado por Kamaz, sería algo así como si Pegaso fabricase el Seat Arosa, lanzándolo con su propio logo. Vamos, algo impensable en España, e impresionante en Rusia. Pero entremos en la historia de este interesante e increíble pequeño coche ruso, que es enormemente llamativa.

"Novelas Pulp", un sitio para leer cómodamente



Conocidas en algunos sitios como "novelas pulp" (debido a la pulpa de papel utilizada para sus páginas, de bajo coste), o también como "libros de bolsillo" o "bolsilibros", las pequeñas novelas de breves páginas siguen teniendo un gran número de lectores, solo baste recordar la cantidad de ellas que se editan aún hoy, algunas re-ediciones de hace ya lustros. Sin embargo, la gran mayoría no están accesibles para el gran público a través de Internet, entre otras razones porque los derechos de copyright y la piratería han hecho estragos y, además, hay muy pocos sitios en la Red que permita alojarlas de forma gratuita (dejemos aparte lo mal que funcionan sitios como Drive o similares, de alojamiento "en la nube").

Por todo ello, hemos decidido lanzar un espacio dedicado solamente a su lectura online aunque, además, también se puedan imprimir y/o descargar (si instalamos una impresora virtual, como PDFCreator o similares), pudiendo guardarlas, en ese caso, online.

50 euros por un Zippo de los más básicos



Durante tres días hemos estado hablando con vendedores, recorriendo las calles y pisando tiendas especializadas, para comprobar de primera mano lo que ocurre con los encendedores o, más propiamente, mecheros, de Zippo y sus numerosos "clónicos" venidos de China.

En muchos locales no tienen Zippo, reconocen que no quieren arriesgarse con un producto tan caro. Miramos sus estanterías y pronto lo entendemos: sus expositores están llenos de "baratijas", encendedores de las marcas más dispares a dos y tres euros, algún llavero de adorno, revistas y cajas pequeñas de golosinas. Decidimos entonces acercarnos a uno de los más grandes centros de venta de útiles para fumador, un estanco "modernizado" en tendencia a los tiempos que corren, con sección de revistas, prensa, quiosco y material de oficina. Abierto todo el día - incluso festivos -, es uno de los locales mejor abastecidos de este tipo.

Por qué no deberías abrir una cuenta en Payoneer



La firma con el anodino nombre de "First Century Bank" tenía un servicio bastante atractivo denominado Payoneer, que actuaba como un banco online desde los Estados Unidos. Desde hace años utilizaba una cuenta en ese sitio, la abrí porque Amazon no trabajaba con PayPal y, tiempo después, la dejé abierta sin más. Tenían cosas interesantes, presumían de ofrecerte una tarjeta de crédito gratuita (MasterCard), y una cuota de mantenimiento muy competitiva e interesante, mucho más que los bancos tradicionales o "físicos". Claro que no era oro todo lo que relucía, de algo sacaban los beneficios, y eran precisamente de las altísimas comisiones que te metían, no solo al utilizar la tarjeta de crédito, sino con cualquier operación bancaria de pago, imposición o tipo de operación, ellos se quedaban con un porcentaje altísimo de la cantidad que movieras. Si como yo, movías muy poco dinero durante el año (antes lo usaba para renovar los dominios), te compensaba. De lo contrario, pues no.

Todo iba bien hasta que, a principios de este año me pidieron una serie de documentos porque, al parecer, la ley europea les obligaba. Se los envié, y tan contentos. Hará cuestión de un par de meses, los de Payoneer se ponen de nuevo en contacto conmigo. Por diversas razones (supongo que por cuestiones de beneficios) les compensa abrir un banco o filial europea, y lo hacen, cómo no, en Irlanda, con el fin de pagar los menos impuestos posible. Allí trasladan sus operaciones, y escudándose ahora en el Brexit, me piden más datos personales, fotocopias, y una serie de documentos que, la verdad, ni me apetece darles. Como opción, si no quieres hacerlo te daban la oportunidad de cerrar tu cuenta. Y ahí empieza mi osadía y los quebraderos de cabeza.

