Durante años fue un objeto muy popular en los salpicaderos de los coches, los había de diversos colores, y algunos los regalaban como "merchandising" de publicidad con marcas de todo tipo. Su soporte de plástico podía pegarse, y en el "cajetín" había espacio para un minúsculo - pero siempre útil - calendario.
Ciertamente era una molestia el retirar todo el calendario, desplegarlo, buscar el mes siguiente, y volver a "componerlo" doblándolo adecuadamente para que no quedase "hinchado" ni "abombado" en su cartuchera, y quizá por eso algunos llevaban un mes antiguo, equivocado, y que no correspondía con el actual.