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Opinión y prueba de la calculadora fx-82SPX Classwiz de Casio


La historia de Casio va intrínsicamente ligada a la historia de las calculadoras. Sus inicios en electrónica fueron precisamente con eso, con calculadoras, siendo innovadores en miniaturización y los primeros en presentar una calculadora que podría considerarse "portable", ya que por aquellos años cuarenta y cincuenta las calculadoras ocupaban habitaciones enteras y no podían, ni mucho menos, trasladarse de un lugar a otro. Pero la principal virtud de su calculadora era que estaba operada eléctricamente. Innovación que repetirían luego en los primeros años setenta, al lanzar comercialmente una de las primeras calculadoras de bolsillo, la Casio Mini, que tenía el tamaño más o menos de un aparato de radio compacto de la época.

La electrónica en las calculadoras, su miniaturización y tecnología fue fundamental para sentar las bases de los dispositivos de cálculo posteriores, los ordenadores, y de la circuitería y tecnología de visualización LCD, cuyos representantes más destacados son los relojes digitales.

Redford de Gola, el justo equilibrio


Series como la famosa Pan Am volvieron a darles el protagonismo a las bolsas de viaje y de transporte de plástico, tan típicas de los setenta, aunque es bien cierto que la cosa venía de bastante más atrás.

Entre la moda que imperó estos últimos años consistente en rescatar estilos, diseños e incluso a veces hasta materiales de las últimas décadas del siglo pasado, podemos destacar a dos objetos como los más representativos en ese resurgir. Unos tienen que ver con el calzado, y son las zapatillas, con muchísimas marcas lanzando ediciones especiales de "viejas glorias".

El reloj como servicio público


Hace algunos siglos, cuando el reloj era un bien enormemente preciado y eran contadas las personas que podían disponer de uno, en las torres de las iglesias y en las fachadas de los más importantes edificios administrativos un gran reloj solía informar a toda la población acerca de la hora del día que era. Las plazas centrales en los pueblos estaban formadas casi siempre por dos elementos que no podían faltar: la iglesia, y el reloj. Cuando los habitantes se encontraban lejos del pueblo, realizando muchas veces labores del campo, los repiques desde la torre del campanario les iban informando sobre el paso del día y el transcurrir de las horas. Los festivos y domingos eran identificados fácilmente por el redoble de campanas, así como las fiestas, o los funerales.

Hasta no hace mucho los mercados los presidía un reloj, así como las lonjas y muchas fábricas en centros de trabajo. Todo se hacía bajo la sombra del reloj y era él quien se convertía en testigo de pactos y cierres de acuerdos y negocios.

La vuelta a lo básico como resistencia social


Tengo un conocido que es instalador de gas, y también realiza instalaciones de fontanería. Hace un tiempo, cuando llegó a una casa para cambiar un grifo estropeado, comentaba la ventaja que había supuesto -para ellos- la grifería actual. Resulta que a la mayoría de grifos que se instalaban ya no se reparaban, no había reparación posible, sino que se sustituían. Los grifos de antes, con aquel sistema en donde, cuando comenzaban a gotear, simplemente tenías que apretar más, ya no existían. El sistema actual llega con un determinado ajuste de fábrica y no admite ajuste posible.

Mi amigo, sin embargo, cuando remodeló su casa y realizó la instalación de fontanería instaló grifería clásica. El problema es que encontrarla le supuso bastante esfuerzo, y actualmente ese tipo de grifería solo la puedes encontrar en las gamas más altas de determinadas marcas.