El gobierno chino tiene un plan para acabar con la mano de obra esclava, cosa que esperan hacer de aquí a 2025. Y no es perseguir a las industrias con más penas y multas, o un mayor control sobre las mismas, no. La solución pasa por incorporar más robots que sustituyan a los trabajadores.
Y es que, como desde múltiples medios de comunicación se viene diciendo, la revolución de la robótica es algo imparable y, si esto sigue así, al escasear el trabajo tal vez se debería pensar en una renta (la llamada renta universal) para los que quieren pero no encuentran trabajo. De hecho, para todo el mundo, ya que el trabajo lo harían los robots.
Esto, que parecía ciencia-ficción hace no tantos años, ya está ocurriendo. Hace un tiempo acompañaba a unos familiares a los servicios de empleo del ayuntamiento. Allí, gente de todas las edades estaban solicitando ayudas y subsidios, y alguien nos comentaba que en realidad les traía más a cuenta pagarles, que contratarles, que para la mayoría de empresas les suponía más comodidad pagar subsidios y pensiones a través de impuestos, que contratar personal.
Esto es así y debemos asumirlo porque es algo real, lo estamos viviendo: la mayoría de los parados no encontrarán trabajo nunca, por mucho que la economía mejore, no porque no haya trabajo en su puesto, sino porque éste lo ha ocupado la tecnología. O hay un ordenador, o un robot haciendo lo que él hacía. Así de simple.
Así ocurre también en la mayoría de entidades bancarias de mi región: mi sucursal, y la mayoría de las de barrio, ha dejado de tener cajeros humanos. De hecho el banco ha despedido a la mayoría de su plantilla y lo que antes era una oficina con dos, tres, cinco o seis personas, ahora hay uno o dos cajeros automáticos "de alta tecnología". El banco dice -claro, qué va a decir- que es para dar un mejor servicio, pero el hecho es que todos los trabajadores que había han sido prejubilados. Hablamos de miles de puestos de trabajo, empujados a no hacer nada, a vivir con su pensión, mientras su puesto lo tiene una máquina. Ellos por lo menos han tenido suerte, porque han salido de allí con un sueldo, pero no tendrán la misma sus hijos y las generaciones futuras, que ya no podrán ganarse la vida con ese mismo empleo. Por eso, la renta universal se hace más importante hoy que nunca.
China es estos días noticia porque una compañía de tecnología ha dado a conocer que el trabajo que hacían antes 650 personas lo harán ahora 60 robots. Trabajando los siete días de la semana, sin descansos, sin turnos, vacaciones ni permisos, esos robots producen 21.000 teléfonos móviles, mientras que antes las personas producían unas 8.000 unidades por persona. Es decir: han incrementado la producción un 250 por ciento. Más aún: los robots producen móviles y componentes con menos fallos, por lo que también se reduce el coste de productos erróneos. De hecho si tu teléfono es chino de estos ultimos años, probablemente te lo haya hecho un robot, y no una persona.
En las instalaciones de esta firma (la Changying Precision Technology Company) trabajan hoy solo 60 personas, cuyo cometido no es ya ensamblar móviles, sino mantener y supervisar a los robots, pero sus directivos esperan reducir aún más esa cifra, y reducir el número de personas contratadas en todo el complejo industrial a sólo 20. Con veinte personas es suficiente, y aunque antes se nos engañaba con aquello de que los robots no le quitarían el trabajo a la gente, porque se necesitarían humanos para mantener esos robots, ya estáis viendo que eso no era cierto, en el fondo: puesto que para mantener a muchos robots con un solo operario humano basta. La proporción, por ello, no es la misma.
Esto es imparable, en todo caso, porque beneficia a los empresarios, que reducen costes salariales (los robots no necesitan seguros médicos, ni se sindicalizan) y, a la par, mejoran su producto (una máquina "no falla" ni se equivoca, ensambla la misma pieza todas las veces que quieras y con la misma exactitud), de manera que es obvio que en un tiempo todo lo harán los robots.
