Con el objetivo de pasar de las 160.000 unidades actuales, a las 250.000 en los próximos cinco años, la firma relojera helvética Frederique Constant ha inaugurado una nueva factoría en los alrededores de Ginebra (concretamente en Plan-les-Ouates) que es, además, donde suelen también establecerse muchas otras firmas de relojería de gama alta.
Por el nombre podría considerarse que Frederique Constant lleva mucho tiempo en el mercado, pero ni mucho menos. En realidad - atendiendo a la amplia historia que suelen tener otras firmas relojeras - solo llevan haciendo relojes desde 2004, habiendo realizado hasta la fecha 29 calibres.
La nueva factoría (o el edificio añadido, en realidad) cuenta ahora en total con 6.200 m2, es decir, dobla la anterior, que se asentaba sobre un edificio de 3.000 m2. En ella se encuentra una sala destinada a la Manufacture Experience, una moda que cada vez es más habitual donde se puede ver cómo trabajan y hacen los calibres y que, en un futuro, en Frederique Constant piensan convertir en museo (dada la reciente historia de la marca, un museo ahora mismo es demasiado temprano, solo sea por falta de historicidad).
Frederique Constant construyó su propia factoría en el mismo lugar en el año 2006, mientras que en 2016 recibió un fuerte empujón al ser adquirida la firma por los japoneses de Citizen. Ahora, se han convertido en la marca elitista y exclusiva con denominación suiza del popular fabricante japonés.
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