"Marcando el tiempo": la difícil profesión de relojero


Ricardo Suárez-. Muy buenas, estamos una edición más en "Marcando el tiempo", vuestro programa dedicado a la relojería, os saluda Ricardo Suárez, y vamos pasar los próximos minutos charlando con nuestro invitado habitual, Mateo Salazar, sobre relojería. Bienvenido.

Mateo Salazar-. Hola, muy buenas Ricardo.

Ricardo Suárez-. Hoy vamos a hablar sobre el oficio de relojero, que es un oficio que podríamos decir que está en peligro de extinción, o casi que ha desaparecido, ¿no?

Mateo Salazar-. Sí, el oficio de relojero era un oficio bastante admirado, no sé si deseado, teniendo en cuenta que era un oficio bastante difícil, además de sufrido, pero sí que despertaba pasión entre muchas personas. Había grandes maestros relojeros en España, y poco a poco eso ha ido desapareciendo. Se mantiene bastante en los países en vías de desarrollo, como otros oficios artesanales, pero también está en vías de extinción.

Son oficios que, con la llegada de la tecnología, se han ido eliminando, o abandonando, y es una lástima pero es así. Se hicieron unos relativos esfuerzos a nivel de formación, incluyendo uno de los sectores de la relojería entre los programas de Formación Profesional, pero a pesar de que se encuentra en el organigrama, y que en teoría se puede estudiar, yo no he visto todavía en ningún sitio, aparte de en academias que puedan ofrecer puntualmente cursillos de este tipo, no he visto ningún sitio, repito, donde lo ofrezcan. Ningún centro de estudios oficiales, me estoy refiriendo.




Ricardo Suárez-. El oficio de relojero está desapareciendo, así es, y yo recuerdo que también en mi barrio había una pequeña tienda... Bueno, había dos, de reparación de electrodomésticos, que reparaban televisores. Y eran dos pequeñas tiendas, y en ellas estaba un técnico que más o menos te las remendaba a un "precio popular", y podía uno seguir unos cuantos años más con ella, con tu televisión. Los dos sitios han cerrado, curiosamente, esos pequeños locales donde se encontraban esos "reparadores" autónomos y un poco artesanos de la electrónica, ya cerrados..., pero me llama mucho la atención porque hace relativamente no demasiado tiempo abrió un servicio de atención técnica, un SAT, de electrónica, que da servicio a muchas marcas, a Samsung, a LG, etcétera, y es un no parar... Es incomprensible porque cierran esa especie de artesanos, y abren los grandes SAT que dan servicio a todos estos aparatos electrónicos, supongo porque la garantía les obliga, claro.

Mateo Salazar-. Es curioso en cierta forma, si caemos en la cuenta de que los aparatos electrónicos nos duran poco, y es cierto que los solemos sustituir, pero esto también trae consigo algo muy peligroso: que cada vez nos vienen más aparatos de marcas desconocidas, chinas... Fijémonos simplemente en quién encuentra hoy televisores de Telefunken, o televisores de Grundig, o de Sanyo... Marcas de reconocido prestigio, o marcas españolas como Sonitron, marcas muy buenas y cuyos productos duraban mucho. Ahora o bien estas marcas han sido adquiridas por chinos, como es el caso de Telefunken, que simplemente les estampan su logo, pero ya no fabrican ellos, o han desaparecido.

Hoy, las marcas de tecnología y de aparatos electrónicos, casi nadie las conoce, son marcas que a veces tienen una historia muy reciente, de unos pocos años, se han lanzado a la aventura, y aprovechando el potencial de China han comenzado a encargar a terceros la fabricación de productos de electrónica bastante cutres, bastante malos. Baratos, pero malos.


