Con mucha ilusión había adquirido yo mis zapatillas Yumas de trekking con la intención de que me durasen, al menos, todo el invierno. Ni eso siquiera. Acabamos de empezar precisamente el invierno, y ya están en las últimas. Una de las suelas está perforada y la otra está otro tanto de lo mismo y a punto de quedar también agujereada. Desastrosa la calidad de estas Yumas.
La cosa empezó a ir pronto mal. Tras un par de salidas con las nuevas zapatillas de Yumas, ya pude dar un veredicto sobre ellas. El principal es que, aún siendo casi nuevas (con un par de semanas de uso) sus signos de desgaste empezaron a ser más que evidentes. El más preocupante fue que su suela tenía partes que sin explicación alguna (bueno, la tiene, os lo diré en un momento) fueron desapareciendo, como si fuera una auténtica goma de borrar. Literalmente la zona de los tacos y dibujo en marrón se fue al garete, algo que empezó a quedar pronto patente sobre todo en la parte del talón (donde más presión ejerce el pie ya que es donde primero contacta con el suelo).