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Ni siquiera Rolex fabrica sus Rolex


Por raro que parezca, hubo un tiempo en que los relojes de Rolex se los fabricaban otros. Una de esas marcas que realizaba los calibres para grandes manufacturas de lujo era la firma Cortébert, que no solo producía los calibres para Rolex, sino que algunos de sus movimientos fueron también a parar a IWC.

En los años 40 la fama de esta firma era tan prestigiosa que realizó una gama especial para el ferrocarril, de hecho fueron ellos los que asistieron e impulsaron la relojería rusa durante los años 20, y el conocido como Molnija ruso fue en realidad el reloj de bolsillo Cortébert 616.

Por qué Casio es tan diferente a todas las demás (y hace estas cosas tan inexplicables)


Ir de "premium" es una cosa, parecerlo otra distinta, y serlo otra aún más distinta, diferente y difícil. Si la última extravagancia que vimos de G-Shock fue su modelo G-D5000 realizado en oro macizo de 18 kilates, y del cual sólo se fabricarán (y venderán) 35 unidades, ahora nos encontramos con la noticia de que ya se han desvelado casi todas las tiendas en donde se podrá adquirir este reloj (decimos "casi", porque la de Emiratos Árabes aún no se ha dado a conocer). Una de estas tiendas estará en Hong-Kong, habrá otras dos en Singapur, y una cuarta en Taiwan. En total serán cinco tiendas que, como veis, están situadas en los lugares con más dinero del planeta (es curioso que un país como China, en donde hay tantas personas en condiciones de trabajo precario y de vida muy difíciles, haya también multimillonarios con tanto dinero).

Pero volvamos al asunto: decíamos que Casio quiere parecer con estos reloj una marca "premium" pero, como siempre suelen hacer, patinan hasta en lo más básico.

La curiosa historia que se esconde detrás del nombre de Rolex


Rolex fue fundada por el alemán Hans Wildorf. No es una marca alemana, sino inglesa, puesto que él y su cuñado (Alfred Davis) empezaron con una empresa de distribución de piezas de relojería en Inglaterra. La marca se denominó inicialmente "Wildorf & Davis", pero montar eso en la esfera del fondo de un reloj no quedaba nada bien. Wildorf buscaba una marca que fuese fácil de pronunciar, de recordar, y que fuese corta, para que pudiera verse bien en el fondo del reloj y quedar centrada, no con espacios en blanco como las combinaciones de varias palabras.

Se dice que Hans Wildorf estuvo probando y probando las letras del alfabeto, mezclándolas entre sí, hasta que se quedó con unos cien nombres, pero ninguno de esos cien nombres le convenció.