La guerra "de fases" ha empezado


Lo que más temía el Gobierno que sucediese, ha ocurrido. El diseño de la llamada "desescalada" ha terminado por enfrentar a las autonomías, distinguiéndolas entre "aprobados" y "suspensos", entre "privilegiados" y "castigados". A fin de cuentas, el diseño se basaba en eso: en otorgar privilegios, y las comunidades autónomas que no han podido acceder a ellos se han sentido, en cierta manera, desprestigiadas o desilusionadas. Solo Cataluña (que ya admitió con notable sinceridad que no podría salir de su actual Fase 0) y en cierta medida Castilla-La Mancha (muy castigada por la pandemia) han asumido con cierta resignación su situación.

Sin embargo, Andalucía, y también la Comunidad Valenciana, han amenazado con guerra, enfrentándose al ejecutivo central y reclamando un revisión de urgencia de la documentación que han enviado. No quieren ni esperar a la próxima semana, quieren pasar a Fase 1 ya. Madrid ya envió documentación "deprisa y corriendo" y, como el Ejecutivo no la deja pasar a la Fase 1, ellos han organizado su propio "desfase" encubierto: abrirán parques, regalarán mascarillas para que la gente las use cuando salga, y peatonalizarán calles. Resulta curioso que lo hagan, cuando en teoría sus ciudadanos apenas pueden salir de casa, pero es evidente que tratan de, solapadamente, inculcar su propia visión y su propio ritmo de desescalada, a espaldas del Gobierno central.




También han pedido esas Comunidades "suspendidas" que se difundan los pormenores y la identidad de los miembros de ese secreto "comité de expertos" que, en total oscurantismo, deciden desde el anonimato el destino inmediato de cientos de miles de españoles. De momento sus identidades son uno de los secretos mejor guardados de La Moncloa. Tal es así que ni siquiera los presidentes de las Comunidades Autónomas los conocen, a pesar de que el Ejecutivo central ha prometido "cogobernabilidad" mutua. Es difícil entender cómo alguien puede "co-gobernar" con nadie, si no sabes siquiera quién es tu interlocutor, ni quienes toman las decisiones respecto a tu territorio. Algo así, ciertamente, se hace difícilmente digerible.

En todo caso no sorprende a estas alturas para un gobierno que ha dejado en pausa el portal de Transparencia y su información, que ha reconocido en boca de un alto cargo de la Guardia Civil que perseguían a personas o entidades que creasen "desafección" con las políticas del gobierno, y que está rayando más que nunca y últimamente en posiciones muy peligrosas respecto a la libertad y los derechos fundamentales, como el de información. De un gobierno progresista se esperaría algo mejor, pero como ocurre en otros regímenes, en España parece que los que ostentan el mando quieren aprovechar esta situación extrema para aglutinar en torno a sí más poder.

Y lo peor aún está por llegar, porque con el diseño de desescalada planteado por el Gobierno, de un total de 4 fases, todavía nos quedan 3.


Cierto que ya reconocieron que esto podría despertar una especie de "carrera", pero si es así, debían haber puesto en marcha un plan o unos mecanismos para evitar esa competencia. De lo contrario esto podría convertirse en un desmadre, con unas comunidades autónomas buscando solamente el aprobado, que puede que hagan las cosas muy bien para ello, y otras, que sin estar preparadas para dar más libertad a sus gentes, acaben por recurrir a la protesta y a la confrontación al sentirse menospreciadas. Sabiendo cómo son muchas comunidades, y de tan variado color político, diseñar un plan que parece pensado para enfrentarlas no es muy buena idea.

Sobre el papel algunos grupos políticos plantean alternativas, como levantar el Estado de Excepción Alarma, y darles libertad a las comunidades a decidir por ellas mismas en su propio territorio. "Papá Estado" no parece muy por la labor de hacer tal cosa, temen que cada una de ellas vaya "a su aire", y de hecho ya aplicaron las medidas de movilidad más restrictivas de entre todos los países europeos, manteniendo a la población "con secuestro domiciliario" durante casi dos meses (y para ello lanzaron a la calle a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, e incluso al ejército, para impedir la salida de los ciudadanos de sus casas), porque no se fiaban de los "desobedientes" españoles.

Ahora las que son desobedientes son las comunidades autónomas. Y si la primera Fase ya ha despertado tantas peleas y controversias, sería lógico dudar que lleguemos a la Fase 4 "sin víctimas" colaterales. Esperemos que esto no acabe como el rosario de la aurora. Ni con todos detenidos otra vez en nuestros cubículos de casas. Menudo desastre.


| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com

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