Sin duda uno de los unguentos más famosos del mundo es el Vicks VapoRub (también conocido como Vick VapoRub). Desde su llegada al mercado en 1905, este producto ha tenido millones de consumidores alrededor de todo el mundo. Como bien sabéis, se trata de un preparado a base de camphor sintético (en la mayor cantidad, que es el que se encarga de la descongestión), aceite de eucalipto (en una proporción ínfima, apenas el 1,2%), y mentol (el 2,6%, que actúa como analgésico tópico y refrescante). El resto son ceras y derivados del petróleo.
Pero aunque este compuesto tópico (no exento de polémica, ya que puede agravar la producción de mucosidad y la inflamación de las vías respiratorias, sobre todo en niños) sea el filón de esta multinacional, no fue el único en lanzarse al mercado.
A mediados del siglo pasado, Vick (o Vicks, si lo preferís) decidió continuar el éxito del VapoRub, con el VatroNol. Básicamente perseguía los mismos fines, pero en este caso en lugar de aplicarse mediante un ligero masaje, se vendía en gotas para aplicar a la nariz. Su principio activo era la efedrina (ephedrine), y durante unos años les fue bien hasta que la FDA (la agencia del medicamento estadounidense) les descubrió el tinglado y les envió a los de por entonces Richardson-Vicks un informe en el que se decía que su producto Vicks VatroNol solo tenía un efecto placebo, ya que su principio activo no tenía un efecto significativo en la mejora de los síntomas que su fabricante aseguraba aliviar.
El estudio se realizó a finales de los años ochenta, y supone uno de los más duros reveses a los "remedios milagrosos de vendedor ambulante" de Vicks. Aún así, su VapoRub aún se sigue vendiendo, a pesar de que, curiosamente, parece tener el mismo efecto placebo, aunque en este caso con una base fisiológica. El doctor Bruce K. Rubin, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Wake Forest, dijo hace poco que los "ingredientes en Vicks, principalmente el mentol, engañan al cerebro al hacerle creer que la respiración se hace más fácil debido a una sensación de frescor, que al ser procesada indica más flujo de aire. Vicks puede hacer que te sientas mejor pero no puede ayudarte a respirar mejor". Es decir, solo es una sensación, pero ni cura ni arregla nada y, encima, puede agravar el proceso catarral o gripal.
Dicho esto, parece que en Vicks, actualmente de la multinacional Procter & Gamble, siguen vendiendo humo - nunca mejor dicho, aunque en este caso en lugar de humo quizá sea mejor hablar de vapor -, que no cura nada, ni mejora nada la salud. Pero a costa de este filón comercializan (o han comercializado) una interminable lista de variedades, como Vicks VapoCool, Vicks VapoInhaler, Vicks VapoCream, Vicks VapoSteam... Parece ser que, hoy como antaño, aún hay gente que cree en productos mágicos. La única diferencia es que no se venden en carretas de pueblo en pueblo, sino que lo más grave: lo hacen en farmacias, y con total impunidad.
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Alucino. De 1905. Ni lo hubiera dicho. Yo era de los que me encantaba, pero mis padres estaban en contra. Decían que ese fresquito hacía que te tapases más, luego sudabas, te destapabas, y te ponías peor.
ResponderEliminarEstá claro que sin evidencias (cosa que no sabía que no existieran), es difícil que funcione.
Sí, creo que las evidencias se las inventaban ellos, ya ves la publicidad de aquellos años, al más puro estilo "Coca-Cola cura el cáncer" :P
EliminarYo recuerdo uno de estos remedios mentolados, que te va bien los cinco primeros minutos pero luego te quedas peor y no te arregla nada. Creo que tus padres tenían razón.