Series como la famosa Pan Am volvieron a darles el protagonismo a las bolsas de viaje y de transporte de plástico, tan típicas de los setenta, aunque es bien cierto que la cosa venía de bastante más atrás.
Entre la moda que imperó estos últimos años consistente en rescatar estilos, diseños e incluso a veces hasta materiales de las últimas décadas del siglo pasado, podemos destacar a dos objetos como los más representativos en ese resurgir. Unos tienen que ver con el calzado, y son las zapatillas, con muchísimas marcas lanzando ediciones especiales de "viejas glorias".
El otro tipo de objeto es este que estamos tratando, las mochilas y bandoleras. Las bandoleras son una interpretación más moderna que las bolsas de antaño, adaptando el diseño a los nuevos tiempos en donde, además de la comodidad intrínseca de poder llevar la bolsa no solo en la mano sino en eso: en bandolera, se une el cambio de hábitos sobre los útiles a transportar. En los setenta era diferente mercancía y elementos, aparatos de radio, cintas de casette y "artilugios" varios que ocupaban espacio "a lo ancho". Más estilizado con ordenadores portátiles (netbooks y notebooks), tablets y smartphone, en nuestros tiempos se hace más valioso unas formas más alargadas pero menos gruesas.
A esto hay que añadir el cambio que también se ha experimentado en el transporte de viajeros. Ir en avión o en tren la mayoría de las veces no suponía tener un espacio restringido, y aunque fuera mucha gente no estaba tan medido cada espacio individual, como lo está ahora en las aerolíneas para maximizar beneficios. La presencia de una plataforma ancha (como la tenían las bolsas antiguas) era una ventaja a la hora de posarla en el suelo o dejarla junto a nosotros, mientras que las bandoleras estilizadas facilitan el que las llevemos sobre las rodillas o las pongamos en los limitados huecos para transporte de mano.
Pero entre las bandoleras también existen significativas diferencias, podríamos resumirlas en tres tipos diferentes de modelos, según sus medidas. Las más pequeñas, llamadas popularmente "mariconeras" por su similitud con los bolsos de señora, tienen espacio para un smartphone, gafas, algunos elementos de escritura y poco más. Las medianas son las más polivalentes, dándonos espacio entre sus medidas, en torno a los 30-35 cm de largo, para notebook, guantes, tablet y elementos similares. Las más grandes, con unas medidas en torno a los 40-45 cm de largo e incluso más, pueden transportar ordenadores portátiles, documentación, carpetas... Y, por supuesto, todo lo que las de menor tamaño son capaces de llevar.
Como ocurre normalmente las calidades son muy dispares, y aunque algunas hagan referencia a acontecimientos setenteros (los Juegos Olímpicos de 1976, por ejemplo) o incluso ochenteros, la calidad dista mucho en un gran número de casos de aquellas en las que se inspiran.
Mis padres (como seguramente también muchos de vosotros) tenían dos de esas bolsas que habían adquirido a mediados de los setenta, ya sabéis que eran de grueso plástico y aunque no llegaban a la durabilidad de las realizadas en cuero, soportaron durante muchos años sin demasiados contratiempos el devenir del tiempo. Pero una de las cosas que observamos cuando comparamos estas nuevas bolsas retro con las viejas es que las nuevas muchas veces carecen de forro alguno, mientras que muchas de las antiguas venían ya con forro y no eran un simple plástico como otras ahora. Otro detalle era la protección (el pliegue) en las cremalleras, que las nuevas no suelen tampoco llevar.
Por todos estos detalles adquirir una bandolera de éstas suele tener bastante riesgo, y quien se espere encontrar en ellas la calidad de las originales se puede llevar una gran decepción. Sin forro o con plástico más endeble, cualquier roce constante de lo que transportemos (o del uso al sacar e introducir cosas) puede rajar el plástico si éste carece forro de protección. Como en muchos otros casos ocurre, el parecido con las bolsas de antaño es pues, y en un gran número de ocasiones, simplemente estético.