Y esto trae consigo que sea muy habitual que se adquiera un aparato electrónico y que o bien nos venga defectuoso en algún sentido, o que directamente ni funcione. Y por eso este tipo de SAT tienen mucha demanda, tienen mucho trabajo. Ocurre lo mismo con los teléfonos móviles. Conozco a personas que están trabajando en centros de reparación de móviles, de smartphones, y empezaron un poco con contratos de unos pocos meses, y fue tanta la necesidad que acabaron en plantilla. Por lo tanto esto se da porque los productos cada vez son más baratos, cada vez son más caducos y cada vez son más malos, y necesitan o requieren una visita obligada al SAT ya muy pronto, porque en cuanto pasa la garantía ese producto se deshecha. No tiene nada que ver con antes, que se reparaban productos muy, muy antiguos, estuvieran cubiertos por la garantía o no.

Por muy poco que nos cueste el aparato hay que recordar que la garantía obligatoria es hoy de dos años, y mucha gente tira de esa garantía, algo que antes era inusual. Antes encontrar un SAT centralizado multimarca de estos que hoy crecen como setas, era inusual.


Ricardo Suárez-. ¿Y por qué esto en relojería no ocurre? ¿Y como es que antes estos pequeños comerciantes tenían cabida, y hoy estos pequeños "reparadores" de electrodomésticos no tienen hueco?

Mateo Salazar-. Porque las grandes marcas quieren centralizarse. Se reúnen en centros grandes de reparaciones, llevados por multinacionales de la atención al cliente, donde ellas tengan la mínima responsabilidad, o directamente no tengan, sino que simplemente se unan a ellas por contratos de servicio y listo. Y ante esto los pequeños "reparadores de electrodomésticos" no tienen cabida. Ninguna marca asiática de estas va a buscar a un autónomo para que le dé servicio, lo que busca es una multinacional que le lleve su SAT, y la misma lleva otras muchas marcas, para ellos lavarse las manos.

Además, tampoco hay que olvidar que muchas veces no reparan. Simplemente sustituyen piezas, sustituyen módulos, sustituyen circuitos completos. Y para ello tienen que tener un sistema de logística y de relaciones con las grandes marcas que pueda mover todo ese material. Un pequeño autónomo no suele llegar a esos niveles.


En materia de relojería pues puede ocurrir otro tanto de lo mismo, no con los relojes sino con los smartwatches. Los relojes inteligentes no dejan de ser un smartphone en pequeño, y muchos cuando los adquieren lo que tienen que hacer nada más sacarlo de la caja es como ocurre con muchos electrodomésticos hoy día, que es llevarlo al SAT. Por eso este tipo de aparatos, de relojes, sí que van a tener cabida en esos sitios, pero claro en esos centros es de electrónica, ya no estamos hablando de reparación de relojería clásica, es muy diferente. Por eso los relojeros tradicionales tienen muy poco o nada que hacer.

Un reloj metálico, que funciona con piezas mecánicas, se puede reparar, se puede sustituir una pieza específica... Pero un reloj electrónico tienes que tener aparte de dispositivos especiales electrónicos, debes tener piezas de su modelo, se sustituye más que se repara, y hasta las piezas del exterior las cambias, ya casi no tiene cabida que se restauren.

Estamos entrando por tanto en el mundo de la microelectrónica, pero no en el de la relojería pura y dura. De manera que quien repare un smartwatch tiene que llevarlo al mismo servicio técnico que repara su smartphone, y en muchos casos también es el mismo que repare su televisor.


Ricardo Suárez-. Si el oficio de relojero no tiene futuro, ¿por qué tienen futuro las grandes marcas, las marcas de renombre y con precios carísimos, con relojes del orden de diez mil euros y más, y éstas sí que tienen venta y siguen teniendo ventas? Porque ya lo comentamos en otros programas de este mismo espacio de "Marcando el tiempo", que aunque vendan pocas unidades estas marcas les conviene, les trae a cuenta, porque con pocas unidades obtienen grandes beneficios. ¿Por qué este tipo de relojes y de marcas no tienen problemas en subsistir? Para ellas tiene que haber relojeros que las reparen, ¿no?

