Por raro que parezca, hubo un tiempo en que los relojes de Rolex se los fabricaban otros. Una de esas marcas que realizaba los calibres para grandes manufacturas de lujo era la firma Cortébert, que no solo producía los calibres para Rolex, sino que algunos de sus movimientos fueron también a parar a IWC.
En los años 40 la fama de esta firma era tan prestigiosa que realizó una gama especial para el ferrocarril, de hecho fueron ellos los que asistieron e impulsaron la relojería rusa durante los años 20, y el conocido como Molnija ruso fue en realidad el reloj de bolsillo Cortébert 616.
Con la llegada de la electrónica y su consecuente crisis del cuarzo todo eso se vino abajo. A principios de la década de los 70 la marca cierra sus puertas y cesa la producción de movimientos. Aunque se les ha dado algún que otro homenaje (como en el Panerai PAM 21 de finales de los 90), esta gran marca en sus tiempos es hoy una casi completa desconocida.
Los años 40 puede considerarse su época dorada, con más de 20 calibres en catálogo y ofreciendo líneas de producción para el gran público, o específicas para el mundo del ferrocarril. No es que tampoco supieran innovar, puesto que tenían modelos que incluso incluían un espacio para escribir pequeñas notas (el Cortébert Notora), sino que su posición como proveedora de calibres, entre otras cuestiones, hizo que en el mundo del gran lujo y exclusividad no tuviera un gran hueco, a pesar de que, como decimos, sus movimientos los llevaran marcas muy elitistas. Y fue ese reducto del gran lujo el que, prácticamente, pudo sobrevivir como único testigo ante la avalancha, hegemonía y mejoras que ofrecía el cuarzo.
| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com
Muy interesante.
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