Más de medio siglo después de su desaparición (lo hizo en los años 1940), Omega ha decidido volver de nuevo a fabricar uno de sus calibres más apreciados por los aficionados y coleccionistas de la marca: el 321. Se trata de un calibre con cronógrafo, de remonte manual, con 17 rubíes, y es uno de los movimientos de arquitectura más intrincada de la marca del Grupo Swatch. Fue también el primer movimiento que llevó el Omega Speedmaster, allá por 1957, aunque dio vida antes a otros cronógrafos del mismo fabricante, normalmente formando parte de la colección Seamaster.
La historia de este calibre es muy variada -y rica-, ya que fue el primer modelo en ser testado por la NASA y que llevó consigo el astronauta Ed White durante su primer paseo espacial. Además, fue el primer reloj en la Luna (el Speedmaster ST 105.012), por lo que su vuelva al mercado es todo un acontecimiento.