Mateo Salazar-. Pero ese tipo de marcas requieren relojeros especializados, y SATs especializados que suelen contratar las propias compañías fabricantes. Son relojeros elitistas, no puede ser un relojero de barrio un agente de reparación y mantenimiento de relojes de este tipo de marcas. Sí que a veces, en algunos casos, puede que ocurra, pero no suele ser lo habitual, tienen que tener unos estándares de servicio y de excelencia que son absolutamente elitistas y estas marcas, estos fabricantes de relojería de alto lujo, demandan también servicios de atención técnica de alto lujo. Un relojero de barrio no daría el servicio que demandan marcas como IWC, y ni el cliente tampoco lo llevaría a él dado el alto precio del mantenimiento de esos relojes. Obviamente eso no suele darse. Y aparte que todos los elementos de reparación de ese tipo de guardatiempos suelen ser caros, y no suelen poder hacerle frente relojeros de barrio, que antes sí que existían para relojes más "comunes", podríamos decir.


Ricardo Suárez-. Los llamémosles "cambiapilas", digámoslo así, ¿hicieron mucho daño a ese tipo de profesiones?

Mateo Salazar-. Hombre, los "chapuzas" le hicieron daño a todas las profesiones, incluso a los mecánicos de coches. Pero también es verdad que nadie nace aprendido, así que errores cometemos todos. Lo interesante del asunto son errores con los que aprendas, y que te sirvan para mejorar. La mayoría de estas personas eran gente que aprovecharon el boom de la electrónica de cuarzo, de los relojes de cuarzo, para poner su "tenderete" de relojería, y vendían relojes de todo tipo. La mayoría de ellos también el tiempo ha demostrado lo que eran, ¿no?, y no han resistido el paso de los años y han tenido que cerrar, aunque algunos sobreviven -no ser por qué, milagrosamente, yo conozco unos cuantos y sobreviven todavía vendiendo un poco "porquería barata", electrónica como decía antes de marcas de China que nadie las conoce, y aún así hay gente que se las compra...-, pero insisto, la mayoría de ellos tuvieron que cerrar porque no eran ni relojeros, ni se les podía considerar como tales. Vendían relojes como podían vender un queso o un jamón. De hecho en algunos casos no eran ni aficionados de la relojería, simplemente eran "oportunistas", como tantos otros oportunistas cuando surgió el "boom" de los cigarrillos electrónicos, no se si os acordaréis, que había una tienda de cigarrillos electrónicos en cada esquina, hasta que la regulación los quitó de en medio. Y no creo que la mayoría de ellos fueran expertos en este tipo de artículos. O cuando surgió la moda de los accesorios para móviles, fundas... Aparecieron tiendas como setas, y tampoco creo que la mayoría fueran aficionados a la electrónica, ni siquiera a los móviles, simplemente eran oportunistas que aprovecharon un momento de éxito de ese tipo de mercado, y montaron su tienda como antes las montaban de Amena o de cualquier filial de estas.


Siempre que se "huela" un poco de dinero van a salir oportunistas, y estos oportunistas aprovecharán la ocasión para obtener dinero, y también van a hacer daño a otros profesionales del sector, a veces porque tiran precios con la mano de obra, pero a cambio de servicios casi inexistentes e incluso de averiarte o estropearte el reloj, así que al final lo barato era realmente muy caro, porque uno se quedaba con un reloj dañado o estropeado. En lugar de reparar a veces te estropeaban el reloj, y lo peor es que tampoco disponían de muchos medios para repararlo, por lo que si le ocurría algo tenían que correr ellos con los gastos de la reparación en otro sitio, en un sitio obviamente más profesional, aunque esto era verdaderamente raro. Por eso ellos casi nunca se hacían responsables de sus propias reparaciones, te decían que no habías pagado nada con ello o que ya te habían dado el reloj muy barato, y que cada cual se buscase un poco la vida.

