Ya hemos hablado sobre la cuarentena/confinamiento en países de Sudamérica, pero la pandemia de la COVID-19 es global, por lo que afecta a todos los continentes. Sin embargo, poco o muy poco se habla de los países africanos, ¿cómo se viven allí los confinamientos? ¿Qué medidas adoptan los gobiernos en los diferentes países?
Vamos a tratar de daros, como en la anterior ocasión, un somero y rápido repaso a todo ello.
- Sudán. En esta región africana han aparecido casos (por si el coronavirus no fuera suficiente) de Chikungunya, una fiebre pandémica que hace sólo unos años causó la muerte de mucha gente en el país. Se teme que pase a ser epidemia, así que se han reforzado las medidas para la lucha frente a la COVID-19. Por ello, el confinamiento se extenderá ahora diez días más de los previstos, allí solo se puede salir a comprar - ya que solo abren los mercados en ese horario - desde las 6 hasta las 12 del medio día (hasta las 15 horas en otras regiones), y el transporte y desplazamientos están prohibidos.
A las personas enfermas por coronavirus que no pueden salir (unas dos mil, según el Ministerio de Salud), se les está facilitando cestas con comida. Una de las zonas más afectadas es Red Sea, donde hace unos días se confirmaron 9 casos nuevos, así que allí las autoridades han establecido un bloqueo completo y se prohíbe viajar entre localidades.
Se ha ordenado a la gente el distanciamiento social, y el uso de mascarillas para toda la población. Cualquier violación de esta norma será penada y, además, existe un toque de queda desde las 18 horas de la tarde, hasta la apertura de los mercados, las 6 de la mañana. En ese horario, nadie podrá estar por las calles, solo los agricultores que dispongan de un permiso oficial de las autoridades pueden moverse entre localidades para atender sus cultivos.
- Uganda. El gobierno distribuye alimentos a los más pobres, pero centrándose en su capital, Kampala, y alrededores.
- Burkina Faso. El presidente indultó a 1.207 reclusos para frenar la propagación del virus dentro de las cárceles.
- Marruecos. El gobierno marroquí indultó también a 5.000 prisioneros, como forma de contener la propagación por el hacinamiento de las prisiones.
- Ruanda. Los ministros y altos funcionarios han renunciado a su salario desde abril, para usar el dinero en programas sociales entre los afectados por la crisis sanitaria.
- Níger y Togo. El Estado realizó campañas diversas para el apoyo de los más vulnerables durante la pandemia, y durante tres meses se hace cargo de los gastos en electricidad y agua de los más vulnerables.
- Kenia. El gobierno ha limitado los movimientos, lo que está creando graves conflictos familiares por el hacinamiento dentro de las casas. Por ello, la Iglesia Católica ha puesto en marcha el servicio de ayuda psicológica llamado Good Shepherd Call Center (Centro de Llamadas del Buen Pastor), atendido por diez psicólogos voluntarios. A la problemática de la cuarentena se unen las dificultades para subsistir y pagar las facturas, lo que ha creado tensión y aumentado los casos de violencia doméstica.
- Burundi. Actualmente hay una enorme polémica por la muerte del presidente Pierre Nkurunziza, que murió el pasado 8 de junio y, se dice, como consecuencia de la COVID-19. El gobierno lo niega y, con el fin de que no se investigue, han expulsado a la representación de la OMS que se encontraba en el país. La esposa del presidente también tuvo que ser hospitalizada, aunque en estos momentos ya se está recuperando en su casa.
Aunque oficialmente las autoridades no quieren ser claras en las cifras, dando un dato oficial de solo 83 casos de COVID-19, los médicos sobre el terreno hablan de cientos de "enfermos ocultos" y decenas de muertos, mientras el personal sanitario clama porque los gobernantes salgan del oscurantismo y dejen de negar la epidemia, para poder hacerle frente a la enfermedad.
- Costa de Marfil. El 17 de mayo, tras dos meses de confinamiento, se han reanudado celebraciones como las eucaristías dominicales. Las autoridades han recomendado el uso de mascarillas, lavarse las manos a menudo, y un distanciamiento físico de otras personas de al menos un metro. Las reuniones se limitan a 200 personas como máximo.
- Nigeria. El confinamiento ha durado 2 meses, y ahora se ha ido permitiendo a la gente acudir a los lugares de culto, bajo estrictos protocolos de seguridad. Según datos del Centro Africano para el Control y la Prevención de Enfermedades, Nigeria es uno de los países africanos con mayor número de casos, detrás de Sudáfrica y Egipto.
Durante el confinamiento, las diócesis han distribuido paquetes con artículos higiénicos y de primera necesidad, que incluían desinfectantes y mascarillas.
La baja incidencia en África
No obstante, y a nivel general, parece ser que en África el coronavirus ha azotado de manera menos intensa y dramática que en otros países del llamado primer mundo. En palabras del Guy Bognon, PSS, Secretario General de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol (POSPA), y originario de Benín, el impacto del coronavirus en África "se puede considerar, en general, que la pandemia de COVID-19 ha causado menos víctimas en África. Ante esta enfermedad, muchas personas en África subsahariana permanecen tranquilas y serenas. De hecho, están acostumbrados a otras enfermedades más virulentas, que dejan a su paso a muchos fallecidos. Por ejemplo, la malaria, la fiebre amarilla, la fiebre tifoidea, el cólera, la meningitis, etc. La COVID-19 es solo otra enfermedad más". Sobre la forma de enfrentarse a la enfermedad en África, añade: "Sin demasiadas charlas ni dudas, sin esperar remedios sofisticados y que podrían ser más efectivos, los centros de salud rápidamente han comenzado a tratar la enfermedad con los pocos medios disponibles. Los resultados positivos a veces son espectaculares".
| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com con información de la Agencia FIDES
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