A pesar de que prefiero el formato electrónico a veces tengo que imprimir sin remedio, por lo que, como seguramente todos vosotros, tarde o temprano tenemos que enfrentarnos al dilema y terrible desembolso del cambio de tinta. Cada vez que imprimo o reemplazo tinta a mi impresora Epson me entra una terrible angustia, y hecho de menos aquella fiable HP de los noventa, una vieja impresora que imprimía de todo con cualquier tipo de cartucho y que incluso podías "engañarla", de manera que si necesitabas imprimir y no te quedaba tinta de un color, la forzabas a usar otro. Esta Epson ni muchísimo menos, en cuanto nota que un cartucho está bajo de tinta ya no te imprime, sale un mensaje para que llames a su servicio técnico y comprar desde allí más cartuchos. Increíble.
Mi añorada HP fue "jubilada" porque, con la desaparición de los puertos paralelos para impresora, ya no era posible instalarla en un puerto USB (sí, hay cables compatibles que transforman puertos de impresora paralelos en puertos serie USB, pero no os los recomiendo ya que suelen dar muchísimos problemas).