Poco a poco han ido desapareciendo este tipo de "chapucillas", pero los han ido sustituyendo como ya he mencionado otros oficios, otro tipo de vendedores que al final son eso: oportunistas. Sí que han hecho ellos daños a los profesionales de la relojería, pero también han hecho otras muchas cosas daños a ese sector, no son ellos tampoco los principales responsables de que estemos hablando de esta situación. Han sido muchas cosas las que han dañado a la relojería, el propio cambio de hábitos, ¿no? La desaparición de los relojes de pulsera, cambiándolos o en sustitución de smartphones.


Ricardo Suárez-. Y para terminar, ¿qué le podríamos decir a alguien que quiera aprender relojería, Mateo?

Mateo Salazar-. Que aprenda otro oficio, ¡jaja! Bueno, el oficio de relojero es un oficio muy ameno, la verdad es que es un oficio muy cautivador... No olvidemos que la relojería como arte, casi como en su esencia, nació en Suiza con sus largos inviernos, en donde los expertos artesanos iban trabajando en sus relojes con calma y delicadeza. Era un arte. Mientras fuera hacía un frío que no favorecía nada la aventura exterior, ellos podían estar al calor del fuego, mientras veían por la ventana los paisajes nevados, y en algunos sitios incomunicados durante meses, pues pasaban el tiempo realizando eso, relojes, y dedicándose minuciosamente a pulir engranajes, y a hacer una manufactura totalmente artesanal, y fue así como surgieron los grandes maestros relojeros suizos, y sobre todo las grandes firmas, y el potencial suizo y su saber relojero, que todavía hoy en día está tan presente en su historia horológica.

De forma que es un oficio muy atractivo, pero a no ser que se trabaje para las grandes casas que bueno, esos sí que ganan mucho dinero, los relojeros de las firmas más punteras y elitistas, en un mundo globalizado como el que estamos, con tanta competencia exterior en precios y atención, ser relojero hoy es una profesión muy dura y no es porque vaya a tener competencia solamente, sino que también es en cierta forma peligroso, porque la mayoría de relojeros también trabajan en joyerías, o en relojerías con productos de altísimo lujo, donde suelen invertir todo su patrimonio a veces con catálogos con piezas elitistas, lo cual supone todo un caramelo para los amantes de lo ajeno. Así que la inversión suele ser elevada, también en seguridad, con medidas bastante caras de implementar, no sirve un local cualquiera, y a no ser que sean reparadores o relojeros oficiales de alguna o de algunas grandes marcas, para reparar relojes genéricos... De momento podríamos decir que quizá subsistirían gracias a la gente más mayor que todavía use -aunque son cada vez menos- relojes mecánicos, pero los pocos amantes y coleccionistas de este tipo de relojes están muy desperdigados, y a no ser en las grandes ciudades y urbes donde se concentran en su mayor número, estos profesionales lo van a tener sumamente difícil.

Es cierto que, por otra parte, tienen la ventaja de que pueden ofrecer sus servicios fuera, aunque estén en un lugar pequeño pueden prestar sus servicios a través de internet, tanto de reparación, venta o representación, y también especializarse en modelos que sean atractivos. Aunque ya digo que lo van a tener difícil, nada es fácil en esta vida, pero esa profesión tiene muchas complicaciones. Pero a quien le guste, yo le animaría a que lo intentara, si puede, pero que tampoco se espere muchas facilidades porque es un entorno muy duro en el que se van a mover.


Ricardo Suárez-. ¿Puede ser especialista en joyería, también? Digo para aprovechar ambas profesiones, ya que tienen tanto en común.

