Cibelcao, el cacao que se adelantó a su tiempo


Dicen que hay casos que mueren de éxito, y otros que se adelantan tanto a su tiempo que acaban siendo unos incomprendidos y hasta menospreciados. Quizá un ejemplo de ello sea el caso que nos ocupa. Durante los años setenta fue relativamente popular el cacao en polvo de La Cibeles, comercialmente conocido como Cibelcao. En una época en la que enriquecer alimentos era algo muy poco habitual, Cibelcao añadía ya entre sus ingredientes fósforo y calcio. Su base, sin embargo, sigue siendo muy habitual entre los cacaos solubles de marca blanca actuales: era la harina (dextrinada), aunque no especificaban qué clase de harina. Hoy muchos fabricantes (lo hemos visto en esta misma publicación en otras ocasiones) usan harinas de arroz o de trigo. Nesquik, sin embargo, usa azúcar (de ahí que el Nesquik pueda disolverse tan fácilmente con leche fría).

En su época, hablamos de los años setenta, los mejores del mercado eran, sin embargo, Cola-Cao. A diferencia de ahora (que usan la terrible nuez moscada), cuando Cola-Cao era de Nutrexpa (y tenían el guión en medio en su nombre, por cierto), sus ingredientes, además de fosfato bicálcico, era la crema de cereales malteados, y aromatizantes.




Por eso muchos que recuerdan el Cola-Cao de antes, y lo comparan con el actual, dicen que no tiene nada que ver, y en efecto es así, ya que de aquella composición hoy nos queda bien poco (por no decir nada).

Volviendo a Cibelcao, su fabricante, chocolates La Cibeles, se introdujo en el mercado de los cacaos con un personaje típico en el panorama infantil asturiano, Pinín, llamando a su producto Caopinin (que por cierto, contenía además vitamina A, ingrediente que desapareció posteriormente en Cibelcao). No debió tener mucho éxito (lógicamente, porque en el resto de España apenas era conocido), y acertadamente rebautizaron su producto como Cibelcao, un nombre mucho más lógico y comercial.


Hace unos cuantos años (en los noventa), y muestra de su situación desesperada, La Cibeles trató de volver por sus laureles lanzando un clónico del Cola-Cao, hasta que Nutrexpa se enteró y les tumbó el negocio vía judicial. Fue una tontería mayúscula, muy difícil de explicar y de entender, máxime cuando ya tenían su propia marca, también muy antigua y legendaria, su propia tipografía, y su propia (y para nada desdeñable) historia. Uno no se explica cómo alguien así comete el error garrafal de intentar copiar a su rival, cuando bien podrían ser originales.

Hoy La Cibeles pertenece al conglomerado del Grupo Lacasa, con origen aragonés, y ya no queda apenas nada de aquel fabricante y de aquellos míticos productos que antaño tenían. La adquisición se realizó en 1996, con la compra de la antigua fábrica de chocolates y sus terrenos en Asturias. Lacasa también intentó hacerse hace unos años con Chocolates Trapa, pero la deuda a la Seguridad Social que arrastraban los palencianos les echó para atrás.


Actualmente La Cibeles (cuya denominación es Chocolates del Norte) no tiene ninguna identidad, solo queda en el imaginario colectivo y en el recuerdo de los más mayores del lugar, que recuerdan no sin cierta añoranza aquella variadísima línea de productos que poseían antaño, cuando competían incluso con los mejores cacaos del mercado, y sus chocolates tenían reconocimiento por toda España. En los años 70 era una de las marcas más populares entre los niños de mi generación, pero para los años ochenta ya habían desaparecido de todas las estanterías de la mayoría de locales comerciales.

La Cibeles surgió en 1917 de la mano de Don Tomás Moreno, que tenía una tienda de alimentación y allí mismo fabricaba el chocolate. No fue hasta 1925 cuando decide registrar la marca, aunque la fábrica como tal no se abriría hasta el año 1959 en el barrio de Buenavista en Oviedo (Asturias) bajo el nombre de La Cibeles y Menen Reunidas. La actual factoría, en Meres, un polígono industrial cercano a Oviedo, se inaugura en 1969. La marca intentó hacerse notar patrocinando cosas peregrinas, como un equipo de patines (Club Patín La Cibeles), cuando ese deporte era elitista, imaginamos que para dar una cierta "categoría" a sus productos que, a la vista está, no les funcionó. Perdiendo inversión, tiempo y dinero en esas tonterías, y estando cada vez más arrinconada en el negocio frente a sus competidores, al final tuvo que desistir de patrocinios y acabar vendida al mejor postor. Lacasa continúa fabricando chocolates, y continúa fabricando cacaos, pero ya no es lo que era y, en este sentido, es bien cierta aquella expresión de "cualquier tiempo pasado fue mejor".






| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com

2 comentarios :

  1. Me encantan estos reportajes históricos. Era bonito ver como las marcas locales antaño lograban competir, aunque fuera sin mucho éxito. Ahora, exceptuando marcas blancas, no queda casi nada por hacer.

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    1. Así es Guti. Incluso las marcas de ahora, como Cola-Cao, poco parecido les queda a lo que eran en sus orígenes.

      Todo evoluciona, lo cual no está mal, pero cuando ves que evoluciona a peor, entonces no se puede evitar sentir una cierta nostalgia.

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