Yo era una de esas personas que lo digitalizaba todo, que trataba de conservar lo menos posible en papel y que gestionaba su vida mediante la agenda del móvil y con archivos informáticos. Lo hice porque el papel me ocupaba mucho espacio, y tras el dolor que supuso deshacerme de toda mi biblioteca de libros físicos, me dije a mí mismo que no volvería a pasar por eso.
Es cierto que ya no adquiero libros físicos, no me gustan, me parecen un soberano incordio pudiendo tener ebooks y cómis en formato electrónico (y encima, muchos gratuitamente). Pero en el resto de cosas, he ido volviendo poco a poco al papel, y por varias razones.