Cuando adquirí mis anteriores gafas de sol en el Corte Inglés y a los dos años empezaron a caérsele la goma de sus varillas como si fuera mantequilla, decidí invertir algo más y buscar unas gafas de una marca que me resistieran, durasen y que, además, merecieran la pena. O sea: calidad 100% y durabilidad a prueba de bombas.
Mi único requisito (además de ser duraderas) es que tuvieran unos cristales con un tinte muy sutil, porque si de verano se ocultaba el sol quería poder seguir usándolas por cuestiones de protección UV. Además, que fueran espejadas, porque me encantan las gafas de ese estilo, y envolventes para protegerme del viento en caso de que quisiera usarlas en bici o haciendo algún deporte.
Como veis, los requisitos eran numerosos y el mercado es enormemente variopinto, así que la búsqueda a priori es bastante complicada.