Casio es otro de los gigantes que ya adelantó que sus relojes se harán la mayoría solo por robots en unos años, y Swatch lleva tiempo produciendo algunos de sus calibres de relojes solamente con robots. Y esto no es ciencia ficción, es una realidad: las fábricas íntegramente automatizadas que veíamos en las películas de los ochenta y de los noventa ya están aquí, son una realidad, y han venido para quedarse. Cuanto primero la sociedad se dé cuenta de ello, primero buscarán soluciones y antes se atajará el problema, evitando graves crisis y sufrimiento innecesario a la población. Al fin y al cabo, si nosotros somos los que damos trabajo a esos robots, adquiriendo los productos que fabrican, ¿no deberíamos ser recompensados por ellos, de alguna forma, reinvirtiendo esas ganancias y beneficios en el consumidor?
El modelo debe cambiar, por tanto, y cuanto antes cambie, mejor será para todos.
La telefonía móvil, los productos de tecnología (los famosos "gadgets") y, en realidad, todos los objetos que usamos a diario (excepto los artesanos) se harán por robots. Como el empresario seguirá ganando lo mismo (en realidad, ganará mucho más) que si tuviera obreros contratados, ¿por qué no hacer que esos beneficios redunden en toda esa gente que ya no puede optar a ese puesto de trabajo? La renta básica general no es una panacea, es, de hecho, la única salida. La otra alternativa es que millones de ciudadanos acaben en la miseria mientras los dueños de esas factorías se hacen cada vez más ricos y pagan menos impuestos, y eso no se debería permitir.
Son muchos los empresarios que no lo ocultan ni lo esconden, que argumentan que "me trae más a cuenta pagarle a un trabajador por quedarse en casa y no hacer nada, que pagarle un salario por venir a trabajar". Así de duro. Así de claro. Convéncete: el trabajo "tradicional", el puesto "fijo y permanente" está cambiando, y solo queda como único reducto, tal vez, el funcionariado. Ante esta tajante verdad dá igual que redactes mil curriculums de mil formas diferentes, ante eso, da igual que realices cientos de cursillos para formarte mejor: no se puede competir contra un robot. La mayoría de la gente que hace cursos para desempleados no los hace por encontrar un puesto de trabajo, lo saben tanto los formadores como la Administración. Los que hacen esos cursos los hacen obligados por las ayudas o subvenciones que reciben, o para matar el tiempo. Es así de claro y hay que decirlo. Los cursos para desempleados no sirven de nada porque el grueso de los fabricantes que podrían emplearlos ya cuentan con trabajadores más eficientes en sus cadenas de producción que son, en la mayoría de casos, autómatas programables.
Según los últimos estudios, la conducción autónoma acarreará consigo la desaparición en Estados Unidos de casi cuatro millones de empleos, pero es solo la punta del iceberg: todos los artículos que requieren en la actualidad un proceso repetitivo industrial, desde la producción de coches hasta la producción de un bolígrafo, acabarán siendo hechos en su totalidad por robots. Y si los robots trabajan y ocupan el puesto de la gente, es evidente que esa gente tiene que vivir de algo, porque de lo contrario el sistema en sí (y la sociedad, a fin de cuentas) caerá por su propio peso. No solo es China, son todas las economías las que van a apostar por autómatas, y o nos vamos todos a aprender para ser camarero, o nuestro futuro será cada vez más negro. De hecho, ya lo está siendo. De manera que el paradigma que valía hasta ahora, hoy ya no vale, conviene cambiar no solo de mentalidad: también de actitudes.
| Redacción: Duraderos.com / Duraderos.blogspot.com
Solo de pensarlo da miedo, la cantidad de gente que en el futuro se va a quedar excluida del mercado de trabajo por culpa de las maquinas y los robots.
ResponderEliminarLa Biblia (en Daniel 12) es muy clara sobre el final de los tiempos en los que estamos entrando.
Daniel 12:4
4 Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.