Esta mañana leía que en Perú van con 80 días de confinamiento, y ayer el presidente salía diciendo que no sabía hasta cuando se extendería. Puesto en contexto, en España hemos estado mes y medio y ya nos parecía eterno, imaginaros 80 días. Claro que también declaraba un médico que todo lo habían hecho mal, que la gente no tenía de qué vivir y que muchos incumplían la cuarentena porque sobrevivían con la economía sumergida, que los centros sanitarios estaban sin medios y que no podían hacerles seguimiento a los casos, así que se contagiaban sin que nadie pusiera freno. Decían que el gobierno había querido hacer un confinamiento como si fuera un país del primer mundo.
Luego, desde el Ministerio de la Salud aclararon que superar la curva no era bajar de casos, que era como una meseta en línea recta. Por eso es lógico que nos resulten muy poco fiables las cifras de contagios y muertes de esos países, ni ellos mismos las saben, ya que ni siquiera hacen pruebas, ¿así como van a constatar quien muere de COVID-19 y quien no? Y hablando de cifras, en España otro tanto de lo mismo, llevan una semana congeladas y ayer Simón habló de casi 100 casos nuevos importados.
En resumen, que cuando se abran las fronteras esto va a ser un caos. Lo malo es que a este paso ya nadie se fiará de las cifras de nadie. De hecho en Brasil pasaron de todo y ya ni las publican (con la excusa de consolidar las series, más o menos lo mismo que se aduce desde el Ministerio de Sanidad de España para congelar también sus datos). Supongo que pensarán que para qué dar ya cifras de nada.
| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com
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