Prueba de las tazas de acero inoxidable de Ibili


Tras haber traido a Duraderos las tazas lacadas de Ibili, teníamos pendiente hacerlo con sus tazas de metal "desnudo", las que en Ibili llaman "potes" y que vienen a ser las tazas metálicas de toda la vida.

Al contrario que otras marcas como Laken, donde fabrican sus tazas de metal con peligrosos compuestos que tenemos que usar con mucho cuidado (con riesgo para la salud, como el aluminio), en Ibili la taza es de acero inoxidable, como cualquier otro recipiente metálico que podamos tener por la cocina, por lo que, en este caso, son mucho más seguras que las de Laken.




Lo bueno de estas tazas no es solo su durabilidad, sino que incluso puedes calentar (no cocinar) alguna que otra bebida en ella, ideal por ejemplo si estamos acampados y queremos calentar al fuego un poco algún líquido. Eso sí, calentándolas, el recubrimiento lustroso de metal se daña muy rápido, y acaban teniendo un aspecto muy feo.

Señalar respecto al calentamiento de alimentos que, como son totalmente de metal, incluyendo el asa, corremos mucho riesgo de quemarnos al cogerla, por lo que siempre que calentemos algo debemos tratar de cogerla con un paño como protección y, en su caso, si la llenamos con líquidos muy calientes deberemos evitar tocar el cuerpo de la taza, y cogerla por su asa.


Otra de sus ventajas es que son enormemente ligeras, apenas pasan de los 70 gramos, por lo que podemos llevarlas con nosotros en nuestra mochila o equipaje sin dificultad.

El reborde para beber tiene un acabado bastante bueno, aunque es incómodo porque es extremadamente delgado y tendemos a "morderlo" sin querer, lo cual puede acabar haciéndonos realmente daño. Además, el pliegue sobre la pared exterior deja un espacio por el que fácilmente se puede introducir suciedad, y es un nido de bacterias y hongos muy problemático. Habría sido genial que en Ibili hubieran hecho el reborde para beber como el que tienen sus tazas lacadas, que es ancho y fácil de limpiar (y también de beber por él). Así las cosas, esta taza exige una limpieza con cepillo concienzuda, no siempre posible cuando estamos en el exterior.


Pero sin duda lo más nefasto es el asa, pobremente anclada al cuerpo de la taza con cuatro débiles remaches (he probado a soltar el asa, y con un poco de fuerza "baila" para todos lados) y, además, el asa está hasta mal doblada, con una parte que sobresale ligeramente más que la otra. En realidad el asa no es más que un trozo de lámina de metal doblada y con rebordes, unos rebordes que, por cierto, son también muy difíciles de limpiar. Habría sido magnífico que en Ibili hubieran decidido incorporarle un asa soldada, y no "esa cosa retorcida" que le han colocado, pero inexplicablemente los de Ibili no lo han hecho.

En resumen, es como si hubieran cogido lo peor de sus tazas esmaltadas, y lo peor de una taza de metal (poco reborde, zonas difíciles de limpiar, remaches débiles...), y se lo hubiesen puesto a este pequeño "desastre" de taza. En Ibili podrían haber hecho un gran trabajo con ella, usando la calidad del metal, que es bueno, y poniéndoles el reborde de los modelos esmaltados con una asa en condiciones, es decir, soldada y robusta. No lo han hecho y en su lugar tenemos una taza mediocre que, como mencionábamos con las esmaltadas, se queda a medio camino. No cumple en higiene, ni en facilidad de limpieza, ni en durabilidad. Y es una pena, porque podría haber sido una gran taza de metal por encima de sus rivales, si en Ibili le hubieran prestado solo un poquito más de atención y empeño a este producto.
























| Redacción: Duraderos.cc / Duraderos.blogspot.com

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