¿Son los objetos duraderos sinónimo de lujo?


Puede que una gran mayoría de artículos de lujo sean duraderos, pero un objeto duradero no tiene por qué ser caro ni, por supuesto, de lujo. De hecho a la larga casi siempre son más baratos que los objetos "de usar tirar"; pensemos solamente en lo que nos ahorramos en sustituciones y gastos si adquirimos este tipo de objetos frente a los low cost o los más endebles.

Además, los objetos duraderos suelen ofrecernos más satisfacciones, y también nos dan la posibilidad de poder dedicarles tiempo para su mantenimiento. En efecto, el mantenimiento, esa palabra de la que la sociedad moderna huye como espantada, y a la cual han llegado a denigrarla y a quitarle importancia como algo insignificante o secundario. Incluso hay quienes nos quieren hacer ver en el mantenimiento algo malo. Ni mucho menos. El mantenimiento nos permite ese tiempo de disfrute y reflexión, esa pausa para hacer, con dedicación y esmero, los cuidados imprescindibles para seguir usando de nuestro útil artículo.




El mantenimiento, ese gran desconocido, permite que nos centremos en otras cosas, nos relaja, nos distrae y nos da una pausa y respiro entre nuestros problemas cotidianos, permitiéndonos recomponernos y en parte, también, rehacernos psicológicamente.

Los expertos, en esta nuestra sociedad acuciada por el estrés y las prisas, cada vez recomiendan que nos tomemos un tiempo de respiro, y no es éste el cambiar las ruedas de nuestro coche o ir a pasar la ITV, que nos aporta no solo más preocupaciones, sino más gastos, sino que más bien sería cuidar, limpiar, engrasar o ajustar ese (o esos) artículos o dispositivos que tanto nos sirven y tan útiles nos resultan.


Pero como esto no conlleva gastos, no tienes que pagar a multinacionales ni tienes que ir a grandes centros comerciales a hacerlo, no interesa ni te lo enseñan en las campañas de marketing. Solo se aprende de maestro a aprendiz, de padres a hijos. Con esfuerzo y voluntad. Como siempre ha sido el camino para lograr las más grandes (o pequeñas) metas. Y no hay otros. En esto no hay atajos.

Sólo esos artesanos -cada vez más escasos- y clubs de aficionados en relojería, aparatos de radio, útiles de escritura, máquinas de escribir y de coser, bicicletas, navajas, elemento de afeitado clásico... Sólo esas personas saben, conocen y enseñan esos mínimos gastos de útiles de mantenimiento que tenemos que hacer para seguir con nuestro objeto como el primer día, y poder seguir sacándole el máximo partido durante muchos años. No le compensa ese concepto a la sociedad del usar y tirar, del reponer antes de reparar, del absoluto temporalismo donde todo tiene fecha de caducidad. Y si vas contra ello te tachan de raro y anticuado.


No debemos dejarnos llevar por la vorágine de los mass media, de las multimillonarias campañas de publicidad con estrellas mediáticas, de las directrices que desde las enormes y vanguardistas oficinas en Singapur o Taiwan nos dictan las multinacionales. Nada de eso nos compensa, y nada de eso le interesa a nadie más que a ellos. Ellos, los únicos beneficiados, y por eso nos intentan convencer. No juguemos a su juego.

| Redacción: Duraderos.com

2 comentarios :

  1. Muy cierta la reflexión. Cuando hablamos de mantenimiento, no necesariamente son tareas complejas. Muchas veces pienso en simplemente darle cuerda a un reloj, o limpiar con un trapo unas zapatillas. Son cosas, que la mayoría de gente no está acostumbrada a hacer.

    Tira el reloj cuando se le gasta la pila, y usan zapatillas que no duran lo suficiente como para tener que limpiarse... Eso es finalmente una causa de frustración, tener algo que te gusta, pero que no vas a poder disfrutar por un largo tiempo. Además de un grave problema ecológico y ético.

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  2. En textos algo antiguos miro la palabra "entretenimiento" en lugar de mantenimiento, esto supongo que tiene que ver algo con la pérdida de tiempo asociado al mantenimiento, pero actualmente para algo que nos gusta hacer. Debido a la cierta escasez de pasatiempos en el pasado, puede ser que el mantenimiento fuera una buena forma de entretenimiento, y aún lo puede ser hoy.

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