Casi todas las marcas de moda, ropa y complementos suelen ofrecer su propia interpretación de estas bolsas, "mariconeras" y bandoleras vintage. Como es tan habitual, se mueven en una franja de precios enorme, yendo de las más baratas imitaciones chinas que podemos encontrar en cualquier bazar oriental, hasta las más elitistas de Adidas o Nike.
La que os presentamos aquí es un término medio, un equilibrio bastante acertado entre las mas exclusivas y las puramente "low cost" de usar y tirar, aún a pesar de estar realizada en China y tener detalles claramente mejorables. Se trata de una marca que es también muy equilibrada y que, en lo personal, me parece ofrecer productos muy equitativos, aunando calidad indiscutible a precios bastante buenos. Se trata de la firma británica Gola, en concreto el modelo Redford que tiene como ventaja que es de una medida muy llevadera: no es tan minúscula como una "mariconera", ni tan grande como las bandoleras "gigantescas" en las que podemos cargar con portátiles. Su tamaño (27 cmts. de alto por 35 cmts. de largo, con 12 cmts. de grosor) nos permite llevar tablets, netbooks y notebooks con bastante comodidad, además de cuadernos, libros, y útiles personales que podamos necesitar. Dispone también de dos pequeños bolsos en la parte exterior, para meter cualquier útil al momento (por ejemplo, bolígrafos) y de un bolso interior con cremallera (además, es un modelo que sí está forrado).
Gola, como es habitual en este tipo de complementos, ofrece diseños muy variados, por lo que podemos elegir una estética auténticamente vintage, setentera, con colores marrones, o bien actual, con toques psicodélicos de los ochenta, o un aire más neutro y discreto, como esta versión en negro y blanco que veis en las fotos.
En cuanto a la bandolera en sí no es robusta como lo eran las bolsas de su tipo en los setenta, pero por el competitivo precio que tiene podemos decir que está bastante bien hecha. Sus bordes disponen de refuerzos en las costuras (seña de identidad de las bolsas originales de este tipo) y la correa de transporte lleva unos enganches metálicos (como los de la época, nada de plástico como las mochilas de ahora) bastante robustos. Lo que más se echa en falta es que carezca de asas para llevarla en la mano, como sí solían ofrecer las originales, obligándonos en la Gola Redford a cargarla siempre al hombro o hacer malabarismos varios para poder llevarla en la mano, por ejemplo "enrollando" la correa en torno a la muñeca. Bien es cierto que, en caso necesario, y gracias a sus dimensiones, podemos llevarla opcionalmente bajo el brazo como si fuera un maletín de mano.
Lo cierto es que en el segmento medio de esta clase de complementos (por desgracia el segmento que más se hecha en falta en multitud de útiles) pocos competidores se le pueden enfrentar a Gola, por lo que se le podría calificar por su relación calidad/precio como muy cercano a un producto prime. Es cierto que hay puntuales modelos de otras marcas que ofrecen precios competívos, pero la variedad y calidad de Gola, al menos tal como se encuentra el mercado de estos productos en estos momentos, no deja duda y aventaja en bastante a muchos de sus rivales. Por supuesto a veces el precio es solo un poco mayor, pero no tan notorio ni elevado o desequilibrado como para no merecer la pena pagar esa poca diferencia.
| Redacción: Duraderos.com
Son un tipo de accesorio que me gusta mucho, y esas versiones en plástico que tan de moda se han puesto últimamente también. Incluso pensé en comprarme una de la marca de las "viejas glorias", aunque al final lo descarté.
ResponderEliminarEl motivo es que estoy acostumbrado a mochila, de mayor tamaño, y que puedo llevar a la espalda con las dos asas, o sólo con una de medio lado. En suma más práctica, y una vez acostumbrado, igual de cómoda.
Sí, coincido contigo, yo también soy más de mochila, tienes bastante más libertad de movimientos y estas bandoleras te estorban por todos lados, aunque algunas veces para descansar la espalda no están mal como alternativa esporádica...
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