La obligatoriedad en algunos países (en otros la alta recomendación), y siempre el aconsejable uso de recurrir a las mascarillas en esta situación de pandemia global, ha hecho que, junto con esas mascarillas, cobren un importante protagonismo uno de sus complementos: el salvaorejas, protector de orejas, o "ajustadores de mascarillas".
Inicialmente era un accesorio para el entorno médico, con el fin que el personal, que se veía obligado a usar mascarilla durante largos turnos de muchas horas (a veces doblando turnos de más de doce horas), no acabase con llagas en la zona interna de las orejas, debido al roce y presión constante de las mascarillas. El salvaorejas es una pieza que libera esa tensión, reduciendo (o eliminando incluso) la necesidad de que la mascarilla se asiente sobre la oreja.
Existen de diversos tipos y materiales, pero todos ellos poseen una serie de "anclajes" en los que se incrusta la cinta de las mascarillas, sujetándolas y evitando que éstas se caigan.
A día de hoy, son uno de los complementos estrella, se pueden adquirir en variadas formas y colores, y tal es su éxito que suelen agotarse muy rápidamente en las tiendas.
Los salvaorejas no solo son útiles para evitarnos roces e incomodidades en las orejas, sino también son muy valiosos para aquellos que usan gafas, o que quieren ponerse gafas de sol, ya que evitan que las gomas de las mascarillas se estén todo el rato peleando con la varilla de las gafas, se enreden entre ella, y sobrecarguen la oreja.
En época de verano, los salvaorejas juegan también un importante papel, ya que con ellos podemos reducir la incomodidad de la mascarilla.
Otra de las ventajas de los salvaorejas es su facilidad de limpieza. Al contrario que las mascarillas, son reutilizables y para limpiarlos es suficiente con agua y jabón, e incluso podemos aprovechar cuando nos lavamos las manos al llegar a casa, para lavar también el salvaorejas. Por otro lado, son muy asequibles (cuestan céntimos de euro), así que casi cualquier persona puede comprarlo. Incluso podemos adquirir varios de colores, e ir variando.
Respecto a su colocación, es muy simple: nos pondremos la mascarilla de la forma habitual y, luego, colocamos el salvaorejas en la posición que nos resulte más cómoda y en la que nos quede la mascarilla apretada y bien ajustada. Para ello podemos subir el salvaorejas a la coronilla, que suele ser lo más habitual, con el fin de impedir que se deslice.
Con el salvaorejas evitamos también que la mascarilla se caiga, evitando así manipularla.
Materiales
Aunque, como hemos mencionado, son variados los materiales de los salvaorejas, los más adecuados son los que están hechos con silicona (como en las imágenes), ya que son inertes y es un material seguro que no suele causar alergias. Por otro lado, los salvaorejas de este material suelen ser muy flexibles, adaptándose así a la forma de la cabeza y/o cuello sin dificultad. También se pueden flexionar, por lo que nos facilita la colocación y el cambio de posiciones en los ajustes, aún de forma táctil.
El único inconveniente es que los de silicona tienden a "pegarse" en la piel si sudamos, pero para ello existen en el mercado salvaorejas con zonas de aireación, o de materiales plásticos más frescos (pero menos flexibles). Dado que sus precios son tan baratos, podemos adquirir de diversos materiales e ir probando, o usarlos según el clima o en dónde los vayamos a utilizar.
Sea como fuere, recurrir al salvaorejas tiene muchísimas ventajas y es uno de los complementos más recomendables a la hora de utilizar mascarilla.
| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com
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