Botas de piel Klondike (y por qué no se hacen botas como antes)


Llevábamos tiempo en Duraderos sin realizar una review sobre calzado, y dado que me apetecía bastante hacerlo y creo que ya ha llegado el momento de volver a ello, vamos a hablar de una de estas botas de piel que podrían considerarse "todo-terreno", las que en sus tiempos llevarían nuestros abuelos para "salir al monte" o en épocas invernales.

El mayor problema, sin embargo, de este tipo de calzado "no técnico", es que es enormemente pesado. La piel, el trenzado, el cosido para asegurar e incluso la propia suela hacen de este tipo de botas algo muy duro en los pies. A veces no entiendo muy bien por qué nuestros abuelos caminaban todo el día con ellas (a veces durante toda la jornada de trabajo), salían luego a hacer labores del campo, y las usaban en las condiciones más penosas, y sin embargo no solían quejarse. Hoy nos ponemos un calzado de "medio gramo" y ya nos parece pesado, y nos aprieta un poco, y ya nos quejamos.




Supongo que la principal razón es la calidad. Antiguamente se hacían botas para durar, de buena piel -muy buena piel-, y tras un periodo de adaptación (inevitable por el material con el que están construidas) se adaptaban al pie como un guante. Con unos mínimos de cuidados, duraban muchísimos años y, además, lo hacían sin incomodarnos.

Hoy este tipo de calzado ha experimentado un cambio radical. La mayoría proveniente de China, la piel es mala cuando no, directamente, están mal hechas (hormas dispares incluso en el mismo par, bordes mal cosidos, extremos que dañan y rozan...), y si queremos una botas que nos resulten cómodas, tenemos que irnos a la gama más elitista de las marcas más técnicas, donde nos cobrarán por una simple bota (y no de piel) "medianamente buena" una barbaridad.


Klondike es un buen ejemplo de todo esto que os decimos, una bota media que podría ser de gran calidad pero que ni su fabricante le ha puesto ganas ni empeño. Lo mejor es sin duda la caña, irónicamente es casi lo único que no tiene piel, ya que está hecha de tejido textil que será por tanto lo primero que se desgaste (que es lo mismo que decir que nos quedaremos sin botas). Es una pena que no hayan usado para esa parte algún material más robusto, como el nylon, pero es evidente que han optado por soluciones mucho menos acertadas

La suela es otro de sus puntos fuertes, hecha de resina dura, no ese engañabobos que suelen usar ahora de goma EVA o gomas técnicas que a la semana de uso se ha auto-destruido completamente.


Tengo que reconocer, sin embargo, que el cosido es de calidad, el remate en la zona del talón, con piel más rústica (serraje) se agradece en una zona que, teóricamente, va a sufrir más roces y daños. Sin embargo lo peor es su interior, para este tipo de botas necesitarás sí o sí unos buenos calcetines, gruesos y que estén bien acolchados, porque su dureza interior es notable, y puede llegar a causar muchas heridas.

Botas de este tipo como Klondike es, en resumen, una imagen del calzado al que tenemos que enfrentarnos en los tiempos que corren: aparente, que más o menos resulta estéticamente convincente, pero muy lejos de la calidad de acabados, materiales y delicadeza -y dedicación- que unas botas necesitan para no dañarnos y, también, para que nos duren muchos años.




















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