Mateo Salazar-. Sí... Bueno, últimamente se tiende a confundir porque muchas de las relojerías son joyerías también, y porque el mundo de la joyería se ha ido introduciendo en la relojería, y viceversa. Pero diseñadores de joyería hay, y son como diseñadores de moda, hay personas que viven en esa atmosfera rodeadas de bastante glamour. En el mundo elitista, el mundo de la alta gama, siempre va a tener su público y su clientela. Hay gente introducida en él, y les va bien. Incluso hay firmas españolas de joyería, con diseños muy refinados.

Pero entonces ya nos saldríamos un poco del mundo de la relojería, de la reparación de relojería, y entraríamos más en el mundo del diseño. Es cierto que un relojero es en parte un diseñador, sobre todo si va a crear sus relojes, y de hecho muchas marcas de relojería hacen también sus pinitos con joyas o complementos de adornos. Porque claro, el mundo de la relojería languidece tanto que a veces se tienen que introducir en sectores como el de la joyería. Pero la verdad es que da un poco de "vergüenza ajena", porque he visto por ejemplo joyas de creadores... No voy a mencionar marcas, pero algunas son españolas, donde tenían joyas de acero y no era más que un poco de hierro, de acero, retorcido. Da un poco vergüenza ajena crear algo así y luego venderlo como si fuera una joya, que no lo es, ni siquiera serviría como un buen adorno, porque además suelen ser muy incómodos. Pero bueno, parece ser que para algunos vende.


Yo ciertamente que lo he probado, he probado a llevar algunas de estas joyas "de estilo" que llaman ahora, y pareciera que llevaras un tuerca colgando del cuello, es un poco ridículo. Pero claro, depende de gustos, si te gusta la relojería, y además te agrada la joyería, pues puedes aprovechar las sinergias de ambos sectores. Aunque honestamente, creo que un buen relojero ama sobre todo la relojería, pero en fin, no tiene nada que ver, puede también a uno gustarle la joyería, y experimentar también con ese mundillo que, por lo menos estéticamente, en el exterior, los relojes sí que podrían admitir elementos de joyería perfectamente, y de hecho así lo es muchas veces, sobre todo para el público femenino.

Ricardo Suárez-. Muchas gracias Mateo, por haber estado con nosotros una edición más de "Marcando el tiempo", y gracias por habernos contado un poco lo que es el sector de la reparación en relojería que, como hemos visto, no está muy floreciente.

Mateo Salazar-. Gracias a vosotros.

Ricardo Suárez-. Y ya que hemos tocado el tema de la profesión relojera y de su crisis, os recomendamos un ameno libro sobre el particular, "Un lugar en el tiempo" escrito por Le Métayer que nos cuenta un poco la historia de una relojería de barrio y además muy entretenida y amena, con una buena carga nostálgica. Seguro que os hará pasar un buen rato.


| Preparación: Duraderos.cc / Duraderos.blogspot.com | © "Marcando el tiempo" 2019

2 comentarios :

  1. Creo que la causa de esto es como se orienta el mercado. Si compras un reloj de gama media-alta, tipo Certina, casi te obligan a llevarlo al servicio oficial. Si compras algo de gama media-baja, tipo Lotus, casi te obligan a que cuando se rompa no lo repares. Por tanto el oficio de relojero queda reducido a cambiar pilas o correas, y en los mecánicos, a poner al día el reloj del abuelo, que sin ser una pieza de lujo, le tienes cariño. No te importa invertir 30€ en él, pero sí 300€ para llevarlo al taller oficial.

    También pienso que ahora eso se ha trasladado. Antes un reloj era algo muy caro, igual o más que ahora un móvil. Eso justificaba que se reparase, que es lo mismo que pasa en esas tiendas de móviles que profileran, normalmente regentadas por pakistanís, algunos de ellos que saben un montón, y que como hacían los reparadores, te lo remiendan a precio popular.

    En cuanto a "Un lugar en el tiempo", en efecto, vale la pena leerlo.

    Un saludo también para la chica relojera del Breitling Navitimer.

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    1. ¡Alucinante! Me parece increíble que hayas reconocido el reloj O_o

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