La firma con el anodino nombre de "First Century Bank" tenía un servicio bastante atractivo denominado
Payoneer, que actuaba como un banco online desde los Estados Unidos. Desde hace años utilizaba una cuenta en ese sitio, la abrí porque Amazon no trabajaba con PayPal y, tiempo después, la dejé abierta sin más. Tenían cosas interesantes, presumían de ofrecerte una tarjeta de crédito gratuita (MasterCard), y una cuota de mantenimiento muy competitiva e interesante, mucho más que los bancos tradicionales o "físicos". Claro que no era oro todo lo que relucía, de algo sacaban los beneficios, y eran precisamente de las altísimas comisiones que te metían, no solo al utilizar la tarjeta de crédito, sino con cualquier operación bancaria de pago, imposición o tipo de operación, ellos se quedaban con un porcentaje altísimo de la cantidad que movieras. Si como yo, movías muy poco dinero durante el año (antes lo usaba para renovar los dominios), te compensaba. De lo contrario, pues no.
Todo iba bien hasta que, a principios de este año me pidieron una serie de documentos porque, al parecer, la ley europea les obligaba. Se los envié, y tan contentos. Hará cuestión de un par de meses, los de Payoneer se ponen de nuevo en contacto conmigo. Por diversas razones (supongo que por cuestiones de beneficios) les compensa abrir un banco o filial europea, y lo hacen, cómo no, en Irlanda, con el fin de pagar los menos impuestos posible. Allí trasladan sus operaciones, y escudándose ahora en el Brexit, me piden más datos personales, fotocopias, y una serie de documentos que, la verdad, ni me apetece darles. Como opción, si no quieres hacerlo te daban la oportunidad de cerrar tu cuenta. Y ahí empieza mi osadía y los quebraderos de cabeza.