Puede que una gran mayoría de artículos de lujo sean duraderos, pero un objeto duradero no tiene por qué ser caro ni, por supuesto, de lujo. De hecho a la larga casi siempre son más baratos que los objetos "de usar tirar"; pensemos solamente en lo que nos ahorramos en sustituciones y gastos si adquirimos este tipo de objetos frente a los low cost o los más endebles.
Además, los objetos duraderos suelen ofrecernos más satisfacciones, y también nos dan la posibilidad de poder dedicarles tiempo para su mantenimiento. En efecto, el mantenimiento, esa palabra de la que la sociedad moderna huye como espantada, y a la cual han llegado a denigrarla y a quitarle importancia como algo insignificante o secundario. Incluso hay quienes nos quieren hacer ver en el mantenimiento algo malo. Ni mucho menos. El mantenimiento nos permite ese tiempo de disfrute y reflexión, esa pausa para hacer, con dedicación y esmero, los cuidados imprescindibles para seguir usando de nuestro útil artículo.