Me ha llamado la atención este grabado de una fábrica de fósforos, allá por el año 1898, antes de que la automatización llegara para acabar con este tipo de manufacturas, y aún antes de que estos fósforos (o cerillas) casi quedasen relegadas al olvido. En aquellos tiempos, sin embargo, era un bien básico y muy importante, no solo para encender los omnipresentes cigarrillos y pipas, sino para encender estufas, cocinas y demás.
En el grabado vemos a dos señores sentados en sendos bancos, cortando en tiras pequeñas piezas de madera. Junto a ellas están amontonadas una serie de pilas que son de las que luego saldrían los "palitos" de las cerillas. A un lado vemos un botijo, bajo una mesa de pared auxiliar. Detrás de ellos parece que una persona está terminando (o embalando) las cerillas, para el proceso final de ensamblaje de la cabeza.
Una escena curiosa por lo extraño que es hoy ver tanta mano de obra en algo tan simple como una cerilla, y las condiciones (ni respaldo, ni sillas anatómicas, ni nada que se le parezca) en las que estos operarios trabajaban durante largas jornadas diarias. Supongo que los dolores de espalda, reumáticos y demás estarían a la orden del día.
| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com
Me encantan estos retazos de historia costumbrista. El escenario, como vestía la gente... Y lo duro que debía ser estar en esa posición durante las 10 o 12 horas de jornada.
ResponderEliminarMe parece que el accidente laboral más común no sería el dolor de espalda, je je. Y se queja la gente ahora...
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