Veo a gente muy emocionada porque no tiene la guerra a las puertas de su casa. Gente que se pega al televisor como si vieran una entretenida película de acción, e incluso se dedican a poner mapas interactivos en sus blogs o redes sociales para seguir el conflicto armado de Rusia contra Ucrania. Vamos, como quien ve un partido de Champions. Patético.
No vamos a caer en esas groserías. Tampoco en el hecho de que los soldados rusos ahora, en lugar de llevar orgullosos aquellos Elektronika o Vostok con las estrellas rojas de la URSS por todas partes, ahora llevarán G-Shock japoneses (bueno, más bien chinos y tailandeses).
Eso sí, a cambio muchos otros aficionados, en su honor, lucirán estos días sus Vostok, henchidos de placer de sentirse partícipes en el conflicto, aunque sean unos participantes idiotas. Si el conflicto lo tuvieran en su puerta, muy diferentes serían las cosas.
Lo que me preocupa a mí son más bien los débiles, indefensos y, sobre todo, inocentes ciudadanos ucranianos que, sin comerlo ni beberlo se ven envueltos en una guerra. Como si lo que les pasó con la URSS, con la invasión comunista y con Chernobil no fuera ya suficiente. Ayer lo contaban medios de Kiev: hay mucha gente que sale de la capital, pero por desgracia los que no tienen coche, medios ni a dónde ir, esos tienen que quedarse. Tienen que quedarse para sufrir las consecuencias y pagar con su sangre las payasadas del mono que está sentado cómodamente "jugando a la brisca" en Moscú.
Todo esto recuerda demasiado a otro pirado que tenía un ridículo bigote de chiste y que arrastró a toda Alemania a la guerra el siglo pasado.
Y una vez más, por cierto, queda bien claro para qué sirven los militares y los miles de millones que se gastan en ejércitos y armas: para sembrar pánico, miseria y destrucción. Para nada bueno, en fin.
| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com
Los débiles siempre son los que salen peor parados. Las guerras, no son más que luchas económicas, a fin de cuentas, asesinatos a sueldo. Es triste.
ResponderEliminarMuy cierto eso que dices, Guti, qué gran verdad. No son más que asesinatos a sueldo, así es. De hecho muchos militares acaban pasando al sector privado y se convierten en mercenarios.
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