¿Qué es ser periodista hoy?



Lo cierto es que, para ser sinceros, el periodismo vive desde hace ya bastantes años una profunda crisis de identidad. Ya nos resulta hasta habitual despertarnos con la noticia del cierre de alguna cabecera o emisora de radio. Claro que no hay que confundir periodismo con medios de comunicación, aunque tampoco hay que negar que los unos están intrínsecamente unidos a los otros. El periodismo nació y creció con los medios de masas, y es ahí donde ha encontrado su sentido y su razón de ser última.

Pero, para bien o para mal, los medios de comunicación no son lo que eran. Hoy casi podríamos decir que cualquier de nosotros nos hemos convertido, en parte al menos, en periodistas: difundimos las noticias de nuestro entorno, y usamos múltiples soportes (redes sociales, servicios de mensajería, páginas web...), para darlas a conocer. Sin embargo, ese no es un periodismo "de calidad", aunque eso no quiere decir que no sea de utilidad. Conviene no confundir ambos conceptos.

Diccionarios antiguos y "diccionarios modernos"



Ayer tarde pasé por la librería para adquirir un pequeño diccionario, manejable, que me resultara útil cuando estoy escribiendo y necesito consultar algo muy concreto (nombres de huesos, de países, etc.). El caso es que los Iter Sopena que todos teníamos de niños (o que muchos recordaréis), tenían dibujos y láminas con profusión, que aparte del diccionario en sí te permitían conocer otros elementos (cómo se llamaban las partes del motor de un coche, las banderas de los países...). Tuve durante mucho tiempo uno de ellos pequeño, que te venía forrado, y con un bonito formato de bolsillo, y era el que utilizaba mientras escribía. Por supuesto, aquel diccionario quedó anticuado y hace mucho que se fue de mi lado, así que buscaba uno que fuera más actual. Pero cuando he visto la oferta de diccionarios de bolsillo actuales me he llevado una gran decepción: ninguno tiene gráficos ni fotografías, no pidas ya siquiera láminas a color. Supongo que hoy están de capa caída frente a los buscadores de internet, y que las editoriales tratan de publicar lo mínimo posible, aunque no fuesen, ni mucho menos, baratos.

Tras la decepción del diccionario de la lengua, decidí buscar alguno de sinónimos. El que tengo es un enorme volumen de Corripio que ya lleva conmigo muchísimos años (su primera edición data de los años 90). Por aquel entonces era uno de los más completos del momento, así que pensé, en mi inocencia, que ahora habría algo mejor. Me costó 1900 pts (unos 11 euros), y por ese precio lo que he visto da auténtica vergüenza ajena: diccionarios más pequeños, menos voluminosos, con menos hojas y con menos entradas (el de Corripio incluía, además, vulgarismos).

Comparativa: YoYo One VS YoYo Summer Enjoy


Continuamos con nuestra temática de YoYós, y en esta ocasión vamos a hacerlo entre dos modelos y fabricantes radicalmente distintos: el YoYo One, del fabricante YoYo Factory, y distribuido en España por Fábrica de Juguetes, y el Yoyó de Summer Enjoy. De inicio, dejar claro que estamos hablando de dos yo-yos radicalmente diferentes. El One es un yo-yo "profesional", de la gama de inicio del especialista YoYo Factory, mientras que el de Summer Enjoy es un yo-yo puramente "de divertimento", apto para todos los públicos y de todas las edades, a partir de los 3 años. Esto se nota en todo: en el acabado, los materiales, el diseño y, por supuesto, el precio. Y es que el YoYo One nos podemos hacer con él por unos 20 €, un precio elevadísimo si lo comparamos con el de Summer Enjoy, que es uno de los yo-yos más baratos del mercado: unos 1,30 €. Claro que esto también indica una cosa: que en el mundo de los yo-yós no tienes que desembolsar grandes cantidades para divertirte.

