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Los apreciados salvaorejas



La obligatoriedad en algunos países (en otros la alta recomendación), y siempre el aconsejable uso de recurrir a las mascarillas en esta situación de pandemia global, ha hecho que, junto con esas mascarillas, cobren un importante protagonismo uno de sus complementos: el salvaorejas, protector de orejas, o "ajustadores de mascarillas".

Inicialmente era un accesorio para el entorno médico, con el fin que el personal, que se veía obligado a usar mascarilla durante largos turnos de muchas horas (a veces doblando turnos de más de doce horas), no acabase con llagas en la zona interna de las orejas, debido al roce y presión constante de las mascarillas. El salvaorejas es una pieza que libera esa tensión, reduciendo (o eliminando incluso) la necesidad de que la mascarilla se asiente sobre la oreja.

Salvaorejas de regalo con las mascarillas del Mercadona



Me he quedado gratamente sorprendido viendo que no solamente las mascarillas del Mercadona habían bajado increíblemente de precio (lo cual demuestra el bestial margen de beneficios que se llevaban antes), de estar a 6 € el paquete de 10 unidades, pasaron a 5, a 3, a 2, y ahora están a 1,50 €. Pero lo que me ha llamado la atención es que, encima, les añaden un salvaorejas o "ajustador" (como ellos lo llaman) "gratis" en cada paquete de 10.

No obstante, y dado que Mercadona usa diferentes fabricantes chinos a los que compra sus mascarillas, no todas vienen con el salvaorejas. Es fácil reconocer el paquete que sí lo contiene, ya que en el exterior se muestra la figura del mismo, que en el resto de fabricantes, obviamente, no contiene. Las mascarillas con el salvaorejas están fabricadas por DIAsia Biomedical en Shenzhen, China.

¿Un hombre con las uñas pintadas?


No hace mucho me regalaron un par de salvaorejas, en color transparente y negro. Le dije a la chica que si no había más colores, a lo que me contestó que sí, pero "para hombres no". Se refería a que había rojos, azules claros, verdes, amarillos fósforo... Pero "no para hombres". Ahora tengo unos cuantos, y los que menos utilizo son esos transparentes, y el negro (de hecho, no los utilizo casi nunca).

Cuento esto porque, no se a qué es debido, socialmente los hombres tenemos que vestir con unos ciertos tonos marrones, negros y grises, y poco más. Cuando me regalaron la mochila que actualmente llevo, a la persona que lo hizo le costó muchísimo entender que quería una roja. "¿Una mochila roja?". Pues sí. Me encanta ese tono (el amarante, en realidad).