Me ha parecido curioso ver en una de las mesas destinadas para "los restos", un batiburrillo de yoyós a 5 €. Para mi sorpresa, resulta que es el modelo de yo-yo convencional de los que más amamos quienes nos gusta el modo clásico, y por si fuera poco, construidos en Italia. Cerca de ellos, en la estantería triunfaban al triple de su precio (y en algunos sitios los he visto a mucho más caros, a casi 20 €) los chinos de YoFinity, que supongo que por sus luces y su diseño más rebuscado serán los que más triunfen entre la chavalería y, por ello, se venderán más.
Por desgracia estas son cosas cada vez más habituales, en donde vemos que buenos productos, con materiales de calidad y una magnífica construcción, aún siendo más competitivos, tienen que acabar rebajándose. Supongo que este tipo de yoyós una gran mayoría los adquirirá por impulso, solo por el aspecto estético, y pocos se dan cuenta de que a 5€ el yoyó italiano es un producto de una calidad soberbia y, además, de gran durabilidad.
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