Faber-Castell es una compañía de gran prestigio y es, además, una firma de rancio abolengo. El nombre proviene de familias nobles alemanas, que aún mantienen el control de la empresa. Sus útiles de escritura tienen todos ellos una gran calidad, incluso desde las gamas más bajas, lo sé por propia experiencia porque he probado varios de sus artículos, aunque en lápices no son precisamente mi debilidad, pero sí he de reconocer, aunque sus precios sean un poco más elevados que en el resto -aquí más que nada es cierto lo de que pagas la marca- que suelen ir acompañados de una gran calidad. Por lo tanto cuando compras sus productos, aunque sepas y notes que estás pagando algo más de dinero por ellos, también sabes que vas a obtener una calidad más alta, superior a la media, tanto de escritura, de en útiles de pintura, de dibujo... En todos los artículos en los que trabajan y de todas las temáticas en las que están presentes.
A esto hay que unir que sus productos de madera, como los lápices, suelen estar hechos a partir de bosques controlados por ellos mismos, por lo que es una madera que tiene garantizada su sostenibilidad, algo que no pueden decir otras muchas marcas.