Relojes de primera, y relojes de segunda


Hay relojes buenos, y relojes malos. Hay relojes caros, y relojes baratos. Sin embargo hay fabricantes que van más allá, y hacen relojes de primera, y relojes de segunda. Casio es uno de ellos.

Se dice que Casio tiene relojes muy buenos, y es cierto. Y se dice que, además, también son muy competitivos, cosa que también lo es. Pero esto es así mientras no les exijas demasiado.




Antiguamente, con modelos como los Marlin, solías poder disfrutar en Casio de relojes con precisiones en torno a los +/- 15 segundos por mes, pero con el paso de los años fueron empeorando sus módulos, hasta llegar a precisiones de +/- 30 segundos por mes. Es decir, que en lugar de mejorar sus relojes, los empeoraron. No mencionemos siquiera aquellos módulos de +/-10 segundos por mes de precisión, inexistentes y toda una rareza en la Casio de ahora.

Pero así y todo no había mucho problema porque sus módulos, aún a pesar de ser inexactos unos 30 segundos por mes, se presumía que nunca llegarían a semejante imprecisión y de hecho eran módulos en los que uno podían confiar plenamente.


Pero ahora no es así. Todo eso ha cambiado, y es una de esas cosas en las que en Casio han ido a peor. Si comparo muchos de mis relojes que tengo, incluyendo el novísimo W-59 que apareció hace pocos meses, me doy cuenta que, frente a los G-Shock, todos ellos son significativamente más imprecisos, hasta tal punto que hay alguno que no me puedo poner debido a su enorme desviación.

No es que el precio del producto se haya abaratado, ya que el W-59 es más caro que los que había antes, y el CPA-100, por ejemplo, no puede decirse que sea tampoco barato. De su franja de precios, roza lo que valdría un G-Shock DW-5600.


Curiosamente de los relojes más fiables que tengo, son G-Shock. Lo que me lleva a pensar que forma parte de la estrategia de Casio para empujar a la gente hacia G-Shock. No es solo que hoy todo el mundo use smartphone y sepan siempre la hora exacta, sino que también es una forma de decirnos que desconfiemos de esos relojes.

En los mercados emergentes esto no es tan importante, así que pueden vender sin problemas relojes unos segundos imprecisos.

Por desgracia, esa es una prueba mas de entre tantas de la dejadez en relojería de la Casio de hoy, algo impensable antes pues, si algo hacía a Casio competitiva, era ofrecer lo mismo -e incluso más- que sus competidores, pero más barato. Hoy ofrece menos (y menos de lo que tenían antes incluso ellos mismos) y, encima, más caro. Era impensable que un reloj de Casio atrasase casi diez segundos a la semana pero, sin embargo, hoy casi hay que darlo como algo natural. A eso se une el abaratamiento en el control de calidad, en construcción de cajas (que incluso les llevó a lanzar ediciones específicamente "baratas", las "E"), y en la apuesta cada vez más firme de fabricación en China, o la robotización, dejando los mejores módulos y submarcas sólo para manos expertas.


Así que Casio ahora fabrica relojes de primera, y de segunda. Y no es que los de segunda sean más baratos (marcas como Skmei, Nixon o Q&Q también hacen relojes muy competitivos), sino que son, irónicamente, incluso más caros que antes.

Ahora, en lugar de buenos módulos, y una buena electrónica, Casio apuesta por lo que se ve: relojes para exponer en vitrinas. Con dibujos por fuera, con lucecitas ultravioleta, con diamantes, perlas y cristales de Swarovski. Venden adornos, ya no venden relojes. Y ese, que es el paso que han de dar -según ellos- para sobrevivir, puede que también sea el paso que les lleve al suicidio como marca de relojería. Porque por lo mismo podrían fabricar pulseras de bisutería, y nadie notaría el cambio.



| Redacción: Duraderos.esRevistas.com