Desde que Cacaolat dejara las manos de Rumasa y pasara - en 2011 - a la multinacional Damm (sí, los de la cerveza Estrella Damm), han ocurrido muchas cosas en esa famosa firma láctea española. De pasar a ser una marca a punto de desaparecer, sus productos se pueden ver ahora en todos lados y en todos los estantes de los supermercados, gracias, por supuesto, al poderío de la distribución de su matriz, Damm. Incluso han dado el salto a kioskos y han diversificado sus productos. Buena muestra de ello es que ahora podemos ver su reconocible envoltorio marrón y amarillo en pastelitos.
Supongo que a todos nosotros los pastelitos nos evocan buenos momentos de la niñez, y por eso nos resultan tan simpáticos y atractivos, aunque no los consumamos. En este caso el de Cacaolat es un pastelito muy convencional, de esos que seguramente todos habéis consumido (hemos consumido) de niños. Lo que me ha llamado mucho la atención es que en el lateral no tienen la descripción del producto en portugués (como suele ser muy habitual, ya que muchos fabricantes aprovechan la distribución en España para hacerlo también en Portugal), o en inglés, como es también costumbre. En el pastelito Cacaolat, reafirmando esas raíces catalanas tanto de la marca como de su ahora matriz, aparece la descripción del producto en catalán. Esto es: "pastisset de cacau amb llet" ("pastelito de cacao con leche").
No tengo nada en contra de ello, solo me causa extrañeza. Es decir, puestos a elegir idiomas españoles, ¿por qué no también en vasco? ¿O en vasco y en gallego? Llamaría mucho la atención un pastelito con su descripción en gallego, y normalmente no suele hacerse por una razón: el idioma oficial en toda España es el español. Así que no tiene sentido utilizar una lengua en un territorio donde predomina otra. Que Cacaolat use el catalán solo atiende a una razón: a contentar a los catalanes, y que éstos lo consuman, principalmente.
Esa forma de hacer política a través de envases de alimentos no me agrada nada, sobre todo porque me suena demasiado a movimientos fascistas (los nazis solían hacerlo, para inculcar al pueblo su ideología), que deberían estar ya olvidados. Por supuesto, la lengua no tiene culpa de nada, ni el catalán (ni el vasco, ni el portugués...) son malos en sí mismos, el problema radica cuando utilizas una lengua minoritaria para vender un producto donde la lengua hablada mayoritaria es otra.
Y dicho esto, vamos con lo que importa: el pastelito (o "pastisset", ya que estamos...). Lo que más sorprende es que en la imagen del producto que aparece en el envoltorio, veamos un sabroso y goloso pastelito con un interior de cremoso relleno de crema de leche, algo que no ocurre cuando lo abres, pues como podéis comprobar, el relleno es más bien marrón, no blanco.
Otra cuestión que ha captado mi atención es quién narices lo fabrica, porque sí: no lo pone. Tan solo te dicen: "fabricado para el Grupo Cacaolat, S. L.", y la dirección de Cacaolat. Fabricado "para", pero, ¿por quién está fabricado? ¿Quién es realmente su fabricante? Por lo que se ve, la factoría de Cacaolat, dedicada principalmente a la bebida, no tiene la capacidad ni la maquinaria industrial para fabricar pastelitos. Así que los encargan, y ellos solo los remarcan. He buscado por el envoltorio, porque a estas alturas no me extrañaría haber visto un "Made in China" o un "Made in P. R. C.", pero - suspiros - no es el caso. O al menos no lo han puesto.
Así que aquí veis, un "pastisset" Cacaolat con un lindo exterior, muy evocador, pero que - ironías de la vida - viene cargado con todo lo peor de los productos modernos de este tipo: ni se sabe fabricante, ni se sabe de dónde sale, y encima lo ponen en catalán y lo venden en el resto de España. Pues nada, a seguir inculcando el espíritu independentista con sus productos.
| Redacción: Duraderos.cc / Duraderos.blogspot.com
Del etiquetado en catalán no entraré. Será por motivos políticos, de marketing al venderse mejor en Cataluña, o un rasgo que retrotrae a sus orígenes. Ahora bien, que no diga quién ni donde se fabrica, a mi me parece un riesgo para el consumidor, aunque sea legal.
ResponderEliminarA este respecto puedo decir que de vez en cuando visito la Granja Viader, una antigua lechería, ahora pastelería que es donde surgió el Cacaolat.
Lo del catalán tampoco es que me quite el sueño, pero es algo que me llamó mucho la atención. Quiero decir, nadie lo hace, no he visto una botella de sidra etiquetada en asturiano vendiéndose por Málaga, por ejemplo.
EliminarPuede que sea por sus orígenes, pero entonces también debería llevar etiquetado en catalán la propia Damm, y no lo hacen. Es algo totalmente parcial entonces, y no lo entiendo. Me parece muy bien (bueno, ni bien ni mal, allá cada uno) que promulgen el catalán, pero oye, sé consecuente y hazlo en todos tus productos, no tires la piedra y escondas la mano.