Como hemos indicado el YoYo One es un yo-yó muy pesado, de tipo abierto (con perfil en V a dos niveles), y muy resistente. De hecho, su fabricante, YoYo Factory, asegura que sus rodamientos son virtualmente "indestructibles" y totalmente libres de mantenimiento, lo cual es mucho decir para un elemento que tiene que estar continuamente girando. Esto es gracias a sus bolas de acero inoxidable, lo que le convierten, como acabamos de decir, en un yo-yó pesado, pero también muy robusto. Por eso es muy apto para personas que empiezan a practicar con el yo-yó, ya que no es delicado y lo podemos maltratar sin preocupaciones.

Marcas que no quieren dar la cara


A pesar de todos los años que llevo en páginas especializadas, probando todo tipo de productos de consumo, aún me sorprende la cantidad de marcas y fabricantes que se ocultan, que no quieren dar la cara, y que evitan responder a tus consultas, e-mails o comentarios. Lo más triste es que son marcas de todo tipo y de todos los ámbitos, tanto españolas como multinacionales, tanto fabricantes como remarcadores. Desde BH descubriéndoles su tinglado con las bicicletas que comercializaban simulando ser modelos de gama superior, hasta Nestlé. Desde productos de electrónica hasta de alimentación, pasando por juguetes, tiendas...

En todo este periplo me he encontrado de todo: tiendas que te amenazan y te insultan si los criticas, firmas de renombre que dicen no querer saber de ti pero al minuto siguiente se ponen a seguirte en las redes sociales...

Navegadores de teletexto


Muchos conocemos los navegadores de Internet, llamados también "browsers", y con los que nos relacionamos con la World Wide Web a menudo. Se han convertido en algo tan habitual, que ni nos damos cuenta cuando los usamos, y también solemos ignorar otro tipo de navegadores que existen y que, en ocasiones, pueden convertirse en una buena alternativa. Sobre todo cuando no tenemos conexión a Internet.

Cuando estoy desconectado y no me es posible utilizar ni browsers, ni telnet, ni IRC, o herramientas de comunicación parecidas, pero quiero conectarme a las noticias, leerlas y conocer al menos lo que ocurre de la actualidad "en modo texto", recurro al navegador de teletexto.

El confinamiento no está hecho para pobres


Aunque las medidas de restricción de la movilidad promulgadas para el confinamiento y la posterior desescalada son aplicables y de obligado cumplimiento para todo el mundo, es evidente que no a todos afectan por igual. Como es lógico, es la comunidad científica quienes las han ideado, pero parecen haber sido inspiradas en la vida diaria -como es obvio, pues es lo que conocen- de científicos, políticos y doctores, esto es: con una buena posición social. Ello explica la cantidad de lagunas y vacíos existentes en ellas, y que tienden a favorecer o "facilitar" la vida de las personas más pudientes, olvidando, ignorando u obviando la vida y retos diarios de las más desfavorecidas. Probablemente porque quienes las redactaron, que disfrutan de esa buena posición social, ni tuvieron en cuenta ese otro tipo de problemática. No es algo específico de España, se ve a nivel general.

Pero centrándonos en España, desde hace algunos días buena parte de su territorio disfruta de la llamada Fase 1, con sus privilegios. Sin embargo, esto no quiere decir que más del 70% de los españoles tengan los mismos derechos ni puedan gozar de las mismas libertades y ventajas de esa fase, ni muchísimo menos. Si eres de clase social baja, en realidad estarías en una especie de "Fase 0 suavizada", es decir, solo podrías disfrutar de una parte de los beneficios de esa Fase. Simplemente porque esos beneficios, diseñados por personas de elevado poder adquisitivo y de buena posición económica, han sido pensados y diseñados por y para ellos, para "su" desescalada, y tomando su modo de vida de molde o ejemplo, y no tomando el ejemplo del humilde ciudadano de a pie.