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¿Siguen siendo fáciles de encontrar las mascarillas en las farmacias?


A partir de hoy las mascarillas son obligatorias en todos los transportes públicos, y también en todos los vehículos privados donde viaje más de una persona. El gobierno ha hecho un esfuerzo considerable para que toda la población pueda acceder a estos productos higiénicos, incluso se han repartido mascarillas gratuitas "para concienciar a los usuarios" en muchas de las estaciones. Ahora bien, ¿sigue siendo fácil acceder a ellas?

Para saberlo, hemos estado consultando la realidad en varias farmacias distintas, y en todas ellas el resultado ha sido llamativamente similar. Las autoridades sanitarias permiten que se comercialicen las mascarillas "higiénicas" sueltas, pero las mascarillas tipo quirúrgicas de las farmacias tienen que venderse en embalaje individual, protegidas y con las suficientes medidas de seguridad. Pues en todas las farmacias el embalaje individual es, simplemente, la misma bolsita de productos de la farmacia. Una bolsita que, por supuesto, no viene de fábrica, y no garantiza para nada el que no se hayan manipulado previamente.

El gran peligro de tomar la temperatura a la entrada de los comercios indiscriminadamente


Últimamente se está planteando seriamente, incluso desde organismos públicos y ayuntamientos, el control de temperatura corporal por parte de los usuarios previa la entrada a establecimientos, comercios, y entidades administrativas. La Agencia Española de Protección de Datos ya alertó hace algunos días sobre los peligros de este tipo de prácticas, advirtiendo de su ilegalidad, e incluso de la posibilidad de que, quienes lo lleven a cabo, se arriesguen a tener que enfrentarse a multas.

Y es que, a diferencia de otros países, el sistema jurídico español es enormemente garantista con el ciudadano. Es decir, al contrario que en otros países con gobiernos dictatoriales o menos democráticos, el sistema español trata de proteger, en la medida de lo posible, los derechos de los ciudadanos a su intimidad. Y este tipo de prácticas de control de acceso deben, por ello, ser establecidas siguiendo unos estrictos protocolos y, además, con todas las garantías de las autoridades sanitarias. No vale que un ayuntamiento, o un comerciante, o cualquier "pirado" simplemente "porque le dé la gana", se ponga a medir la temperatura "a todo ciudadano" que pase ante su puerta sin más ni más.